PROMESAS DE PAPEL | JENLISA [G!P]

Parte 31

Lisa había pasado todo el día en el hospital, visitaba a su madre que poco a poco prosperaba, con Leah contaban los minutos para que despertara, según los doctores no tardaría mucho, y por supuesto estaba con Jennie la mayoría del tiempo, también estuvo visitando a Yoongi, Hwasa y Moonbyul, quienes estaban considerablemente mejor, pero ahora la tailandesa se encontraba acariciando la mano de su amada cuidadosamente.

Habían pasado veinte horas durante las cuales Jennie durmió, aún no había despertado, el cansancio en su cuerpo era máximo, pero ahora comenzaba a abrir los ojos poco a poco con, para ella, la más hermosa imagen que podía ver al despertar.

Lisa.

- Hola... - Saludó en voz ronca, formando una sonrisa, tratando de asimilar que esto no fuera un sueño o un delirio, que realmente estuviera el amor de su vida frente a ella, que aquella pesadilla hubiera acabado.

- Mi amor... - Fue lo único que pudo decir Lisa antes de sonreír y llorar como una niña, empapando la cara de la mujer que la miraba con un brillo en sus ojos. - Estás despierta... - Sorbió su nariz.

No vio como la mano de Jennie comenzó a moverse, no sabía como hablar, había perdido la capacidad después de ver esos ojos avellana mirándola con tanta devoción, acarició la cara de la tailandesa, solo para cerciorarse de que esto era real y no un sueño.

- Estás... Aquí... - Articuló echándose a reír de pura felicidad.

Unieron sus frentes, inhalando la respiración de cada una, la coreana con las manos en el cuello de Lisa mientras que esta sujetaba sus muñecas, ambas llorando de felicidad al poder mirarse a los ojos de nuevo.

- Jen... Yo... Lo sien... - Jennie la cayó con un beso en sus labios, el que tanto había deseado, solo eso, el tacto de y la sensación que provocaba en sus piel cada vez que la besaba.

- Te amo... - Murmuró antes de besarla nuevamente.

- Y yo Jen pero... Pero yo... - Se echó a llorar, solo quería decirle cuanto lo sentía una vez más.

- Shh... Tú no hiciste nada...

- Exacto... No hice nada... Soy una...

- Lisa ya... Tú ni hiciste nada malo, solo me diste felicidad, no quiero que me pidas perdón, solo quiero que me digas que me amas. - La miró, con esa sonrisa tan calmada que derretía a la castaña, la que podría observar durante horas sintiéndose la persona más afortunada del mundo.

- Te amo Jennie, te amo más que a nadie en este mundo. - Tomó sus mejillas para besarla por todo su rostro, queriendo borrar cada herida provocada, mientras Jennie reía como una niña feliz.

La coreana parpadeó varias veces, mirando a los lados, pues en ningún momento la había importado donde estuviera, solo prestaba atención a Lisa.

- ¿Estamos en el hospital?

- Sí.

- Pero... ¿Cuándo? ¿Cómo? - Preguntó ya que no recordaba nada, solo tenía una vaga imagen de Jisoo.

- Pues... - Lisa comenzó a relatar la historia, incluyendo como se emborrachó y Sana vino por ella para después ir a la fábrica, no le dio muchos detalles de lo que pasó después, solo le dijo que ya no tenían que preocuparse por Louis, que él había desaparecido y no volvería, claro que Jennie no era tonta y podía imaginar lo que pasó, conocía a Lisa y sabía que no dejaría las cosas así sin más, al igual que Jisoo tampoco lo haría, pero lo dejó pasar.

Si ese hombre estaba muerto no podía alegrarse más, podría vivir junto a Lisa sin preocupaciones.

Lo que ninguna de las dos sabía era que mientras estaban en el hospital Jisoo y el resto no habían descansado, se dirigieron al lugar del que provenía Jennie, pensaban deshacer toda la mierda que había allí, salvar a los niños y a las personas indefensas que eran maltratadas cada día. Les darían un nuevo hogar.