CAPÍTULO 26

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Nate

Que Cassandra me haya echado de su casa tras decirle que la quería duele mas que mil demonios prendiéndome fuego en el infierno.

Nunca se lo había dicho a nadie. A nadie. Sólo a mi hermana y una vez a mi madre, y ya está. Yo también tenía miedo, estaba aterrado.

Sabía que era algo que daba respeto, pero me daba igual.

Tenía que decírselo, y que lo oyera, y que me respondiera.

Pero no dijo nada. Sólo que no me enamorara de ella, pero ya era muy tarde. Si ella se viera como la veo yo, no habría dudado ni un segundo en decirme lo mismo, pero lo ha pasado muy mal, y no se reconoce a sí misma.

Estaba tirado en mi sofá, eran las doce de la mañana. Tengo mucha hambre y demasiado sueño. Nunca he dormido casi nada, pero hoy siento como las ojeras se hunden debajo de mis ojos.

Hasta que mi móvil empieza a vibrar. Ignoró la llamada, pero a los dos minutos vuelve a sonar.

Me levanto de mala gana y miro el nombre. Cassie.

Lo cojo a toda prisa y espero a que diga algo.

–¿Cassie?

–Nate, dios mío...

Oír su voz me hace sonreír. Lo dice como si me hubiera echado de menos.

–¿Qué pasa?¿Va todo bien?¿Estás bien? –pregunto y pregunto.

–No, no lo estoy.

–¿Qué pasa?

–Es Cam. Tiene fiebre y estoy en el hospital. Y cuando...–la voz se le corta y creo que está llorando. –Cuando hemos salido había dos tipos de Roxtar y...–solloza. –Los he tenido que matar. –susurra.

–¿Estás en el hospital?

–Sí.

–Estate tranquila. Estoy ahí en cinco minutos.

Seguía con la camisa de botones que usé ayer, así que cogí rápido la chaqueta de cuero y las llaves de la moto.

Baje las escaleras del piso poniéndome la chaqueta mientras le daba mil veces al botón de "abrir" para que la moto estuviera en funcionamiento cuando bajara.

Conduzco por las carreteras a toda prisa y me salto todos los semáforos. Veo mi vida pasar por delante cuando casi me choco con un camión, pero a la larga me olvido.

Aparco demasiado mal para ser cierto, enfrente del hospital y entró.

Veo a Cassie en la sala de espera, encogida y sola. Lleva el mismo vestido de anoche y un moño mal hecho.

En cuanto, me ve se pone en pie y se lanza a mí. Sus piernas quedan en el aire, así que tengo que sujetarla para que no caiga.

–Has venido. –jadeó contra mi pelo.

–Has llamado. –respondo.

Pone los pies en el suelo y me coge del cuello.

–Nate, lo siento tanto...

–Fue un mal día, no pasa nada.

–No, sí qué pasa, fui imbécil. Me dijiste eso y yo sólo...Te lo eche en cara, y no te lo mereces. Has sido la única persona que se ha quedado conmigo y siempre te lo agradeceré.

Se queda mirándome. Y me mira como me miro en el baile de Roma, o el día de navidad, cuando le hice tantos regalos. Me mira con esperanza en mí.

Y aunque me resulte humillante, me pongo nervioso.

–¿Dónde está Cam? –interrumpo lo que sea que estamos haciendo.

–Le están haciendo una revisión, no me han dejado pasar.

–¿Has venido sola?

–Blair me ha acompañado, pero se ha tenido que ir.

–¿Y sabe lo de...?

–Sí, ella misma lo ha visto. Buscaban a Kev. –me explica.

Me paso las manos por el pelo, aún frío por el tiempo.

–¿Y tú estás bien?

Juraría que la veo sonreír.

–Sí, estoy bien.

–Sabes porque lo digo.

–Tenía que hacerlo, no pasa nada.

–Oye, si necesitas algo, yo...

No me deja acabar cuando estampa su boca contra la mía. Me pilla desprevenido, y muy por sorpresa que lo haga delante de la gente que había. Pero se lo devuelvo.

Se apoya en mi hombro, contra mi fría chaqueta y ejerce toda la fuerza que tiene en abrazarme.

–Te he echado mucho de menos. –me dice flojito.

–Sólo han sido ocho horas, Cassie. –me rio.

–Se han hecho eternas.

Sonrío al recordar que eso fue lo que le dije la primera vez que me besó. Aún recuerdo lo nerviosa que estaba por la misión de Rusia. Y cuando la miro ahora, sólo veo todo lo que ha conseguido. Todo lo que negaba que era capaz y ahora puede afirmar que lo hizo.

–Te necesito, Nate. Aunque lo niegue, te necesito.

Ladeo la cabeza de lado a lado.

–Tú no necesitas a nadie. –le digo.

Ella entristece sus ojos y vuelve a abrazarme. 

Todo lo que nunca te dije| segundo libroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora