Capítulo 18

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Aclaraciones: la portada no me pertenece, es de la artista @fery_dds.

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Trafalgar Law deseó haber amanecido de manera más agradable, pues acababa de abrir los ojos por un molesto ruido en la puerta, aunque sentía un peso sobre su pecho y un ligero olor a perfume.

Toc toc.

Alargó el brazo al interruptor de su lado de la cama y encendió la luz para descubrir una pequeña sorpresa. Nami dormía plácidamente acunada contra su cuerpo, bajo las sábanas blancas.

¿En qué momento se había acercado tanto? Aunque la verdadera cuestión era, ¿tan cansado estaba que ni él, acostumbrado a dormir con un ojo abierto, se había dado cuenta de ello?

Ya tendría tiempo para pensar después. Movió ligeramente a la chica para despertarla.

-Bella durmiente, arriba -le murmuró.

-Ummm... -dijo, abriendo los ojos poco a poco.

Toc. Toc.

Otra vez alguien llamó a la jodida puerta. Tuvo ganas de levantarse y mandar a la mierda a todo aquel que se atreviera a perturbar su descanso, pues realmente tenía mal despertar, pero eso no pasó.

-Policía, ¿Puede abrir la puerta?

Nami había abierto los ojos lo suficiente para ver a Law a un palmo de su cara, posteriormente intentó gritar y apartarse por la sorpresa. Pero una mano tatuada tapó su boca y con el dedo de la otra la instó a guardar silencio, señalando la puerta con la mirada.

-Jefe, no parece que haya nadie dentro -dijo alguien al otro lado.

La pelinaranja tomó la mano de Law entre las suyas y la quitó con cuidado, se quedó callada, pero apartándose del moreno poco a poco.

-Vamos a pedirle la tarjeta a la dueña.

Unos pasos se alejaron afuera en el pasillo. Ambos se levantaron como alma que lleva al diablo y buscaron sus cosas lo más rápido posible.

-¿Cómo te atreves a aprovecharte de mí? -comenzó a preguntar ella a la vez que guardaba todo en la mochila.

-Ya discutiremos esto más tarde, señorita Nami, ahora tengo cosas más importantes que pensar -la cortó el cirujano, repasando que tenía todo en los bolsillos- ¿Estás preparada?

-Sí -afirmó Nami, aferrando la mochila con sus cosas delante de la puerta, sin salir aún.

-Bien, este es el plan -dijo acercándose a ella- Nos vamos por el parking que tiene el hotel detrás y robamos un coche. ¿Te crees capaz de abrir uno sin que salte la alarma?

-¿Por qué vulgar ladrón me tomas? Por supuesto que sí -respondió Nami, inflando el pecho de orgullo.

-Pues vamos -le ordenó.

Nami giró con cuidado el pestillo y luego el pomo, asomó la cabeza, estaba despejado. Salió a la calle haciendo un gesto a Law de que la siguiera. Había un coche patrulla aparcado justo al lado de la motocicleta del moreno, por lo que quedaba descartado usarla para escapar.

Maldita sea, con lo cara que había sido. Y todos los momentos bonitos que pasaron juntos...

No había policías a la vista, estarían donde la recepción tal y como habían escuchado, pidiendo la tarjeta de su habitación para registrar.

Ambos corrieron rodeando el edificio por el otro lado, llegando al aparcamiento trasero. Por desgracia no había mucho donde elegir, una camioneta cutre que se caía a pedazos, una furgoneta que iba por el mismo camino y un coche de la marca Renault, algo viejo.

Se acercaron al vehículo pequeño, agachados a la altura de la puerta. Nami sacó un par de horquillas de algún lado y comenzó a forzar la puerta.

-¿Cuánto tardarás? -preguntó el cirujano, controlando que no se acercara nadie.

-Si no me desconcentras, poco -dijo ella, mordiéndose el labio.

No era la primera ni la última vez que había forzado la puerta de un coche. Generalmente la gente era tan descuidada de dejar cosas de valor a simple vista. Y no era fanática de romper cristales, lo suyo era más bien el sigilo.

Click.

-Bingo -murmuró, terminando de abrir la puerta.

-¿Y sabes hacer un puente? -preguntó Law a su lado.

-No llego a tanto, ¡no tengo ni carnet! -se defendió.

Law rodó los ojos, como si hiciera falta eso para saber trucar un coche. Le hizo un gesto para que le dejara hueco y poder entrar él.

-Vigila, que no vengan aquí -pidió.

Nami rodeó el pequeño coche, observando todas las esquinas. De pronto unas siluetas aparecieron tras la pared más alejada, eran los dos policías. Llevaban algunas tarjetas en las manos y parecían seguir comprobando cada una de las habitaciones. No tuvo tiempo de girarse hacia su acompañante para meter prisa, pues había conseguido puentear el coche y éste hizo su característico sonido al arrancar, llamando la atención de los dos hombres.

-¡Eh! -gritó uno, corriendo hacia ellos- ¡Deténgase, policía!

-¡Maldita sea! -exclamó Nami, subiendo al asiento del copiloto y cerrando de un portazo- ¡Arranca!

Law había quitado el freno de mano, cambiado de marcha y apretado el acelerador tan rápido como pudo. El coche levantó una intensa nube de polvo del derrape en el parking y salieron disparados a la carretera más cercana, dejando a los dos policías gritando cosas a sus espaldas.

Tras un largo minuto de haber iniciado su viaje, aún en tensión y sin parar de revisar el retrovisor, Nami por fin se acomodó en su asiento y se puso el cinturón.

-¿No deberías ponértelo? Por si nos persiguen -preguntó ella, recobrando el aliento.

Law la miró de reojo pero sin perder de vista la carretera, pues aunque viajan solos iba a máxima velocidad para huir lo antes posible.

-¿Quieres que suelte el volante? -bromeó.

-No, pero por si hay un accidente... -continuó.

-Si chocamos a esta velocidad, tú también saldrás disparada, señorita Nami -señaló el velocímetro, iban a ciento sesenta por hora- Y moriremos en el acto.

-Qué palabras más alentadoras -bufó ella, poniendo los ojos en blanco.

-Mira si hay algún mapa en la guantera, ¿quieres? -suavizó el tono.

Nami le dedicó una mala mirada por darle órdenes, antes de revisar los compartimentos del coche. Para su desgracia no encontró dinero, pero sí cosas inútiles como unas gafas de lectura y unos chicles de menta. Por último revisó el cajón que tenía delante y efectivamente, sacó un pequeño papel plegado.

-¿Sabes leerlo?

-Prefiero Google Maps, pero no tengo mi teléfono ahora mismo -se burló.

La mujer desplegó el mapa, que constituía un trazado a escala de todo el país. Localizó Dressrosa, dibujó mentalmente una línea por las carreteras que habían ido y dónde estaban ahora, no fue difícil de localizar.

-¿A dónde vamos? -preguntó la pelinaranja.

-Vamos a un pueblo del norte llamado Swallow, posiblemente tardemos más de una semana si contamos paradas y descansos... -hizo ademán de tomar el mapa pero recordó que no podía soltar ni un centímetro el volante- ¿Puedes mirar las carreteras secundarias?

-Si, señor mandón -respondió Nami, buscando con el dedo su objetivo.

Se acomodó en el asiento cuando Law redujo la velocidad por la carretera. Encima su acompañante era de pocas palabras, y cuando hablaba solía ser para burlarse de ella. Aquel viaje iba a ser muy muy largo.

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Insomnia (AU LawNa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora