Parte 16

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Sus labios continuaban unidos, embrigadas de la explosión provocada por el choque, como el artista que une el lienzo y el pincel creando una perfecta armonía de colores, texturas y sentimientos. No podían separarse del éxtasis que abarcaba sus cuerpos, ni siquiera la tímida Jennie podía hacerlo, la adicción a ese dulce beso era una bomba que estallaba en su pecho sin control.

Las manos de Lisa deslizándose por esa pequeña cintura, queriendo apretarla con fuerza. La dureza en su pantalón haciendo más presencia de la que pudiera controlar, era imposible, tendría que tirarse al río para calmarlo, sin embargo, toma fuerza de donde no había para poder separarse sin apartar la vista de la belleza frente a ella, el ser angelical que ahora parecía resplandecer.

Sabía lo que ocurriría al separarse de sus labios, no podría seguir en este momento por lo que empezaba a contar los sengundos que faltaban para hacerlo de nuevo.

Ambas con la respiración pesada, Jennie sin poder abrir los ojos, mientras que Lisa no despegaba los suyos de la coreana.

La había besado.

Ese ansiado beso había llegado, y podía imaginar miles de situaciones, pero ninguna de ellas se podría asemejar a lo que realmente sintió, era demasiado para cualquier ser vivo.

- Eres hermosa. - Murmuró Lisa despositando ese tierno beso en su frente.

Jennie se mantenía callada, esta sensación era totalmente nueva, nunca la besaron con esa dulzura y mucho menos despertaron cualquier tipo de sentimiento, era tan abrumador que la capacidad de hablar se había esfumado por completo.

Ahora abría los ojos lentamente, fijándose en la vista frente a ella. La tailandesa alzando las comisuras en lo que parecía una sonrisa, su rostro inspiraba calma, paz, lo necesario para que el corazón de la coreana ralentizara las pulsaciones lo suficiente como para respirar con algo de normalidad.

No se dijo palabra alguna salvo las anteriores dos palabras que con tanto gusto Jennie recibió, no era necesario hablar, la energía que sus cuerpos transmitían era más que suficiente para entenderse, por ello Lisa tomó la mano de su coreana, dando unos pasos hacia atrás con una gran sonrisa, por desgracia no habían venido solas, tenían una compañía que ya las estaba esperando, de lo contrario no haría algo tan estúpido como irse de allí, pero Lisa sabía que no tardarían en venir a buscarlas.

- Hasta que aparecen. - Señaló Rosé con picardía en su voz.

- Eso, ya era hora. - Añadió Jisoo alzando una ceja y mirando su reloj.

- Lo siento, nos paramos un momento. - Respondió Lisa sin la menor importancia.

- Ajá... A oler las flores seguro. - Fue lo único que pronunció Rosé, pues conocía a su amiga como la palma de su mano y por supuesto su sonrisa la delataba.

Lisa rodó los ojos, manteniendo la unión de su mano con la de Jennie, y comenzó a caminar nuevamente. Por otro lado la coreana continuaba con la cara roja, aún no era capaz de levantarla, la vergüenza después de ese acto tan descarado se empezaba a apoderar de ella, por suerte ahí estaba Lisa que entendía lo que estaba ocurriendo y no pensaba presionarla, solo se dedicaría a sostener su mano, su cuerpo y su ser, y no podía ser de otra manera puesto que por mucho que sus pies pisaran la tierra, sentía que iba caminando por las nubes.

Hasta que cierta persona habló con emoción.

- ¡Lisa! ¡Mira! - Exclamó Rosé con los ojos abiertos como platos, observando un pequeño pájaro posado en la rama de un árbol. - ¿De qué clase es? Es hermoso...

La tailandesa se acercó con el ceño fruncido dispuesta a resolver las preguntas de su amiga.

- Waoh... Llevaba mucho tiempo sin ver uno de estos... Es un Diamante de Gould. - Explicó sacando la cámara para captar la belleza de aquel pequeño ave, compuesto de color verde en las alas, azul en el cuello, morado en el pecho, el abdomen amarillo y la cabeza roja. Una de sus especies favoritas.

PROMESAS DE PAPEL | JENLISA [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora