El suave rayo de sol que se colaba por la ventana me despertó abrazando a Charles por la espalda. Después de nuestra charla, el cansancio nos venció y nos quedamos dormidos en la cama de Erick. Con cuidado, me deslicé fuera de la cama, procurando no despertarle. Cogí la mochila que había preparado la noche anterior y salí de la habitación en completo silencio.
La casa seguía sumida en la tranquilidad matutina. Fui hasta mi cuarto, donde ya tenía lista la ropa para el día. Tras una ducha rápida que me despejó por completo, me vestí y salí al pasillo, solo para encontrarme de frente con Carlos, apoyado despreocupadamente en el marco de la puerta con una sonrisilla burlona en la cara.
—Vamos a ver, Ericka... Siempre me había imaginado que tú serías la cuchara pequeña, no al revés —dijo, con tono socarrón.
—¡Cállate ya, pesado! —le respondí, tirándole un pañuelo que llevaba en la mano, pero él lo esquivó con facilidad, riendo.
—¿Qué obsesión tienes con tirarme cosas? —protestó, aún riendo—. Ahora en serio, ¿no me iré a convertir en tío otra vez, no?
—Carlos, no seas idiota. No ha pasado nada, solo hablamos —repliqué, cruzándome de brazos—. Y tú, ¿qué hacías tú en la habitación de Iko, cotilla?
—Pues fui a tu cuarto a despertarte, y como no estabas, me asomé al de Erick y, ¡sorpresa!, mira que parecíais de un anuncio de lo felices que dormíais.
—¿Quieres un café? —corté la conversación, ignorando su comentario y dirigiéndome a la cocina—. Papá dijo que nos esperaba con el desayuno.
Carlos asintió con una sonrisa y se dejó caer en una de las sillas de la cocina mientras yo preparaba el café. La cafetera emitía los primeros borboteos cuando escuchamos pasos detrás de nosotros. Lorenzo y Charles aparecieron, uno detrás del otro. Lorenzo me dio un beso en la cabeza y Charles hizo lo mismo, antes de palmearle la espalda a Carlos, que les devolvió un gruñido amistoso.
—El año pasado te estabas quejando de que nunca te invitábamos a casa, y mírate ahora: duermes en el cuarto de mi sobrino y entras a la cocina como si esto fuera tuyo —dijo Carlos con una media sonrisa, mirando a Charles.
—Bueno, supongo que me vas a ver más seguido por aquí —respondió Charles con naturalidad—. Erick me tiene bien fichado.
—Normal, si ahora te llama "papá"... Tiene sentido, ¿no? —comentó Carlos, mirando de reojo a Lorenzo con una sonrisa traviesa—. Es más, deberías darme las gracias, porque fui yo quien le iba diciendo a Erick que serías su futuro padre.
—¿A quién llama papá quién? —preguntó el monegasco mayor en español aún con sorpresa.
—Erick ayer le preguntó a Charles si podía llamarlo papá —le informé a mi mejor amigo mientras sonreía.
La noticia llenó la cocina de un cálido y conmovedor silencio.
—Entonces oficialmente ya soy tío —escuchamos a Arthur al entrar a la cocina.
Una risa generalizada y un ambiente alegre llenaron la cocina. La familia y los amigos compartieron el desayuno, celebrando el nuevo capítulo en sus vidas y las conexiones que los unían de manera tan profunda y significativa.
ESTÁS LEYENDO
Un Corazón con Motor
ChickLit"La velocidad es mi marcapaso" Ericka de los Ángeles Sainz Vázquez de Castro; hija del legendario piloto de rally Carlos Sainz, y hermana melliza del reconocido piloto de Fórmula 1, Carlos Sainz Jr y piloto de turismo Ericka ha atravesado incontable...