Epílogo

96 15 3
                                    

Aclaraciones: la portada no me pertenece, es de la artista @fery_dds.

❥✿❥ Epílogo ❥✿❥

Dressrosa ahora era un completo caos, sumida en el descontrol y la guerra entre pandillas. La familia Donquixote había caído, todos sus aliados les habían traicionado aquella noche. La policía había dictado una orden de búsqueda y captura para el cabecilla de la banda.

Les tendieron una emboscada cuando Doflamingo había acudido a la fábrica de SMILE a comprobar qué estaba ocurriendo. A duras penas lograron regresar a la mansión entre tanta masacre.

–¡Doffy, iré a por las armas! ¡Encárgate del dinero! –gritó Pica, el último de sus generales, antes de desaparecer por el pasillo hacia otra habitación.

El hombre rubio consiguió entrar en su despacho, apretando la herida de bala que tenía en el costado. Tenía el ceño fruncido y respiraba costosamente, aquello dolía más de lo que esperaba pero no iba a morir por esa nimiedad.

Se dejó caer en la cómoda silla de cuero que decoraba un elegante escritorio tallado en madera de caoba. Pulsó un botón secreto bajo la madera y un click se activó a su espalda. El retrato que tenía de su familia desapareció y en su lugar había una caja fuerte, pero extrañamente abierta.

Doflamingo se levantó abruptamente de su asiento, tanteando el aire dentro de la caja reforzada con la máxima seguridad. No había nada, tan solo un teléfono móvil negro, que reconoció como el de Trébol. Los lingotes de oro, las joyas, los billetes, todo había desaparecido.

–¿Qué significa esto? –gruñó, desbloqueando el aparato y viendo la pantalla con rabia.

Lanzó el teléfono al suelo y rebotó un par de veces antes de que el cristal se agrietara. El rubio pateó la mesa, furioso, olvidando su herida. Se marchó a toda prisa del despacho. El teléfono se volvió a bloquear unos segundos después, no sin antes mostrar el chat abierto en el teléfono de Trébol, con el propio Doflamingo. El último mensaje consistía en un selfie de Law y Nami sonriendo felices con los tesoros que les habían robado.

«Besos de la gata ladrona, y el cirujano de la muerte».

Y ya lejos de allí, una mujer de cabellos anaranjados abría por fin los ojos tras un largo sueño. Era la primera vez que volaba en avión y sentía el cuerpo agarrotado por el desfase horario. Doce largas horas sentada en el mismo sitio que casi se había quedado con el culo plano, pero no había mejor recompensa que llegar finalmente al aeropuerto de destino junto a la persona con la que había compartido sus últimas aventuras.

Era mañana, temprano. La luz se colaba entre las cortinas de la ventana del hotel. Nami bostezó y se intentó tapar los ojos por la molestia, pero una suave voz a su lado hizo que se girase sobre el colchón al lado contrario.

—Buenos días, preciosa.

—Buenos días, Law —murmuró aún dormida.

Se incorporó en la cama mientras él terminaba de vestirse. Nami no era boba, repasó con la mirada cada movimiento, como se subía los pantalones o se abrochaba la camisa.

—¿Cuál es el plan de hoy? —preguntó, curiosa, buscando su propia ropa entre el caos del suelo.

Desde luego que anoche lo pasaron bien pese al cansancio del vuelo, su cuerpo reclamaba urgentemente algo de acción, y vaya que si Law se la dio… Soltó una risita que atrajo de nuevo esa mirada gris.

—Tengo una sorpresa para ti.

Era un momento extraño, Nami sintió un cosquilleo en su vientre de la emoción. Desde que escaparon de Dressrosa, Law no había escatimado en gastos con ella, y es que realmente ahora eran millonarios después de robar a la familia Donquixote. Los cabos sueltos fueron atados, pudo reunirse con su hermana y saber que estaba bien, en compañía de Ace —su ahora pareja—, protegida y segura. Y que ninguna de las dos volvería a vivir en la miseria.

—¿Puedo saber cuál?

—Pero si te lo digo, ya no sería una sorpresa… —negó él, inocentemente.

Nami chasqueó la lengua de la molestia y se levantó del borde de la cama, dispuesta a encararlo, la verdad que tenía ciertas armas para convencerlo de lo que fuera. Rodeó su cadera inocentemente y pegó su pecho medio descubierto contra él.

—Mierda… —había murmurado Law al notar los pechos de ella apretarse contra él, además de las generosas vistas que tenía sobre su cuerpo desde esa posición—. Está bien, te lo diré.

Podía ser muy convincente cuando deseaba.

—Adelante —ronroneó la gata ladrona en su cuello, tenía a ese hombre a su completa merced.

Law suspiró en alto y rodeó su espalda con las manos.

—Si ya me lo has quitado. ¿Para qué preguntas?

—Tienes razón.

Nami soltó una carcajada orgullosa al separarse de su amante con dos papeles recién sacados del bolsillo del pantalón. Y cuando los giró para leer su contenido, se quedó muda.

—Los compré en el aeropuerto —explicó el cirujano.

Dos tickets rosas, el borde decorado con unas líneas doradas, y unas letras negras en grande decían «UTA».

Se abrazó a sí misma y quiso llorar, recordó la pequeña conversación que tuvo con Law sobre gustos musicales y las ganas que tenía de ir a un concierto de su cantante favorita. Sus ojos se humedecieron.

—Pero… ¡es mañana! —exclamó, leyendo todo el texto—. Además en primera fila. ¡No tengo nada que ponerme!

La muchacha comenzó a dar vueltas por la habitación, nerviosa, hasta que Law la detuvo de un brazo.

—Por eso vamos a comprar cosas hoy. Pasaremos el día fuera, ¿te parece bien?

—Por supuesto —soltó Nami, asintiendo muy convencida.

Con el corazón a mil, fue directamente a buscar algo de ropa decente para salir a la calle entre gritos y quejas. Y Law solo se cruzó de brazos mientras disfrutaba del espectáculo, de ver a Nami feliz, entusiasmada. Estaba orgulloso de haberla sacado del infierno donde estaba, aunque no había sido su primera intención con ella.

Lo que le importaba ahora era su bienestar, y se aseguraría de estar a su lado siempre para comprobar que todo siguiera en su sitio. Por ello esa misma noche, en la cual había reservado mesa en un restaurante de lujo —sorpresa que al menos podría ocultar de sus manos—, le pediría algo importante.

Y agradeció que Nami estuviera ocupada en sus cosas, porque la caja con el anillo era algo complicado de guardar en el abrigo que se iba a poner para salir esa misma mañana.

❥✿FIN✿❥

Notas finales: Ahora sí, me despido definitivamente de esta historia. Sinceramente es de lo que más he disfrutado escribiendo y eso que no suelen gustarme mucho los AU, espero que la hayáis disfrutado tanto como yo.

Tengo otras dos historias de Law en el perfil pero de momento me estoy centrando en Jujutsu Kaisen, aunque no es un adiós a One Piece, según quiera mi imaginación.

Gracias por apoyarme en todos los capítulos con vuestros comentarios bonitos y votos, el LawNa no es un ship muy frecuente pero a mí es que me encantan ese tipo de parejas xD.

Un beso, nos leemos pronto. <3

Insomnia (AU LawNa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora