XVIII.- Tanta Bondad

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Con el sol comenzando a ponerse en el horizonte, supe que había sido un día maravilloso. Erick había tenido un cumpleaños lleno de emoción y amor, y eso era lo que más importaba.

Mis padres decidieron llevarse a Erick a la finca y Pascale los había acompañado, ya que Carlos había organizado una reunión en la casa familiar con los chicos de la parrilla que habían venido, y también algunos otros amigos que mis hermanos y yo teníamos en común, mi madre sabía que algo parecido iba a pasar después de la fiesta de Erick por lo que se había adelantado días anteriores para advertirnos de nuestras responsabilidades.

Nosotros iremos mañana por la mañana a acompañar el resto del fin de semana.

—Más vale que sus amigos no dejen la casa patas arriba —avisa Blanca entrando a la casa después de que le haya abierto la puerta.

—Estaremos en el patio —le informo —, nadie va a entrar aparte de los Leclerc y nosotros.

Salimos al patio trasero, donde la atmósfera festiva continuaba. Había música, risas y conversaciones alegres. Carlos, y otros amigos se reunieron alrededor de la parrilla, supervisando la preparación de la cena. Era un momento relajado y alegre.

—Eri, ¿quieres hamburguesa o salchicha? —me preguntó Carlos mientras volteaba las carnes en la parrilla.

—Tu especialidad, por favor —respondí con una sonrisa. Sabía que la comida preparada por Carlos siempre era deliciosa, pero no mejor que la mía.

—Saliendo una hamburguesa para la dama —avisa mi mellizo.

Mi mellizo se dispuso a preparar la hamburguesa con esmero, y mientras esperaba, miré a mi alrededor. La fiesta era una amalgama de risas, conversaciones animadas y música. Todos estábamos disfrutando de la compañía del otro y celebrando la vida.

Ericka —me llamó una voz desde el otro lado del patio.

Me volví y vi a Lando, sonriendo mientras se acercaba.

¡Hola, Lando! —respondí con entusiasmo—. ¿Cómo ha estado todo?

Lando se unió a mí en la parrilla y miró las carnes cocinándose.

Todo ha estado genial. Disfrutamos mucho la fiesta de Erick, y la comida estuvo deliciosa. —Sonrió mientras me miraba—. Me alegra verte nuevamente. Ha pasado un tiempo desde la última vez que nos vimos.

Exagerado —le dije con diversión—. Solo no nos veíamos desde hace tres semanas desde el GP de Australia. Y ahora estás en mi casa.

Lando y yo compartimos una risa, recordando las buenas conversaciones y la diversión que siempre teníamos cuando nos encontrábamos. Habíamos forjado una amistad sólida a lo largo de los años, y siempre era un placer pasar tiempo juntos.

En ese momento, mi mellizo entregó una deliciosa hamburguesa recién preparada, y agradecí su esmero y talento culinario.

—Gracias, Chili —le dije con cariño mientras tomaba la hamburguesa. Sabía que su comida era de las mejores.

Ericka —me llama Daniel que venía a paso apresurado hacia donde estaba —Esto va a ser rápido, aún tienes esa botella de Gin que te regaló tu amiga la que tiene la destilería.

Daniel se dirigía directo al punto, y antes de que pudiera pedírmela, le di un mordisco a mi deliciosa hamburguesa.

No te la voy a dar —le dije con una sonrisa traviesa mientras disfrutaba de mi comida.

Daniel no se dio por vencido tan fácilmente y cambió su solicitud.

—¿Y las de whisky?

Tomé un sorbo de mi bebida mientras consideraba su solicitud.

Un Corazón con MotorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora