Capítulo 24

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Aclaraciones: la portada no me pertenece, es de la artista @fery_dds.

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Trafalgar Law despertó después de una larga y extrañamente reconfortante noche. Se removió bajo aquella manta que apestaba a polvo, recordando su situación casi al instante. Alargó el brazo para buscar algo pero se dio cuenta de que estaba solo en aquella cama, ni rastro de Nami.

Se levantó con el corazón en la garganta, asustado de que la mujer hubiera decidido huir después de descubrir que él la había salvado de nuevo. Abrió la puerta de la vieja cabaña, aquel coche que había robado al difunto Gladius seguía ahí.

La buscó con la mirada, no fue complicado encontrar aquellos cabellos anaranjados que hasta un amanecer le tendría envidia. Nami yacía inerte con la mirada al frente, admirando el precioso paisaje que se abría ante sus narices, un enorme lago con el agua tan clara y limpia que parecía un espejo del cielo.

El cirujano dudó en perturbar su momento tranquilo pero decidió caminar a donde estaba ella. Carraspeó levemente, atrayendo la atención de la chica al instante, quién buscó sus ojos y esperó aquellas palabras.

–Lo siento –fue lo primero que dijo Law al entrar en contacto con su intensa mirada– Siento lo que te dije ayer, yo…

Nami asintió en silencio pero no añadió nada más, en su lugar se volvió a girar hacia el lago, callada. Law apretó los labios, era terrible con las disculpas. Había sido una persona tan orgullosa y osada toda su vida, que ahora le costaba sincerarse.

No. Si quería recuperar la confianza de Nami, debía dejar todo aquello de lado. Se armó de todo el valor que pudo, hablar sus sentimientos lo hacía sentir tan débil. Alargó sus manos, dudoso, y tomó la de ella entre sus dedos, acariciando el dorso con cuidado.

–Siento no haberte pedido ayuda, he sido un gilipollas contigo –se volvió a disculpar.

Creyó ver una fugaz sonrisa en el rostro de la  mujer pero tal vez solo era su imaginación, pues su semblante seguía serio. Alzó aquella delicada mano hasta sus labios y la besó con todo el cuidado del mundo. Buscó de nuevo desesperado su mirada. Aquellos ojos marrones escrutaban cada esquina de su ser.

–Te he fallado, y no me perdonaría jamás que te pasase algo, Nami.

La mujer sintió una pequeña presión en el pecho, era la primera vez que la llamaba por su nombre sin usar el "señorita" delante. Sus manos se movían temblorosas entre la suya, entrelazaron los dedos como hicieron aquel día. Ninguno de los dos se inmutó en un largo rato.

Law tiró de la chica con cuidado, atrayéndola a su pecho. Nami no protestó, se apoyó en él y cerró los ojos, disfrutando de aquel momento íntimo. Su barbilla estaba a la altura de su pelo, besó el cuero cabelludo y posteriormente su frente, sus manos seguían unidas y ninguno quería marcharse.

Entonces Nami se separó a escasos centímetros de su pecho, levantando la mirada para buscar esos ojos grises, suplicantes. El cirujano bajó la mano hasta el rostro de ella, acariciando un pequeño mechón suelto, peinándolo detrás de la oreja. Y se inclinó un poco hacia ella, dudando de su propio juicio.

–¿Esta vez vas a huir también como un cobarde? –había tenido la osadía de preguntar Nami con una pequeña sonrisa.

Law enarcó una ceja, no sabía si se refería a lo que tenía pensado hacer o a la discusión de ayer, o tal vez a aquella vez hace meses donde casi la besa también. Demasiadas cosas en la cabeza.

–No pienso irme –fue lo que respondió Law con tono serio y decidido.

Se acercó un poco más. Nami sentía la respiración del moreno en su rostro, cálida, agradable.

Insomnia (AU LawNa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora