XXXVIII.- Lleno de Estrellas

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Estaba acostada en la cama de la habitación del hotel, el suave murmullo de la televisión en el fondo proporcionaba una banda sonora distante mientras me concentraba en mi trabajo. Mis dedos se movían rápidamente sobre el teclado de la laptop, revisando y ajustando los detalles de un proyecto importante para mi empresa en Madrid. La pantalla iluminaba mi rostro con una luz azulada, y apenas era consciente de lo que se transmitía en la televisión.

Charles acababa de salir del baño, su cabello todavía húmedo por la ducha, y se dirigía a la cama con una toalla en la cintura. Estaba distraída con mi trabajo, absorta en los gráficos y documentos que llenaban la pantalla de mi ordenador, cuando su voz rompió mi concentración.

—Ya nuestra relación es pública, Ika —dijo, con una mezcla de sorpresa y diversión en su voz.

Parpadeé, levantando la vista del ordenador y enfocándome en Charles.

—¿Qué cosa? —pregunté, mi tono confuso mientras intentaba entender a qué se refería.

Charles no respondió de inmediato, sino que tomó el control remoto y subió el volumen de la televisión. La pantalla mostraba una serie de imágenes que captaron mi atención de inmediato.

Había una foto de nosotros caminando por la playa en Mónaco, con el pequeño Erick en brazos de Charles, claro que no salía la cara de mi hijo. Otra imagen mostraba a Charles y a mí llegando al aeropuerto de Budapest, él cargando nuestras maletas junto a Joris. También había una foto de nosotros dos tomados de la mano, esperando nuestro vuelo a Bélgica, y una última imagen capturaba un momento íntimo en el que Charles me abrazaba, dejando un beso tierno en mi cabeza.

La presentadora del programa hablaba con entusiasmo sobre nuestra relación, describiéndonos como la pareja del momento, mientras las imágenes seguían desfilando en la pantalla.

La hija del legendario piloto Carlos Sainz y el as de la Fórmula 1, Charles Leclerc, parecen estar más cerca que nunca —comentó una de las presentadoras con una sonrisa radiante—. Es maravilloso ver a una pareja tan encantadora compartiendo momentos familiares y felices.

Otra presentadora, sentada a su lado, parecía menos entusiasta.

Sí, pero ¿no creen que esta relación puede ser una distracción para Charles? —comentó, su tono lleno de escepticismo—. Además, ¿qué tan serio puede ser si todo esto ha salido a la luz tan de repente?

Sentí que mis mejillas se sonrojaban y mi corazón latía con fuerza. Giré para mirar a Charles, quien me observaba con una sonrisa apaciguadora.

No sabía que nos habían fotografiado —dije, mi voz era un susurro lleno de sorpresa.

Bueno, es Mónaco. Siempre hay alguien con una cámara —respondió Charles, encogiéndose de hombros.

Pero el tono cambió drásticamente cuando la siguiente presentadora tomó la palabra, su expresión severa.

Bueno, no todo el mundo está tan emocionado con esta relación. Hay quienes opinan que esto es solo un truco publicitario para desviar la atención de los recientes problemas en la carrera de Leclerc. Y algunos incluso cuestionan si esta relación es genuina o simplemente una estrategia mediática.

Me quedé sin palabras mientras observaba la pantalla, absorbida por la conversación que se desarrollaba sobre nuestra relación. La primera presentadora seguía hablando con entusiasmo, destacando lo felices que nos veíamos en las fotos y la aparente solidez de nuestra relación.

No hay duda de que esta pareja es la sensación del momento. Son jóvenes, exitosos y claramente enamorados —decía con una sonrisa, mientras las imágenes de nosotros desfilaban una tras otra.

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