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— Fue un largo día.— dijo antes de tirarse sobre su cama.

Se sentía mucho más relajada luego de ducharse.

Su salida con Mikey fue de nuevo... Interesante y caótica. No pensó que terminarían en una tienda de mascotas completamente empapados de pies a cabeza por culpa de la lluvia. Pero debía admitir que se divirtió.

Aparte de eso, pudo hablar con él y tuvo una explicación de lo que pasó, y a decir verdad, esperaba también que el tema con su amigo pudiese solucionarse.

Mikey se veía muy decaído.

— Así estoy yo cuando no estoy con esos idiotas.— habló abrazando su almohada ya lista para poder conciliar el sueño.

Poco a poco lo iba logrando, de no ser por...

— ¡Hemanita!

Abrió los ojos de golpe y se sentó sobre la cama, pensando que había escuchando mal.

— ¡Abrenos!— de nuevo, pero esta vez fue otra voz.

« Me retracto de lo que dije. »

Ahora se escuchó el golpeteo de la puerta principal, soltó un quejido y se volvió a recostar sobre la cama. Tenía la esperanza de que si no les abría se irían a casa.

« No, son capaces de entrar por la ventana. »

Se levantó nuevamente y a regañadientes salió de su habitación, bajando por las escaleras estaba tratando de ganar paciencia para no botarlos de ahí.

Conocía a sus hermanos lo suficiente como para saber que lo más probable de su muy inesperada visita a las 11 de la noche es para pedirle que los acompañe a una fiesta, y en caso de que no sea eso, talves ellos hayan venido a su casa con algo de alcohol.

Y claro, ¿quién tenía que limpiar el desastre después?

Ella, por supuesto.

— Más les vale que sea bueno o les cerraré la puerta e iré a dormir.— demandó luego de abrir la puerta y verlos a ambos bien abrigados y con mochilas sobre sus hombros.

Sí, la segunda opción era la más probable.

— ¿Así tratas a tu hermano favorito?— habló Ran fingiendo estar herido.

— Sí, ¿así me tratas, _____?— dijo Rindou esta vez.

— ¿Qué dices? Yo soy su favorito.

— Claro que no, yo lo soy.

— ¡Yo compartí con ella el vientre de mamá por casi 10 meses!

— ¡Eso no importa! Conmigo pasa más tiempo que contigo.

— ¡Ya paren!— gritó la femina.— Pasen de una vez, no quiero un escándalo hoy.

— ¿Cuando hemos hecho un escándalo?— cuestionó Ran fingiendo inocencia.

La contraria le miró con una ceja elevada a lo que él solo chasqueó la lengua para seguidamente ingresar junto al menor de los tres.

— ¿A que vinieron?

— ¿No podemos ver a nuestra hermanita?

— Sí, pero no me avisaron ni nada, así que supongo que quieren hacer algo estúpido.

Ambos comenzaron a excusarse diciendo que solo los veia como unos tontos e irresponsables, cosa que no era del todo falsa, pero la rubia los quería de esa manera.

— Vinimos porque tenemos que ponernos al día.— dijo Ran con una sonrisa. A su lado, Rindou se encontraba sacando dos botes de helado de su mochila.

Una Haitani más  [Tokyo Revengers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora