CAPÍTULO 30

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Cassandra

–¿Sigues con Nate? –me preguntó Cam cuando lo arropaba para irse a dormir.

–Sí. –esbocé una sonrisa.

Él también lo hizo.

–Quiero mucho a Nate. –susurró.

Me sorprendió que dijera eso. Pero fue una grata sorpresa.

–Yo también. –susurro. –Pero no se lo digas. –me llevó un dedo a la boca.

Él asintió y cerró los ojos.

Salí de la habitación y cerré la puerta tras de mí. Me di cuenta de que había un folio pegado con celo en ella.

Era un dibujo. Éramos Nate, Cam y yo, cogidos de las manos. Yo iba con un vestido rojo y Nate con su habitual chándal.

Verlo me llenó el corazón. Sin darme cuenta, habíamos formado una familia.

Nate me observa desde el sofá.

–Yo hice la mayoría del dibujo. Tu hermano dibuja fatal, pero no se lo digas.

Me acerco a él a pasos lentos.

–¿Tú eres el responsable de mi vestido rojo?

–¿Acaso lo dudas?

Sonrió. Y antes de darme cuenta me he tumbado sobre su pecho. Me había salido automático. Veo por el rabillo del ojo como sus pómulos se elevan.

Él me acaricia la espalda, rozándome con la punta de sus dedos al subir y usando la parte delantera de ellos al bajar.

–¿Cómo estás? –me pregunta.

Me hace recordar a cuando me lo preguntaba todos los días en la agencia porque era el que más se preocupaba por mí.

–Estoy feliz. –respondo.

–No sabes cuánto me alegro.

Antes de ayer hizo un mes del funeral de Zack y Vanessa, y esta mañana me he sentido culpable por no recordarlo. Pero le he mandado un audio a Zack que grabe a escondidas en la terraza:

Hola Zack. Soy Cass. Espero que estés muy bien, estés donde estés. Espero que no en el infierno. ¡Perdón! Olvida que he dicho eso, por favor.

Antes de ayer hizo un mes de tu funeral. Quizás estaría feo decirlo en otras situaciones, pero se que a ti te alegrará saber que me va bien. Bueno, no todo va bien; no tengo plaza en la uni, Eloise y Kev se quedaron con mis billetes de avión y ahora Nate y yo vigilamos la casa por las noches desde que dos tipos de Roxtar estuvieron aquí.

Bueno, ya sabes como me enrollo. Intentaré solucionar esto, te lo prometo. Es lo que tu me habrías dicho, pero me tengo a mí misma, ¿no? No sé, en ciertos momentos siento que es algo deprimente, pero ahora pienso que es emocionante.

Bueno, me tengo que ir a comer. Pasa buena tarde Zackie.

–Mañana es el primer día de colegio de Cameron. –le digo a Nate.

–Yo puedo llevarlo.

–No hace falta, iré yo. Tú quédate aquí y vigila de la casa.

–¿Te da miedo quedarte sola? –me pregunta.

La pregunta es algo abrupta para mi mente ahora mismo. Tengo tantas cosas en mi cabeza...

–Sí, la verdad. Y tampoco quiero dejarte a ti solo, pero es que...

–¿Me defiendo mejor que tú? –completó en tono burlón.

Le di un puñetazo en el pecho, al lado de mi cabeza.

Todo lo que nunca te dije| segundo libroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora