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— Okey, dime por qué carajos me estás mirando de esa manera desde que llegué.— pidió la rubia con irritación mirando a su compañero de trabajo con el ceño fruncido.

Había llegado hace más o menos una hora y media, en la cual, Aki se la pasó dándole una sonrisa y mirada pícara desde que entró.

« ¿Qué se trae? » se preguntaba.

— ¿Así cómo?— preguntó inocentemente aún manteniendo la sonrisa en su rostro.— No sé de que hablar, _____.

— Sí, ajá.— rodó los ojos con cansancio y soltó un suspiro.— Si no me lo dices ahora, juro que te golpearé.

— ¿Por qué eres tan ruda?— hizo un puchero.

— ¿Por qué eres un idiota?

El contrario hizo un gesto ofendido por lo dicho por la de ojos lavanda, pero rápidamente recompuso su postura al darse cuenta que el semblante de la mayor era aterrador.

— De acuerdo.— resopló cansado porque ella no entendía su broma.— ¿Estás libre esta noche?

— Jódete.— habló con una mueca de disgusto.

Aquella pregunta solo hizo que una palabra llegase a su mente.

« Cita. »

No esperaba que Aki fuese a pedirle algo así, pensaba que lo que ellos tenían era una amistad y ya, no pensó que el contrario la viera de esa manera.
Ahora tendría que mantener su distancia.

— ¡No es para mí!— se apresuró a decir, agitando sus manos al percatarse de la idea errónea que se hizo la rubia.— ¡Yo jamás te pediría una cita!

— No sé si sentirme ofendida o agradecida con eso.— se expresó levantando una ceja.

— No lo tomes a mal, es solo que... Yo sí aprecio mi vida.— habló frunciendo los labios.— ¡Tus hermanos me matarían! Eso si tú no lo haces primero.

— Uhm, es cierto.— sonrió de lado por aquella idea.

Sus hermanos eran muy sobreprotectores con ella, y lo eran aún mas cuando se trataba de un chico. Incluso le habían puesto algunas condiciones para ello, _____ no podría salir con ningún chico que no los cumpliera.

Y era jodido, pero a decir verdad, hasta el momento ella solo conoce a una persona que cumple dichas condiciones impuestas por sus hermanos, incluso que sobrepase de ellos.

Pero no quería recordarlo por ahora o de lo contrario tendría un pesimo día.

— Como sea,— habló el chico retomando la palabra tomando una gran bocanada de aire antes de empezar a contar lo que sabía.— como sabes, hoy tengo turno de todo el dia.

— Sí...

— Y unas dos o tres horas antes de que tú llegaras vinieron dos chicos, era de secundaria por su uniforme.

El ceño de la fémina se frunció por la reciente información, venían muchas personas a la tienda e incluso estudiantes, no sabía porque Aki hacia esa mención como si se tratara de la gran cosa.

— Vienen muchos estudiantes Aki, no sé que tiene que ver con lo que me dijiste hace un momento.

— ¡Dejame terminar y luego preguntas!— reclamó con un puchero.

— Ugh, de acuerdo.— rodó los ojos.— Continúa, querido amigo.

El contrario sonrió en grande y volvió a tomar la palabra.— Sé que vienen muchos estudiantes aquí, tonta, pero ellos preguntaron especialmente por tí.

« ¿Por mi? » todo le resultaba tan confuso.

— O bueno, uno de ellos fue el que preguntó por ti, el otro parecía estar acompañandolo.

— ¿Cómo eran?

— Pues... Ambos eran rubios, pero de un tono diferente, uno era alto y el otro más pequeño. Fue el pequeño quien preguntó por tí.

No podía sacar nada con solo saber su tamaño y color de cabello, necesitaba más detalles.

— ¿Algo destacable? Una cicatriz o algo.

— ¡Sí! El grandote tenía un tatuaje de dragón a un costado de su cabeza, más o menos, por aquí.— señaló con su mano su propia cabeza, para darle una idea a _____ del lugar mencionado.— Era muy intimidante, me dio algo de miedo.

« Tatuaje de dragón... »

Algo en su cabeza hizo click en ese momento.
Hace un par de días, sacándole información a sus hermanos sobre ToMan e investigando por su cuenta, recuerda haber averiguado que la Tokyo Manji tenía un segundo al mando, el cual era Ken Ryuguji, también conocido como Draken.

Acá lo importante, es que Ryuguji también tenía una tatuaje de dragón en la cien.

Puede que solo se aún coincidencia pero... ¡Vamos, ¿quién se tatúa un dragón en la cien?!

« Aunque es mejor eso que tatuarse la mitad del cuerpo... Mis hermanos son unos idiotas. »

— ¿Qué te dijo exactamente?, El pequeño.— dijo curiosa, ya se le había pasado un poco el enojo de hace un momento y solo tenía duda, y algo de emoción al pensar que las personas que vinieron pudieran ser Mikey y Draken.

— Él me preguntó por ti, y como dije que aún no era tu turno de trabajo decidió esperarte.— informó, puedo ver una leve sonrisa en el rostro de la chica por más que ésta parecía ocultarlo.— Pero iba a ser muy tardado y parecían tener prisa, por lo que solo me dijo que te dijera que te esperaría en el santuario Musashi a las 9 p.m.

— ¿Santuario Musashi?— su ceño se frunció y quiso gritar de frustración.

_____ no conocía ese lugar en absoluto.

— No es tan lejos,— la expresión de la chica se relajó ante esas palabras, pero...— si vas a motocicleta.

— Idiota.— se quejó para dejar un golpe en su cabeza, ganándose un quejido de su parte.

Se fijó la hora en el reloj de pared, dándose cuenta que eran las 8:30 de la noche, si corría existía la posibilidad de llegar.

Pero tenía ciertas dudas al respecto.
¿Acaso será una trampa? Existía la posibilidad de que la fuesen a atacar si va sola, pero no creía que ellos serían tan cobardes como para atacar a una mujer en multitud —por más que ella pudiese defenderse—.

« El que no arriesga no gana, ¿verdad? »

— ¿Cómo se llega al santuario Musashi?

Sí, estaba decidida a ir.









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Uhh, algo va a pasar
¿Alguna idea?
¡Cuidense!

Una Haitani más  [Tokyo Revengers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora