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— ¿Pedido?— preguntó la fémina confundida.

— Sí, es cerca de una escuela.— le respondió su compañero de trabajo el cual se encontraba metiendo algunas bebidas y ramens instantáneos dentro de una caja.— La cual, también está cerca.

— ¿Pero, yo por qué?— frunció el ceño aún más confundida.— Se supone que es mi turno ahora, tu tendrias que ir a entregar este pedido.

— ¡Por favor, _____!— juntó sus manos y la miró con suplica.— Yo te cubriré hasta que regreses.

— Dame una buena razón para ir, Aki.— se cruzó de brazos y lo miró expectante, esperando por una respuesta valida.

Aki Mikata, era un compañero de su trabajo con el cual compartía horarios de vez en cuando, era algo parecido a su jefe pues siempre tenía una sonrisa. Era tan solo menor que ella por meses, pues él cumpliría los 18 años en noviembre.

Podría considerarlo como un amigo, pues era de su agrado y muy divertido.

— Mi ex estudia en esa escuela, y ni en sueños quiero toparmela.

— Jodete.— respondió, dispuesta a tomar su puesto en la caja registradora.

— ¡Por favor!— volvió a pedir.— Será el primer y último favor que te pida _____, ¿sí?

— No. Es una excusa muy estúpida.

— Tampoco lo digas así.— reclamó cual niño pequeño.— Yo no sé lidiar con mis ex's como lo harías tú, ¿de acuerdo?

Ella rodeó los ojos ante aquel comentario.

« ¿Cuáles ex's? » pensó irritada.

Odiaba aquello, no solo porque sus hermanos eran unos idiotas calientes significaba que ella también lo era.
Nunca había tenía una relación amorosa en sus 18 años, y aunque sí haya dado su primer beso, seguía siendo una virgen a diferencia de Ran y Rindou.

— No iré por mucho que insistas, además, yo no ganó nada al hacerte el favor.— continuó negándose.

— ¡De acuerdo! Te daré lo que quieras a cambio de que vayas, lo que sea.

— ¿Lo que sea?

— ¡Lo que sea!— afirmó nuevamente.

[...]

— ¿Luego del edificio qué...?— se preguntó a sí misma observando a su alrededor.

Definitivamente se sentía pérdida.
_____ no conocía Shibuya del todo, solo unos cuantos lugares y la tienda de conveniencia, pero más allá de eso, nada. Por esa razón se encontraba dando vueltas y vuelta, sin saber exactamente donde quedaba la dirección que Aki le había entregado.

Tenía que preguntarle a alguien, y para suerte suya, había una señora de edad a unos pasos más adelante de ella paseando a su perro. Se acercó y con delicadeza la tocó por el hombro para captar su atención.

— Disculpe la molestia señora, ¿pero podría ayudarme con una dirección?— pidió amable.

— Que linda jovencita,— comentó la mujer con una sonrisa.— claro que puedo ayudarte.

— Muchas gracias.

La señora fue muy amable con ella y le dio las indicaciones correctas, al parecer solo tenía que seguir unas tres cuadras y encontraría la escuela, luego de eso era cosa de girar a la derecha y encontraría el edificio respectivo de la persona que hizo el pedido.
Luego de despedirse de la mujer y también del hermoso cachorro que tenía, se dirigió por donde ella le había indicado.

« Tres cuadras y luego a la derecha. » se repetirá mentalmente una y otra vez para no olvidarlo.

Una leve sonrisa apareció en su rostro cuando pudo divisar la secundaria que le mencionó la señora a tan solo unos metros suyos, supuso que ya habían acabo las clases al verlos retirarse con sus mochilas y bolsos en hombro. Pasó por entre ellos, accidentalmente chocando con un grupo de chicos altos y fornidos, se veían temibles pero para ella nada le causará más miedo que ver a Ran enojado.

— Lo siento.— dijo junto a una reverencia, dispuesta a irse pero uno de ellos la sujetó de la muñeca.

— Pero miren nada más.— habló con una tono pícaro, mirando a la rubia de pies a cabeza con una sonrisa ladina.— Que linda sorpresa.

— Disculpen, pero tengo prisa.— trató de soltarse de su agarre pero el contrario solo aumentó su fuerza.

« Tengo paciencia, pero no tanta. »

Esos tipos siguieron hablando, proponiéndole irse con ellos y pasar un rato a solas. Ella por otro lado,  se preguntaba si esos idiotas conocían el apellido Haitani o era por el pequeño corte de cabello que se hizo la semana pasada que no lograban distinguirla.

Sea como sea, _____ estaba por golpear al chico que la mantenía sujeta, pero una voz interrumpió todo.

— No es bueno tratar a las chicas así.— habló alguien detrás de todo ese grupo.

Se hizo un espacio para mostrar a la persona que habló, y la rubia rápidamente lo reconoció.

« El chico de ayer... »

— Mi-Mikey.— balbuceo uno de ellos.

« ¿Mikey? »

Su mirada pasó rápidamente a él, quien tenía una leve sonrisa en el rostro. Se veía tan calmado e inofensivo, causandole ternura incluso.

— Sueltenla.— ordenó posando su vista en el tipo que sujetaba la muñeca de _____.

El chico con rapidez hizo lo ordenado por el más pequeño, y se disculpó junto a su tonto grupo de amigos antes de irse corriendo.

Ella se preguntaba porqué es que le tenían tanto miedo a ese pequeño niño, el cual parecía ser incluso menor que ella.

— ¿Estás bien?— preguntó el cenizo sacandola de sus pensamientos.

— Podía encargarme yo sola.— respondió con seriedad.

— Lo sé, pero quería ayudar.

— No pedí tu ayuda.

Odiaba eso, ella no era una chica indefensa por más que su apariencia lo diga, sabía defenderse, sus hermanos se encargaron de eso.

— ¿Es difícil para ti decir gracias?

— SÍ.

Y sonrió con sarcasmo antes de pasar por su lado, aún tenía una entrega que realizar y no podía perder más tiempo.

— ¡Nos vemos luego!— fue lo último que escuchó antes de perderse entre el resto de alumnos y profesores.






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Quiero decir... Que Mikey es
un amor ♡.
¡Espero les guste!

Una Haitani más  [Tokyo Revengers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora