III.- Algo Nuevo

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Mónaco, 14 de octubre de 2013

Vacaciones de otoño. Después de una serie de exámenes intensivos en la universidad, necesitaba un descanso. Jules me había invitado a pasar la semana con su familia, inicialmente planeábamos llegar a Niza, pero hubo un pequeño cambio: aterrizaríamos en el aeropuerto de Niza para luego dirigirnos a Mónaco, ya que Jules quería visitar a unos amigos de la familia que estaban de cumpleaños.

Vale, acabamos de llegar de Suzuka y tú me haces tomar un viaje aún más largo —le reproché a Jules mientras acomodaba mi asiento.

Es más corto que ir a Madrid o a Londres —me respondió con una sonrisa.

Mejor cállate —dije mientras me acercaba para darle un corto beso en los labios.

—¿Así de pequeño? —me miró con una sonrisa traviesa.

Me las voy a cobrar, Angie —dijo con un tono juguetón.

Les yeux sur la route, Monsieur.

Toujours, mademoiselle. La sécurité d'abord —respondió con una sonrisa mientras colocaba sus manos en el volante y subía el volumen de la canción que habíamos puesto antes de nuestra conversación. La música continuaba: "And if you have a minute, why don't we go..."

El viaje desde el aeropuerto de Niza hasta Mónaco fue bastante agradable. El paisaje costero era espectacular y el clima soleado añadía un toque especial al ambiente. Disfrutamos de la música en la radio, conversando sobre trivialidades y riendo juntos.

Finalmente, llegamos a Mónaco y nos dirigimos a la casa de los amigos de la familia de Jules. Ya conocía a sus padres, y él conocía a los míos porque nuestras familias se habían cruzado en Italia durante el Gran Premio de Monza. Así que este viaje no era para presentarnos oficialmente, sino para conocer a los Leclerc, amigos de la familia Bianchi por los patriarcas de ambas familias.

Aunque ya conocía a Lorenzo, Jules siempre hablaba de un tal Charles, quien, según él, había sido su pupilo en karting. Jules me había mencionado que Charles solía bromear diciendo que me odiaba, pero yo temía que pudiera ser cierto.

Yo creo que sí me va a odiar —le dije a Jules cuando llegamos a la puerta de la casa.

Si te odia, te voy a odiar a ti —respondió con una risa suave mientras me daba un abrazo reconfortante antes de tocar el timbre.

La puerta se abrió y fui recibida por una cálida sonrisa de Lorenzo Leclerc.

—¡Bienvenidos! —exclamó mientras se acercaba para abrazar a Jules y luego a mí. —¿Cómo está la nueva WAG? —preguntó con un tono juguetón, y yo puse mi mejor cara de desesperación ante su pregunta, provocando risas de ambos.

Ahí vamos —respondí con una sonrisa.

Vas mejorando el francés —bromeó Lorenzo.

Tengo unas ganas de lanzarte algo a la cara —le respondí, medio en broma.

Mejor entremos —nos interrumpió Jules mientras Lorenzo se hacía a un lado para que pudiéramos pasar.

En la sala, vi a dos chicos discutiendo sobre algo que no captaba del todo. Fijé mi atención en el más alto, castaño casi rubio, cuyos ojos verdes avellanados me llamaron la atención cuando volteó hacia nosotros. Jules ya me había mostrado fotos de él, así que sabía que el chico era Charles.

—¡Cocker, no! —gritó alguien.

Pero el perro ya se había lanzado hacia mí, haciéndome caer sentada en el suelo mientras comenzaba a jugar con él.

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