CAPÍTULO 23

6 1 0
                                    

Cassandra

–Y¿cómo has llegado hasta aquí? –preguntó Eloise.

–Me colé en un avión que casualmente llegaba a Nueva York.

Estábamos todos sentados alrededor de la isla de mi cocina, mientras Nate le preparaba a Kev un sandwich. Él dijo que no había comido en días.

–¿De Roxtar? –pregunté yo.

–Sí.

–Entonces están aquí. –pensé en alto. –Nos están buscando. Me están buscando.

–No sabemos nada de eso, Cassie...–comenzó Nate.

–No, no. Sí que lo sabemos. Tenemos que huir. Tengo que llevarme a mi hermano y...

–¿Conseguisteis a Cameron? –pregunta Kev.

–Sí. –digo muy rápido. –Nate, tenemos que salir mañana.

–Cassie.

–No me voy a arriesgar. No voy a peligrar la vida de mi hermano.

Nate me miró unos segundos para grabar mi cara en su memoria. Sabía que lo decía muy en serio. Luego miro a su hermana, que asintió.

–Está bien. ¿Dónde?

–¿Chicago? –propuse.

–Esa ciudad es un agobio. –dijo Eloise.

–¿California? –propuso Nate.

–Odio el calor. –añadí. –Toronto. –salió de mi boca.

Tras unos segundos de silencio, una voz habló:

–Toronto, entonces. –repitió Nate.

Le dio el sandwich a Kev y fue a por mi portatil para comprar el vuelo.

–¿Cómo era la agencia? –preguntó Eloise.

–También tenían una bajo tierra, preocupantemente cerca de la nuestra, aunque era diez veces más grande que la Blue Thunder.

–¿Te hicieron algo? –pregunto Eloise, que le tenía cogido del brazo.

–Insinuaron con torturarme si deshobedecia, pero tan sólo me curaron las piernas.

–¿Y no crees que llevas algún chip? –pregunto.

–¿Un chip? –se extraña Kev.

–De localización.

–Ah. No lo sé. Que yo sepa no me metieron ningún chip.

–Te empecé a buscar. –dice Eloise. –Hoy era el día trece, creo. Sólo llegué a averiguar que Roxtar te había secuestrado, porque tenía mis teorías, pero...–suelta aire por la boca. –Lo siento. Siento haberme puesto tan tarde, pero sentía que...

–No pasa nada. –dice Kev.

Y de repente me siento bastante fuera de la conversación. Cuando me pongo en pie ni se inmutan, así que voy a hablar con Nate, que está en la mesa del salón.

Él me mira en cuanto entro.

–¿Estás segura? –me dice.

No lo veo convencido para nada. Él no quiere hacerlo. Él quiere quedarse, en Nueva York. Sé que le encanta esta ciudad. Se que lleva toda su vida viviendo en Londres y nunca había viajado, y desde que terminó la misión y se mudo aquí y se enamoró de la ciudad. No quería ser yo la que destrozara su vida. No quería arrastrarlo hacia mi tormenta.

–Quedaté. –dije.

–¿Qué?

–Quédate aquí, en Nueva York. Yo me llevaré a Cameron. Este es un problema que yo cause, y que yo voy a resolver.

–¿De qué hablas? –comenzó a levantar el tono.

–Yo he traído aquí a los de Roxtar. Es mi problema, no el tuyo, y no tienes porqué ayudarme.

–Cassie, era nuestra misión, ¡nuestra! –nos señala. –Yo también estoy metido en esto, y yo también tengo la culpa. Y voy a ir contigo, a donde sea.

Algo tiró de las comisuras de mi boca sin mi permiso. Era una sonrisa, y no era el momento. Él lo noto.

–Hasta el fin del mundo, Cassie.

Dios. Me iba a caer muerta.

–En ese caso, estoy segura. –intenté mantener la compostura.

Él asintió. Se acercó y me plantó un beso en la frente que hizo que mi cabeza explotara en llamas. Me tenía cogida de la cara y me miraba a los ojos. Y yo estaba haciendo un gran esfuerzo por no apartarle la mirada, pero no pude, así que lo bese.

Cuando él se apartó, apoyó su cabeza en mi hombro, con sus manos en mi espalda. Acaricie la suya y me susurro:

–Contigo volaría hasta la luna. Y saltaría por ella, sin gravedad y sin preocupaciones, porque me las he dejado todas en la Tierra. Contigo notaría como todas las estrellas se deshacen en nuestras manos, hasta apagar la galaxia por completo, porque tu brillas mas que todas ellas.

Entonces me acordé. Le dije eso mismo el día de mi cumpleaños. El día después de que matara a Bianca. Le pregunté si alguna vez lo había pensado. En dejarse llevar, en saltar por la luna.

–Y yo no lo haría sin ti. 

Todo lo que nunca te dije| segundo libroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora