CAPÍTULO 22

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Cassandra

–¿Cómo...?¿Cómo estás aquí? –tartamudee.

–Un par de los de Roxtar me atraparon. Los muy idiotas me curaron la lesión y pude escapar.

–¿Por qué lo hicieron?

–Me querían usar. Me iban a reclutar como nuevo miembro en tu contra.

–¿Crees que vendrán a por nosotros? –pregunté.

Él suspiró.

–No lo sé. –parecía triste.

A nuestro alrededor se escuchaba el viento silbar y los búhos hablar.

–¿Cómo está Eloise? –me pregunta.

Resoplo.

–Esta mal. Bueno, estaba. Supongo que ahora todo irá mejor.

–Y, ¿cómo estás tú? –preguntó.

Ojalá pudiera responder a esa pregunta sinceramente algún día.

fruncí los labios.

–voy tirando.

–¿Y los demás?

¿Demás? Sólo quedaba Nate.

Oh. Oh, no.

Kev no lo sabía. Él no sabía nada de lo que pasó en ese edificio. Sólo que explotó y conseguimos ganar, pero no sabe que no todos salimos con vida.

–Kev, oye. Siento ser yo la que te lo diga, pero...–me abrace a mí misma.

Nunca había dado una noticia de este tipo. Y la sensación era repugnante. Mis intestinos empezaron a enredarse, evitando que pudiera hablar con comodidad.

–¿Qué pasa?

–Zack y Vanessa. –conseguí decir.

–¿Qué les pasa? –preguntó impaciente.

–Murieron. –murmure.

Vi el terror instalado en los ojos de Kev. Yo en cambio no sentía que me hubiera librado de un peso. Tenía la sensación de haber desenterrado una tumba y no poder volver a taparla.

Se tapó la cara con las manos.

–Ellos...Ellos fueron los primeros que conocí en la agencia.

–Lo sé.

No sabía cómo había llegado hasta aquí, pero ahora estaba llorando.

–Lo siento. –me disculpé.

–Debes estar...–no pudo acabar la frase.

–Lo estoy. Estoy muy mal.

Kev me volvió a abrazar.

–¿Qué hay de Paul? –se separó.

–Está vivo. Pero cuando su hijo murió se mudo lo más lejos posible. Ha dejado la agencia y no sabemos dónde se encuentra. Dice que es lo mejor.

–Dios. –murmuró.

Kev miró a su alrededor.

–¿Kev?

–¿Sí?

–¿Puedo confesarte algo?

Él asintió algo asustado.

–Estoy muy cansada. Estoy muy cansada de fingir estar bien cuando lo único en lo que pienso es en que jamás le dije a Zack que le quería, porque mi ego me lo impidió. Estoy muy cansada de fingir que no me ha afectado que mi mejor amiga esté todo el día tirada en su cama y no me hable porque la última vez que lo hicimos acabamos a gritos.

Estoy cansada de que todo lo que suceda a mi alrededor sea caos, muerte y destrucción. Yo sólo...–sorbí por la nariz. –Sólo quiero que volvamos a ser los seis. La Blue Thunder. –sonreí con pena. –Pero jamás podremos volver.

Volví a llorar, pero esta vez no pudo decirme algo. Las luces de un vehículo apuntaron a mi cara, dejando ver toda la humedad en ella.

Me tape la vista por el impacto en mis ojos. Era una moto. Eran Eloise y Nate.

Vi a Eloise bajar de la moto. Estaba llorando tanto que tenía la cara arrugada. Abrazo a Kev con todas las fuerzas que tuvo y vi como Kev también lloraba.

Y cuando se besaron conseguí sacar una sonrisa del fondo de mi triste ser.

En cuanto Nate me vio, me abrazó antes de que pudiera darme cuenta. Tendría que esperar para abrazar a Kev, así que aprovechó. Clavo mi cabeza en su pecho, acariciándome la nuca. Le rodeé la espalda con mis brazos y me permití llorar un poco más.

Cuando Eloise soltó a Kev, Nate lo hizo conmigo y le dio un par de palmadas en la espalda a Kev.

Pero en cuanto acabaron, Eloise volvió a lanzarse hacia él.

Entonces Nate volvió conmigo.

–Tranquila. –me susurro.

–Lo siento mucho. –aproveche para decir.

–Vas a estar bien, Cassie. Te lo prometo.  

Todo lo que nunca te dije| segundo libroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora