Capítulo 27

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Aclaraciones: la portada no me pertenece, es de la artista @fery_dds.

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Nami despertó más contenta que de costumbre, se giró en el colchón para tomar su ropa y vestirse lentamente, recordando cosas de la noche anterior. Los colores se le subieron al rostro pocos segundos después. Hacía algo de frío porque la chimenea se había apagado.

Cuando hubo acabado, rodeó el cabecero y se sentó en la otra esquina, admirando el sueño profundo de Law. El hombre dormía boca abajo con la cabeza ladeada hacia ella. Apartó un mechón de pelo negro, se veía tranquilo.

Hizo una mueca y abrió lentamente los ojos. Cuando procesó donde estaba, solo pudo sonreír ampliamente al chocar su mirada con la jovial de Nami.

–Buenos días –le había saludado ella con tono meloso, acariciando los músculos de su espalda y trazando círculos en los tatuajes.

–Hola –devolvió el saludo, incorporándose.

El moreno aún seguía desnudo, al levantarse la manta cayó hasta el inicio de su cintura y Nami no pudo evitar observarlo atentamente.

–¿Quieres una segunda ronda? –ofreció al notar la intensa mirada de ella.

–Me encantaría pero... –señaló el plástico azul tirado en el suelo– Hay que comprar más.

Law soltó una risita traviesa cuando terminó de estirar sus brazos, levantarse y vestirse lentamente bajo esos concentrados ojos marrones. No supo quién de los dos estaba disfrutando más con aquello.

Ambos dejaron todo recogido, revisando de no olvidar ninguna pertenencia importante. Subieron al coche y el cirujano condujo al pueblo más cercano. Esta vez el viaje fue bastante diferente.

Si bien Nami no se callaba ni debajo del agua anteriormente, ahora hablaba y Law la observaba por el rabillo del ojo respondiendo a veces con algún comentario que le devolvía los colores al rostro de golpe. Pero su actitud hacia ella había cambiado, era más atento, cariñoso y solía dedicarle algún que otro cumplido. Su risa le pareció tan maravillosa, tan brillante.

Una hora después, Law había aparcado frente a un supermercado de barrio después de entrar a un pequeño pueblo. Se separaron para comprar provisiones. Entregó a la chica un pequeño fajo de berries y le encargó buscar comida para los días siguientes. Él había marchado a buscar una farmacia para comprar ciertas cosas.

Cuando acabó de hacer todo, se quedó dentro del coche esperando, por miedo a que alguien la reconociera por las noticias. Law no tardó mucho más en llegar. Abrió la puerta del conductor y le arrojó una pequeña bolsa azul. Nami la había atrapado en el aire y se quedó mirándola fijamente. Sacó la primera caja que había.

–¿Cómo sabías que me iba a bajar la regla? –preguntó curiosa, señalando los tampones.

–He estado calculando tu ciclo menstrual completo por si presentabas alguna anomalía –explicó, girando la llave y encendiendo el motor.

–Vaya, qué atento. Ventajas de liarte con un doctor, supongo –se encogió de hombros.

–Hay más cosas en la bolsa –dijo Law, disimulando una sonrisa en sus labios.

Entonces Nami metió la mano y sacó otra caja del mismo tamaño pero de color rojo. En el cartón claramente ponía un "veinticuatro" en líneas blancas y mayúscula.

–¿Cuánto tiempo crees que tardaremos en gastarlos? –bromeó con los preservativos.

La pelinaranja bufó en respuesta y el moreno rió por ello. Llegaron a un pequeño hostal apartado del pueblo donde estaban realizando sus compras. Law fue a pedir una habitación donde pasar la noche y ella decidió acompañarlo. Aunque siguieran usando la excusa de pareja recién casada que buscaba un lugar donde pasar la noche, su actitud acaramelada y que iban tomados de la mano ayudaba mucho a que fuera creíble.

Insomnia (AU LawNa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora