- ¿Tú eres Frank? - Cuestionó un jovencito con unos grandes lentes y un gorro de lana que estaba ahí, frente a su cama, sentado en una silla de ruedas. Frank se le quedó mirando ¿cómo había entrado ese chiquillo ahí? ¿Cómo sabía su nombre? Lo miró por unos segundos y le pareció familiar.
- Sí ¿tú quién eres?
- Soy Mikey, Mikey Way – Y todo tuvo sentido, era el hermanito enfermo de Gerard, de su Gerard.
- ¿En qué te puedo ayudar, Mikey?
- Eres el novio de Gee ¿cierto? - Y Frank se quedó procesando lo que acababa de decir. ¿Gerard le había platicado a su hermano sobre él?
- Lo soy – Respondió ingenuo.
- No lo lastimes – Dijo entonces el chiquillo frente a él – Mi hermanito sufre porque lo tratas mal y eso no hacen los novios – Frank no supo qué decir. Mikey tenía razón, eso no hacen los novios, pero ni siquiera eran eso. Realmente no eran nada. Le había propuesto matrimonio pero nunca que fuera su novio. Pensó en que Gee seguramente estaba esperando eso, cuando él sólo lo trataba como una puta y se sintió mal, tan mal... - Gee llora, llora por ti todas las noches – Y eso sólo le rompió el corazón, pensando en Gerard llorando por su culpa.
- Yo... yo lo amo
- Pues no lo lastimes, sino te las verás conmigo – Dijo ese chiquillo, para después girarse en su silla de ruedas y salir de su habitación.
Frank sólo pensó en que quería recuperarse, quería ya salir de ese hospital, quería tomar a Gerard en sus brazos, llevarlo al altar, jurarle amor eterno. Estar con él siempre... siempre...
Quería hablar con él, quería pedírselo: "Se mi novio", pero no lo vio más, los días pasaban y Gerard no se aparecía más por su habitación y tuvo que indagar. Gerard había sido cambiado de piso, según le había comentado Ray, pero sabía que no había sido así, él había solicitado ese cambio porque no quería verlo, tal vez había sido demasiado precipitado pedirle matrimonio, pero era lo que quería, lo que más deseaba ahora y no estaba dispuesto a perder más tiempo en nimiedades.
Amaba a Gerard y punto.