Capítulo 2

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Cerca de seis meses había pasado con esa doble vida, haciéndole creer a su hermano y amigos que era una enfermera y que casualmente siempre tenía el turno nocturno, "por ser recién egresado debo conformarme con eso", era lo que siempre respondía, aunque la realidad es que todas las noches iba a aquel burdel donde cada día tenía que acostarse con un tipo diferente, pero no se quejaba, la paga era bastante buena y Bob era muy cuidadoso con los hombres que escogía para él, la mayoría de ellos atractivos y con dinero.

Esa noche había elegido un atuendo demasiado coqueto, un entallado traje de gatito que dejaba todos sus encantos a la vista. Su castaña melena estaba adornada por unas orejitas de gato y su maquillaje igualmente era el de un minino. Sabía que con ese atuendo más de uno querría acostarse con él esa noche, pero Bob se encargaría de escoger al mejor partido para él.

Al bajar del escenario después de su rutina de baile, un tipo se acercó a él, bastante atractivo, con unos cautivadores ojos avellana, con tatuajes en su cuello, manos y en la parte de su pecho que quedaba expuesta a través de su camisa desabrochada.

- Hola lindura – Le dijo el tipo en cuestión. Gerard lo miró de forma coqueta – ¿Puedo invitarte un trago? – Y Gee sólo aceptó, yendo con el tipo hacia la barra, pidiendo un vino espumoso, mientras que aquel hombre optó por un whisky en las rocas.

- Soy Frank, Frank Iero – Mencionó extendiéndole la mano - ¿Y tú lindura?

- Soy Party Poison – Dijo Gerard, dándole el nombre que utilizaba en sus shows y en aquel burdel, porque no quería ser descubierto, no quería que nadie supiera que Gerard Way no era una enfermera, sino una puta.

- Eres demasiado hermoso, seguro ya te lo han dicho – Le dijo Frank, quien desde que había llegado a aquel burdel y lo había visto salir a la pista de baile, no le había podido quitar los ojos de encima. Quedó fascinado con esa hermosa carita y ese cuerpo que sólo ansiaba poseer. Y sí, estaba ebrio, había bebido de más, esa noche lo necesitaba, porque de nueva cuenta había peleado con su novia: Jamia, quien insistía con casarse y constantemente le daba un ultimátum, pero él no estaba seguro de ello, Frank quería seguir viviendo su vida libremente, pero sobre todo seguir acostándose con bellezas como la que esa noche tenía frente a él.

Apenas entraron a la habitación y acorraló a Party Poison contra la pared, besándolo en los labios. Tenía que admitir que aunque a menudo se acostaba con putas, el chico en sus brazos era diferente. Sus labios sabían delicioso y todo él era simplemente hermoso.

Arrojó a Party a la cama y lo miró como un lobo hambriento, realmente se moría por follarse a esa hermosura. Le sacó todas sus prendas, dejándolo únicamente con esa diadema en su pelo. Se permitió apreciarlo así, completamente desnudo, mirándose tan perfecto, era una lástima que estuvieran en ese sucio burdel. Sería perfecto tenerlo en su habitación, en su cama, pensó.

Apenas si se desabrochó la camisa, dejando todos los tatuajes de su pecho al descubierto. Gerard estaba fascinado con ellos, además de bajar su pantalón para dejar su erecto miembro a la vista.

Tomó una botella de lubricante, abrió las piernas de Gerard y vertió una generosa cantidad sobre su entrada. Posicionó su pene en torno a su ano y lo penetró de una estocada, haciendo a Party Poison gemir en el acto.

- ¿Te gusta gatito? - Cuestionó en tanto tomaba las piernas de Gee.

- Me encanta – Dijo Gerard, completamente extasiado de placer. Debía admitir que aunque casi todas las noches se acostaba con un tipo diferente, esta vez sentía distinto a con todos los demás, sólo quería que Frank lo penetrara tan duro y que no parara nunca, esta vez no le importaba que no pudiera caminar después, siendo que eso era algo que siempre le molestaba y que incluso lo orillaba a no querer repetir si esos tipos se hacían presentes de nuevo en el burdel.

Pero esta vez era diferente, quería pensar que Frank era diferente.

Frank comenzó a arremeter contra su cuerpo, quedando maravillado con ese chico, con esos verdes ojos llorosos tan hermosos, podría contemplarlos toda la vida y nunca se cansaría de ellos.

Los gemidos de Party Poison sin duda eran música para sus oídos, gemía tan delicioso, y esas muecas de placer en esa hermosa carita lo estaban volviendo loco.

Se acercó hacia él para besarlo, en tanto continuaba arremetiendo contra su cuerpo. Realmente no le importaba ser duro con él, a fin de cuentas estaba pagando por ello y era algo que con su novia no podía hacer, ella siempre quería que fuera delicado, ahora, por más que quisiera serlo simplemente no podía, porque ese ser tan hermoso sólo lo incitaba a penetrarlo tan duro, sólo quería hundirse en él una y otra y otra vez.

- Qué rico es cogerte, gatito – Mencionó Frank, quien se sentía a nada de correrse.

- También me gusta, mucho... por favor más, más, más – Dijo Gerard, soportando apenas unas cuantas embestidas más y viniéndose sobre su abdomen. Ver esa imagen tan caliente fue suficiente para Frank, por lo que no tardó en vaciar su simiente dentro del preservativo, aunque debía admitirlo, le hubiera encantado llenar con su semen ese hermoso culito, pero así eran las reglas en ese burdel.

Se dejó caer sobre Party, atrayéndolo hacia sus brazos y besándolo en la boca.

- Eres tan perfecto, gatito – Manifestó maravillado con ese chico que tenía en sus brazos, realmente quería quedarse con él, cogérselo una y otra vez.

Se levantó para ponerse la ropa, sacando la cartera y un bonche de billetes, colocándolos en el pequeño buró que se encontraba en la habitación. Se acercó una última vez a Gerard para besarlo en la boca.

- Esta no será la última vez que nos veamos, gatito hermoso – Dijo Frank, abriendo posteriormente la puerta para salir de la habitación.

Gerard se quedó anonadado, envuelto entre las sábanas, pensando en lo maravilloso que había sido aquello y permitiéndose soñar por primera vez en todos esos meses.

- Frank- Mencionó, suspirando.

Burdel (Frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora