Quería hablar con él, quería aclarar las cosas, aunque también deseaba cogérselo. No le había contestado ninguno de sus mensajes, fue por ello que, varias noches después de aquella fiesta, fue a buscarlo al burdel.
Llegó y no lo encontró bailando como de costumbre, decidió tomar algunos tragos en tanto esperaba, tal vez dos, tal vez 10, había perdido la cuenta. Gerard no se aparecía y eso comenzaba a irritarlo, así que decidió preguntarle a una de las personas que trabajaban en el lugar por Party Poison, pero la respuesta que le dieron fue por demás desagradable.
- Parece que está con un cliente – Y eso sólo le molestó, porque Gerard, su Gerard, no podía estar con nadie más, pero a fin de cuentas era sólo una puta, su puta.
Los tragos encima lo envalentonaron. Quiso meterse a donde estaban las habitaciones, pero al verlo solo, unos sujetos le impidieron el paso, así que decidió tomar a cualquier chico o chica del lugar. Fue una linda pelirroja la elegida para ser su carnada. Con ella de la mano se dirigió a donde estaban las habitaciones, sin embargo bajo el argumento de que tenía que ir al baño decidió dejarla ahí en la habitación, aunque no fue fácil, "primero tienes que pagar, qué tal que no regresas", había dicho ella, así que sin más sacó unos billetes y los dejó en el buró. Salió sigiloso para no ser visto por los tipos que se encontraban en el pasillo que daba el acceso a esa zona. Sabía bien cuál era la habitación que siempre tomaba Gerard, así que sin más se dirigió a ésta.
La puerta no tenía seguro, realmente ninguna lo tenía, por si algo pasaba. La puerta cedió y ahí estaba Gerard, su Gerard, completamente desnudo con un tipo entre sus piernas, gimiendo como la putita que era.
Gerard se sobresaltó al escuchar la puerta, volteó a ver qué pasaba y ahí estaba Frank, su Frank, el tipo sobre él volteó a verlo molesto.
- Espera tu turno, yo ya pagué – Le dijo. Frank estaba molesto, más que eso, así que tomó al tipo, lo jaló para que soltara a Gerard y comenzó a golpearlo.
- Él es mío. Imbécil – Mencionaba en tanto lo golpeaba. El tipo estaba ebrio, así que bastaron unos cuantos golpes para que quedara inconsciente. Quería sacarlo de la habitación, pero sería llamar demasiado la atención y entonces lo sacarían a él también, así que optó por ignorarlo, para dirigir su vista hacia Gerard, quien seguía ahí, en esa cama, cubriéndose con una sábana.
- Eres una puta – Fue lo primero que salió de los labios de Frank.
- Es mi trabajo – Dijo Gerard, quien ya tenía los ojos llorosos.
- Un trabajo asqueroso. Sabes, venía aquí a tratar de arreglar las cosas, a explicarte, pero no lo mereces – Gee lo seguía mirando, las lágrimas escurrían ya por sus mejillas – Eres una sucia puta. Llegué a pensar que me querías, pero así eres con todos. Sólo tienes que desnudarte, abrir las piernas y gemir
- ¡Lárgate! – Mencionó un dolido Gerard, dando rienda suelta a su llanto.
- El otro día, en la casa de Ray, te noté muy sentido, muy dolido por verme con mi novia, pero sabes, ella es una niña de casa, de buena familia, no es una puta como tú ¿En serio creíste que la iba a cambiar por ti, por una sucia zorra?
- Ya Frank. Vete por favor – Dijo Gee llorando. Le dolía todo lo que le decía, pero era verdad. Lo acaba de ver cogiendo con otro. Era una puta, una sucia puta.
- No me iré sin que hagas tu trabajo putita – Mencionó, comenzando a desabrocharse el pantalón.
- Estás ebrio
- Pero tengo dinero, mucho dinero – Señaló Frank, sacando su cartera y comenzando a arrojar montones de billetes al aire – Y lo único que quiero es cogerte. Voy a hacerte gemir más fuerte que ese idiota. Te cogeré tan fuerte hasta que no puedas caminar
- No quiero – Respondió Gerard llorando. No quería eso, ya no quería esa vida, quería salir corriendo de ahí y no volver nunca más.
- Pero si ese es tu trabajo, es lo único que sabes hacer puta, además estoy pagando por ello
- No quiero – Insistió.
- Pues vas a querer, maldita zorra – Mencionó Frank, abalanzándose sobre Gerard, quitándole las sábanas de encima y tomándolo brusco de las piernas, Gee intentó defenderse, pero Frank le propinó un golpe en la mejilla. Después, sin lubricante ni un preservativo de por medio, penetró a Gee y comenzó a embestirlo duro, una y otra vez, en tanto Gee se retorcía y gritaba.
- No quiero Frankie, por favor, no así – Dijo con las lágrimas rodando por sus mejillas.
- Entonces cómo, puta
- No, por favor – Gritó Gee. De repente todo sucedió muy rápido, pues ya había dos tipos en la habitación separando a Frank de Gerard, luego un tipo rubio entró. Gee se había cubierto con una sábana, el tipo en cuestión lo tomó en sus brazos.
Frank sólo sintió un golpe y miró toda aquella escena en tanto era arrastrado a la salida. Gee lloraba y le dolió verlo así. Sólo en ese momento cobró conciencia de lo que había hecho, le había dicho un montón de mierda, pero es que no había soportado verlo entre los brazos de otro.
Quería correr hacia él, disculparse, tomarlo en sus brazos, llevárselo muy lejos de ese burdel, decirle que había sido un idiota. Pero nada pudo hacer, los dos gorilas lo jalaron a la salida así, con el pantalón a mitad de las piernas, lo tiraron en el asfalto, uno de esos tipos le propinó un fuerte golpe en los genitales. Dolió como la mierda.
- Y no vuelvas a acercarte a Gee, pedazo de basura – Le dijo uno de esos tipos. Se quedó ahí, tirado, sintiéndose como una basura por haber tratado así a Gerard. Realmente sentía algo más por él, pero tenía miedo, miedo de aceptar que se había enamorado de una puta.
Pero Gee no era sólo una puta, Gee era el chico más lindo que había conocido en su vida.