Capítulo 8

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- Gee, ¿pasa algo con ese tipo? - Había cuestionado Bob en tanto Gerard estaba arreglándose para esa noche. Sabía bien a lo que se refería, a Frank, pues sus visitas se habían vuelto más frecuentes al burdel, al principio era sólo una vez a la semana, ahora se le podía ver ahí incluso cuatro noches seguidas, y eso había puesto a pensar a Bob. ¿Qué era lo que ese tipo buscaba de Gee? Conocía bien a los que iban a aquel burdel, tenía ya 10 años trabajando en ese negocio y no se tragaba ese cuento. Lo había visto llegar con ramos de rosas, con chocolates, con peluches y demás detalles para Gerard. Le preocupaba que ese tipo pudiera hacerle algo.

Y aunque al principio le escogía los tipos con los que se acostaba, ahora era el propio Gerard el que siempre lo elegía a él, a ese tipo de los tatuajes. No se quejaba, era un buen cliente, pero temía de sus dobles intenciones, que lastimara a Gee.

- Él es Frank, él es lindo conmigo – Mencionó Gerard con timidez. A Bob le encantaba esa dulzura en Gee y a veces se culpaba por haberlo orillado a prostituirse, tal vez hubiera sido mejor que sólo se quedara bailando, dando algunos privados tal vez, pero nunca haber permitido que lo tocaran de esa manera. Gee era especial, él no merecía estar en ese mundo, pero no había vuelta atrás, estaba ahí y ahora ese tipo que lo visitaba, ese tipo que parecía querer aprovecharse de él.

- ¿Y qué es lo que pasa entre Frank y tú? Lo veo por aquí muy seguido y he notado todos esos detalles que tiene contigo – Gerard lo miró con su carita ilusionada y eso le partió el corazón. Se había enamorado de ese tipo y lo más seguro era que sólo estuviera jugando con él. Tal vez todo su interés era sólo cogérselo fuera de todo ese ambiente y no pagar por sus servicios - ¿Lo amas? - Y Gerard sólo desvió la mirada. Entonces lo supo, Gee estaba enamorado y ese sujeto sólo lo iba a lastimar.

- Gee, no quiero que te lastimen

- Eso no va a pasar Bob, sé cuidarme

- Gee, eres muy joven, tienes poco en esto, pero yo conozco a esos sujetos. Sólo por favor prométeme que irás con cuidado y que cualquier cosa que te haga dentro o fuera del burdel me lo dirás – Gerard asintió y Bob lo estrechó en sus brazos. Realmente quería a ese chico, era tan tierno, tan dulce, y más que hiciera todo aquello sólo por su hermanito, para que él estuviera bien, para que pudiera superar su enfermedad.

Y a pesar de ser el dueño de aquel burdel y de haberse acostado con la mayoría de quienes trabajaban en él, no lo había hecho así con Gerard, porque aunque era demasiado hermoso, lo respetaba y sabía que Gee confiaba en él, y no quería perder todo eso sólo por un acostón.

Gee merecía el mundo entero, que lo vieran por lo que realmente era, una persona demasiado valiosa, y no sólo como una puta.  

Burdel (Frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora