Cassandra
La casa de Blair sigue siendo la misma. Su perra Lana corretea por el salón hasta subirse a mis piernas. La acaricio la cabeza y va directa a Nate.
En mitad del salón ya ha organizado la comida de navidad. Una mesa redonda, cómoda y familiar con un pavo asado en el medio.
–Estáis en vuestra casa. –nos dice. –¿Qué queréis beber?
–Coca-Cola. –digo.
–Lo mismo. –responde Nate.
Blair nos mira por turnos y yo la fulmino con la mirada. Acaba riendo y se va a la cocina.
–¿Estás bien? –me pregunta Nate.
Apoya su mano en la parte interna de mi codo.
Le miro.
Lleva un jersey negro remangado hasta los codos. Claro, él nunca tiene frío. Y usa unos vaqueros del mismo color.
Estaba muy guapo.
–Sí. Sí, estoy bien.
Él esboza una sonrisa triste. Odiaba cuando hacía eso. Sentía que le daba pena.
Nate abre la boca para decir algo, pero la llegada de Blair lo interrumpe.
Busco a Cameron con la mirada. Esta jugando con Lana a la pelota. Y esta riendo tanto que me contagia la risa.
Blair nos tiende dos copas de Coca-Cola y me río por el detalle.
–Sentaos, por favor. –señala la mesa con un sutil movimiento de brazo.
Me siento al lado de ella y de mi hermano. Enfrente de mí se sienta Nate.
–¿Qué tal si empezamos desde el principio? –propone Blair.
Miro a Cameron. No estaba atento a la conversación. Estaba jugueteando con Lana desde su sitio. No se enteraría.
Y le contamos todo desde el principio.
Le conté que me reclutaron para la Blue Thunder para vengar a mis padres y salvar América. Le conté que me enamore de Zack, que conduje una carrera con un coche en llamas en Oporto, que maté a Bianca en Roma, (gesticulando demasiado para que Cameron no oyera nada), que salte de un helicóptero en Londres y que maté al jefe de la agencia que bombardeó mi hotel y a la mitad de sus soldados. Le conté que me hice cargo de su agencia, pero que decidí deshacerme de ella.
Que le prendí fuego.
Y que ahora seguramente fuera una fugitiva, y por eso vivo en una cabaña, junto a Nate, que le conocí en la agencia y se pasa a ayudarme.
–Y eso es todo. –exhale.
Blair tardó alrededor de medio minuto en asimilarlo todo.
–Siento tener que haberlo ocultado, pero...
–Es flipante...–susurro para sus adentros.
–¿Qué? –me extrañe.
–¡Es flipante! –me dice. –¡Has salvado nuestro continente!
Miró a Nate. Él se ríe junto a Blair.
–Yo no lo describiría así, pero...
–Siempre supe que el hotel se te quedaba pequeño. Era tu destino.
̶M̶i̶ ̶d̶e̶s̶t̶i̶n̶o̶ ̶e̶s̶ ̶m̶o̶r̶i̶r̶.
Fuerzo una sonrisa.
Siempre me había sentido bien conmigo misma. Siempre había considerado que era alguien amable, empática, solidaria.
Pero ahora me sentía temida. Sentía que era una casa embrujada en un pueblo con poca población. Una casa de la que se cuentan miles de leyendas, de cosas atroces que pasaron en su interior. Una casa que cuando la gente pasa por enfrente de ella, acelera el paso y sus pulsaciones se vuelven frenéticas.
En esa casa si paso algo atroz.
Yo y mis pensamientos vivíamos en ella, pero yo maté a mis enemigos y mis pensamientos se enfadaron conmigo. Se enfadaron tanto, que se pusieron en mi contra. Me echaron de mi propia casa, y dejé en ella miles de pensamientos.
"¿Quiénes eran mis padres?"
"¿Vendrá alguien a por mí?"
"¿Querrán matarme?"
–Cassandra. –me llamaba Blair, sacudiendo su mano enfrente de mí para llamar mi atención. –¿En qué piensas?
¿Por qué me sentía así?
Estaba con Blair y Nate. Con mis mejores amigos. Con las personas en las que más confío ahora mismo.
¿Por qué no puedo decir lo que pienso...?
–Cambiemos de tema. –propone Nate.
–Zack murió. –no dejo que lo haga.
La piel de Blair se palidiza en cuestión de instantes.
–Cass...Lo siento...
–Dejalo. Estoy bien.
Y era verdad. Poco a poco me sentía mejor. Y sabía a quién se debía.
–¿Y qué hay de Matteo? –pregunta ella.
Matteo, Zack. Eran el mismo.
–Era Zack.
–Claro. –asintió. –Y yo que creía que por fin salías con un italiano. –sonríe un poco mirando un punto fijo.
Busco a Cameron. Está jugando con Lana. Me relajo.
–Explícame lo de tu hermano. –me pide Blair.
Y lo hago. Le digo que mis padres metieron a Cameron en un orfanato en Cambridge, y que desconocía el motivo. Le digo que lo encontramos en el edificio de Roxtar y que también desconozco el motivo.
–Vaya. Y yo que estaba triste por gastarme mi sueldo de un mes en unos zapatos...–comienza a hablar sola.
Sonrió un poco.
Terminamos de comer, hablando de cosas al azar y a medida que van surgiendo.
–Creo que será mejor que nos vayamos. –digo recogiendo mi abrigo y dándole un toque con el pie a Cameron, que sigue en el suelo con Lana.
–Como queráis. –dice Blair.
Nate separa a Cameron de Lana, con demasiado esfuerzo y yo le doy un último abrazo a Blair.
–Si quieres que cuide de Cam algún día, dímelo. –me dice.
–Le diste judías a Lana de comer porque pensabas que era comida de perro. No te voy a dejar a mi hermano.
Blair estalla a carcajadas y yo me permito sonreír.
–¡Sólo fue una vez!
–No, me acuerdo que también le diste garbanzos y...
–Vale, suficiente por hoy. –me empujó hasta la salida mientras yo seguía contando la historia.
Nate y Cameron se alejaban hacia las escaleras.
Ella se queda dentro de su casa y yo ya he puesto los dos pies afuera.
–Cassie. –me llamó.
Me giré hacia ella. Me tendió un objeto rectangular envuelto en papel de regalo. Le agradecí el detalle aun sin abrirlo. Era un nuevo móvil. un Iphone X.
–Blair...–la llame en tono de queja.
–No digas nada. Tu móvil era muy viejo y tú tenías que...
–Gracias. –interrumpí su discurso. –Muchas gracias.
Ella hizo amago de cerrar.
–Feliz navidad, Cassie.
–Feliz navidad, Blair.
ESTÁS LEYENDO
Todo lo que nunca te dije| segundo libro
Teen Fiction"Sabes que me quedaré. Sólo preguntas para poder oírlo, porque no crees que nadie se vaya a quedar a tu lado. Pero escuchame, Cassandra. Yo siempre me quedaré a tu lado." La vida no es justa, y Cassandra lo sabe de sobra. Tras la última misión y tod...