CAPÍTULO 37

4 2 0
                                    

Cassandra

En cuanto pase al baño para darme una ducha antes de ir a desayunar, mi móvil comenzó a vibrar bajo las toallas que había dejado encima de él.

Cerré el grifo al ver el nombre de Eloise iluminando la pantalla.

Descolgué y me lo llevé a la oreja.

–¿Eloise?

–Cassandra, la misión será esta tarde.

–¿Qué? –pregunté, asombrada.

–Se que es el cumple de mi hermano, y que seguramente queréis celebrarlo, pero estamos en el avión de la agencia siguiendo a los de Roxtar.

Esto no me podía estar pasando a mí.

–¿Saben que los seguís? –pregunté.

–Creemos que no, pero van hacia la estatua. Estarán ahí en un par de horas. La misión será a las cuatro de la tarde. Tenemos todo su horario.

Sin darme cuenta, el corazón me iba muy rápido. Quité el pestillo y salí de la nube de vaho que me estaba ahogando ahí dentro.

Nate se estaba abrochando su chaqueta de cuero, pero me cogió en sus brazos en cuanto me vio.

–¿Qué ocurre? –me pregunto.

–La misión. –carraspee para que Cameron no se enterara.

Él chasqueó con la lengua, molesto.

Me pase una mano por el pelo, aun en la llamada.

–¿Tenéis los trajes? –preguntó Eloise.

–Sí.

Nate me miró confundido.

–Guardé el tuyo. –le explico en un susurro.

A él ahora no parece importarle.

–En cuanto lleguemos vamos a vuestra casa para...

–No podéis venir a mi casa, es muy peligroso. –me niego.

–No tenemos otro sitio.

–Podemos ir a la base, Eloise. –propuso Nate, acercándose a mi móvil.

–Claro que no, ellos destruirán la base.

La idea de que hoy pudiera morir alguno de nosotros, me ponía enferma. Me prometí que no volvería a pisar un funeral.

–Los esperamos ahí, y acabaremos con ellos. –propuse.

Era lo más seguro.

Oigo a Eloise resoplar.

–Cassie, el objetivo es que no destruyan la agencia. Si los esperamos ahí, lo haremos nosotros mismos. Tenemos que llevarlos a otro sitio.

–¿Y a dónde? –Reclame su respuesta.

No dijo nada.

–Es la única forma, Eloise. Esto no es como antes que organizábamos las misiones dos meses antes. Tenemos las horas contadas.

Notaba el estrés de Eloise en su silencio. Nate me arrebató el móvil e ignoró mis quejas.

–Tiene razón, Eloise. No queda otra. No podemos poner en peligro a tanta gente. –le dijo.

Nate se alejó de mí para hablar con su hermana a solas.

No podía llorar ahora.

Colgó y volvió a mí.

–Escúchame. –me miró. –Tenemos que llevar a Cam lejos de aquí. Puede que nos rastreen de alguna forma.

Me escocían los ojos. No podía lidiar con otra misión.

–Cassie.

La mirada se me nublo, y me sentí tan egoísta...

Los demás también tendría que aguantarlo y era yo la única que lloraba.

–Vamos a salir vivos. –decía.

Yo sólo negaba con la cabeza. Él me la levantó desde mi mentón para que le mirara.

–Coge los trajes y vámonos. –vocalizo.

Nunca lo había visto tan serio, tan concentrado.

Me asusto verlo así, así que asentí y fui a buscar los trajes.

Los guardaba en el armario por si acaso. Los demás querían tirarlos, pero a mi algo me decía que quizás lo necesitaría. Ojalá haberme equivocado.

El mío aún tenía manchas de polvo que se había secado sobre la tela y un corte en el hombro izquierdo. Justo donde tenía la cicatriz. Genial.

Me lo puse en menos de un minuto y salí con una sudadera por encima para que cameron no lo viera.

Busqué a Nate con la mirada y asentí mientras me recogía el pelo en una coleta alta. Él pasó a mi cuarto a cambiarse y tardó la mitad que yo. Cuando salió, iba acompañado de la caja de armas que escondía debajo de mi cama.

La metió en el maletero y montó a Cam.

–Vamos a casa de Blair. –me dijo.

Me sorprendió lo rápido que había planeado esto, pero no me queje.

Hoy solo podían pasar dos cosas.

Podíamos acabar con todo esto de una vez y empezar a vivir.

O podíamos morir. 

Todo lo que nunca te dije| segundo libroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora