Capítulo 1

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La vida no siempre es fácil, los sueños no siempre se logran, a veces llegan los inconvenientes que frustran todos nuestros planes. Eso le había pasado a Gerard Way.

Antes del derrumbe Gerard soñaba con ser enfermera, con poder ayudar a los demás. Tenía apenas unos meses de haberse graduado cuando las malas noticias llegaron a él. Mikey, su hermanito menor, tenía cáncer. Al recibir la noticia sintió que su mundo se venía abajo.

Sus padres habían muerto hace años en un accidente automovilístico, él era quien estaba al cuidado de su pequeño hermano, sin embargo ahora, con apenas 22 años y con su título en la mano, le tocaba no sólo hacerse responsable de él, sino también de esa enfermedad que sabía bien lo iba a consumir. Él tenía que estar ahí para él, aunque esa enfermedad era bastante costosa, pagar quimioterapias, costosos tratamientos, una dieta especial, sin duda que sería todo un reto para un recién egresado.

Mikey tenía apenas 17 años, estaba por terminar la preparatoria, soñaba demasiado, quería ser astronauta, pero ese sin duda era un sueño tan difícil de alcanzar, y peor ahora que el cáncer había llegado.

A Gerard no le quedó de otra, debía conseguir empleo lo antes posible, tenía que hacerse cargo de Mikey, pero, al ser un chico recién egresado, le fue complicado encontrar trabajo. Los días pasaban, el tratamiento era bastante costoso y el dinero que le dejaron sus padres se agotaba, incluso tuvo que hipotecar la casa de su infancia para poder costear el tratamiento, pero no podía más, tenía que buscar una solución.

Mirando en redes sociales encontró aquel anuncio, solicitaban a chicas y chicos para un burdel. Obviamente con buen cuerpo. No se sentía el chico más atractivo, pero lo iba a intentar, necesitaba un empleo ya, el dinero escaseaba, así que después de pensarlo varias veces se apersonó en aquel lugar donde el tipo encargado del mismo, un rubio de nombre Bob Bryar, estuvo encantado con él, con esa carita tan angelical, sus ojos verdes custodiados por largas pestañas, esa pequeña nariz, su infantil sonrisa de dientes pequeños, su pelo castaño, y con ese cuerpo tan hermoso y esas piernas de infarto. Supo que ese chico de apariencia andrógina sería la sensación y vaya que lo fue.

Gerard empezó bailando, poniéndose cortas faldas, medias y tacones. Mentía en casa, se ponía su uniforme de enfermera, no quería que su hermanito supiera a lo que se dedicaba.

Bob sabía parte de su historia y entendió al chico, se había acostumbrado a verlo llegar con ese uniforme de enfermera. Sabía que estaba ahí por necesidad como la mayoría de quienes laboraban en ese lugar.

El salario era bueno, pero no suficiente y un día Bob se lo propuso, podía ganar más prostituyéndose. Gerard no estaba seguro de eso, no es que fuera virgen, pero realmente apenas había tenido dos parejas en toda su vida, y ahora verse expuesto a vender su cuerpo por dinero, era algo que simplemente no lograba convencerlo.

- Yo te cuidaré, no dejaré que cualquiera pueda tocarte – Le había dicho Bob y eso fue suficiente para que Gerard se decidiera a hacerlo, aunque nunca convencido al 100 por ciento. Realmente necesitaba el dinero y, aunque no le agradaba mucho la idea, tuvo que hacerlo, tuvo que prostituirse.

Burdel (Frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora