Capítulo 14

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Aclaraciones: la portada no me pertenece, es de la artista @fery_dds.

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Nami intentó escrutar, estupefacta, aquellos ojos oscuros. Sus piernas temblaban, pero del frío. No sentía miedo. Law tomó fuertemente su mano y la ayudó a levantarse.

Sus dedos se cerraron férreamente alrededor de su pequeña muñeca, pero el tacto era cálido y suave. La atrajo hacia él, que con rapidez había apartado su flequillo y repasaba cuidadosamente sus facciones.

Apenas a un palmo de distancia, notaba la respiración agitada de aquel hombre a centímetros de su rostro, lo que hizo que su piel se erizase en respuesta. Sus movimientos fueron los de un profesional, repasó rápidamente las heridas y tras comprobar que no había nada grave, la condujo a la puerta.

–¿Qué haces aquí? –preguntó ella, siendo tirada por todo el pasillo, sin poder ocultar su estupor.

El cirujano no había soltado su brazo por miedo a que cayera por la falta de energías, su estado había empeorado bastante. Pero no respondió a la mujer, en su lugar pasaron a la recepción de la comisaría y Nami no pudo evitar lanzar un grito de sorpresa.

Tres cuerpos con aquel maldito uniforme descansaban encima de un amplio charco de sangre que decoraba el suelo de mármol. Pasaron por encima en dirección a la salida en completo silencio.

Law encendió la motocicleta y Nami se subió detrás como ya acostumbraba. Él condujo lo más rápido que pudo para alejarse de allí, la mujer se aferró a su cadera lo más fuerte que sus brazos le permitieron, por miedo a caer.

A lo largo del trayecto apoyó alguna vez la cabeza en el inicio de su hombro, agotada por el viaje. Era cómodo y agradable, aunque en el contexto de huída donde estaban poco podía disfrutar.

Volvió a aquella casa de la que había tenido tanto cuidado de escapar tiempo antes. El olor a sangre inundó sus fosas nasales. Law la había dejado en el salón, cerró de un portazo la entrada y se fue corriendo a su habitación a hacer algo que no tuvo tiempo de explicar.

Nami se quedó observando todo con cuidado, igual de ordenado e impoluto, tal y como recordaba. Salvo porque ese horrible cuarto del final del pasillo estaba abierto, y un pequeño reguero de sangre conducía hasta él.

La curiosidad mató al gato...

Era tentador. No pudo evitar echar un vistazo. Allá donde estuvo aquel corazón diseccionado ahora había algo más grotesco y reciente. Un pedazo generoso de piel arrancado, sangre por todas partes. Nami sintió la bilis golpear su garganta, sobre todo cuando descubrió aquel tatuaje de un pez sierra color azul que reconocería aún con los ojos cerrados.

–Señorita Nami –aquella voz a su espalda la sobresaltó– Es de mala educación curiosear sin permiso.

La chica se giró para encarar a Law, que se había cambiado y aseado un poco, eliminando todo rastro de sangre de sus brazos y cara. Ahora llevaba unos pantalones oscuros e iba sin camisa, mostrando aquel musculado torso decorado por una gruesas líneas que conformaban un tatuaje de un gran corazón.

En otra ocasión, Nami hubiera hecho algún comentario o posiblemente se hubiera avergonzado y mirado hacia otro lado, pero después de contemplar aquello, no supo cómo reaccionar. Sabía que Law era un jodido psicópata que guardaba partes de sus víctimas como trofeo, pero aquello era grotesco.

–¿Qué significa esto? –dijo, señalando con la mirada a la habitación de su espalda, las ganas de vomitar se iban calmando.

–Me he encargado de un problema –dijo, terminando de ponerse una camisa nueva y abrochar los botones bajo su atenta mirada.

Insomnia (AU LawNa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora