Ya era de noche y Lisa no volvió por la oficina, recibió mensajes y llamadas de Momo informando sobre todo lo que ocurría, no era problema, sabía que podía confiar a la perfección sobre el buen manejo de la empresa.Ahora, desabrochaba un cinturón con mucho cuidado de no despertar a la hermosa mujer que dormía plácidamente en el asiento de copiloto.
Con toda dulzura pasó los brazos detrás de Jennie, envolviendo su espalda y las piernas para cargarla. De alguna manera estaba feliz de hacerlo, la gustaba, era la máxima cercanía que tenía con Jennie y por supuesto, el momento en el que podía mirarla detenidamente.
Ese rostro estaba en paz.
Pero, también era cierto que esos labios carnosos cada vez captaban más su atención, una que cada vez era más difícil sacar de su mente. Debía controlarse, Jennie era un diamante herido que podría romperse en cualquier momento, tendría que ser cuidadosa y sobre todo paciente.
No sabía si en algún momento podría besarla, puede que nunca llegara a pasar, pero se tomaría todo el tiempo que Jennie necesitara si ese momento llegaba.
- Buenas noches. - Habló Lisa en un susurro al ver como las mujeres se acercaban al entrar a la casa.
- Hola cielo. - Saludó Seulgi en el mismo tono con una taza de té en sus manos. - Cayó rendida. - Dijo la mujer con una sonrisa al ver ese rostro tan relajado.
- ¿Habéis cenado? - Preguntó Soomin preocupada.
- Sí, de hecho, Jennie probó la hamburguesa y Dios mío... Su cara fue increíble. - Trató de no reír para no despertarla, pero esbozar una sonrisa, eso si que era imposible.
Sus mejillas se hincharon al pegar un bocado, los ojos brillando como dos estrellas, la ilusión en su cara por la nueva mezcla de sabores en sus papilas gustativas. Era perfecto ver todas esas sensaciones en aquella mujer.
- Me alegro cielo. - Sonrió Seulgi observando la escena de su hija, siendo el caballero de brillante armadura que protegía a una princesa.
Era inevitable sentir algo parecido a la envidia, ojalá su detestable marido la hubiera tratado así, que odiara ese mundo y de donde provenía, pero no. Él amaba a las personas débiles, fáciles de dominar y, si llegara el caso, repudiar como si no fuera nada porque realmente, no lo eran. Con un toque suyo podría desaparecer y nadie la encontraría.
Sin embargo hubo algo bueno que le dio, y fueron sus cuatro increíbles hijos.
- Les tengo que pedir un favor. - Habló Lisa repentinamente. - Dejé unas bolsas en el coche, no puedo cargarlas evidentemente, si pudiérais sacarlas...
- No te preocupes, tú ve a dormir que deben estar cansadas.
- Gracias Soomin. - Dejando un beso en la mejilla de cada mujer, salió de allí rumbo a la habitación.
La única luz presente era la que dejaba la luna entrando por el gran ventanal.
Con sumo cuidado Lisa dejó a Jennie en la cama, pero esta vez se tomó su tiempo para observarla. Como respiraba tranquila, apenas hacía muecas, solo su cara relajada, sus facciones hermosas, sus largas pestañas, esa piel clara y... Esos malditos labios tan apetecibles como prohibidos, al menos por el momento.
- No voy a dejarte ir Jennie, te voy a cuidar, voy a protegerte y nadie volverá a tocarte. - Murmuró cerca de ese rostro angelical para después, con mucha fuerza de voluntad, apartarse de ella y cambiarse de ropa.
Hoy, dormiría una vez más en el maldito sofá. La rutina de cada día. No hace falta decir que moría de ganas por dormir en su cama, y en otro tiempo, sola, pero ahora no era el caso, necesitaba dormir al lado de esa mujer morena de piel clara, abrazar su cuerpo con sus brazos, entregarle su calor y sacar toda esa mierda de su vida. Claro que no era tan sencillo, no podía sencillamente colarse en la cama, necesitaba su consentimiento, no quería que se sintiera amenazada por lo que esperaría pacientemente.
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PROMESAS DE PAPEL | JENLISA [G!P]
FanfictionVivir en la familia más poderosa solo es un dolor de cabeza para Lisa, más aún cuando es obligada a casarse con alguien inocente. ⚠️AVISOS⚠️ 🔺 Contenido sensible 🔺 Lenguaje mal sonante 🔺 Contenido sexual explícito 🔺 Historia G!P [Si no te gusta...