Gerard quiso llegar temprano a la casa de Ray para ayudarlo con todo para su fiesta. Incluso llevó a Mikey, aunque éste se quedó solamente en el sofá, mientras su hermano y Ray se encargaban de todo. Ray había pasado por los hermanitos Way, "yo los cuidaré. Mikey puede quedarse en mi habitación", le había dicho a Gerard para convencerlo.
Gee se puso para la ocasión un vestido rosa, unos converse del mismo color y unas tiernas orejitas de gato adornando su pelo. Se veía tan bonito, pensó Ray.
La gente comenzó a llegar a eso de las 7 de la noche. Mikey estaba ya en la habitación de Ray. Ese día Gee no trabajaría, así que podía quedarse hasta tarde. Le había pedido permiso a Bob para cambiar su descanso al fin de semana.
Gee estuvo todo el tiempo al lado de Ray, recibiendo a sus amigos, la mayoría de ellos desconocidos para él, pues se trataba de sus amigos de la disquera. Sonreía a todos, Ray lo presentaba como su mejor amigo, aunque debía admitirlo, muy en el fondo quería que fuese algo más.
Sin embargo la sonrisa de Gerard se borró cuando lo vio llegar a él, a Frank, era su Frank, pero no llegó solo, iba acompañado, una chica muy bonita, de cabello oscuro y tez blanca, misma que lucía un entallado vestido rojo, iba tomada de la mano de él. Notó como los ojos de Frank se clavaron en él por unos momentos, para después voltear la vista hacia Ray, sonriendo como si nada.
- Frank, qué bueno que pudiste venir – Dijo Ray, estrechando a su amigo en sus brazos. Igual tú Jamia, es un gusto verlos – Mencionó, en tanto la pareja le tendía una botella y un obsequio – Y gracias por los presentes. Ah, los presentó, él es Gee, mi mejor amigo, Gee, ellos son Frank y su novia Jamia, Frank es mi jefe y mi amigo, uno de los mejores... - Pero Gerard había dejado de poner atención a las palabras de Ray cuando dijo que Jamia era la novia de Frank. Estrechó la mano de Frank y la de Jamia, fingiendo una sonrisa, después se disculpó con ambos y con Ray, señalando que tenía que ir al baño, sólo para salir de ahí. Fue lo más deprisa al baño de Ray, se encerró y ahí por fin, en su soledad, se permitió dar rienda suelta a su llanto. Lo primero que vino a su cabeza fue lo que Bob le había dicho, que tuviera cuidado, que temía que jugaran con él y, lastimosamente, Bob había tenido razón, Frank sólo había jugado con él, pero fue su culpa por ilusionarse, por creer que iba a ser correspondido, cuando Frank seguía yendo ahí y pagando por sus servicios. Era sólo una puta y así iba a ser siempre ante los ojos de Frank.
Se miró al espejo, sus ojos estaban un tanto rojos. Se echó un poco de agua en la cara para salir de ahí. Iba a fingir que no pasaba nada, así como había fingido por tantos meses que era una enfermera, cuando sólo era un prostituto.
Salió y de inmediato buscó a Ray, no quería estar solo. Lo encontró en la cocina sirviendo algunas bebidas, Gee no pudo evitar abrazarlo, lo único que quería era refugiarse en los brazos de su mejor amigo y sentirse seguro.
- Hey Gee ¿Qué pasa? ¿Todo bien?
- Sí Rayito – Mencionó, aunque sentía que en cualquier momento se iba a quebrar e iba a comenzar a llorar.
- ¿Seguro Gee? - El aludido sólo asintió, abrazándose más a su mejor amigo – Me da mucho gusto que estés aquí, Gee
- A mí también Ray
Gerard trató de pasar la mayor parte del tiempo con Ray, pero no pudo evitar convivir con Frank y su novia. Los vio abrazados, los vio besándose, supo que tenían años de relación y él, él sólo quería morirse por ser tan iluso, por pensar que alguien en ese burdel lo iba a tomar en serio. Su posición era clara: sólo una puta.
Se fue a dormir temprano junto con Mikey. No quería estar más ahí, no quería ver cómo esa chica tenía con Frank todo lo que él soñó y era obvio que nunca sería realidad. No quería sentir más esas miradas que Frank le lanzaba pese a estar con su novia a un lado.
Lloró hasta que el sueño le ganó. Él nunca iba a ser de Frank, él era sólo una puta.