Parte 4

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No sabía ni cuantas horas pasó en la empresa hasta que quedó todo resuelto, por lo menos mañana Jin podría distribuirlo a primera hora mientras ella desayuna con su futura prometida, la cual ya estaba completamente dormida.

Era la una de la mañana cuando llegó la castaña, si, había pasado todo el día en la empresa, pero esas paredes no fueron capaces de expulsar a Jennie de su mente, ahí estuvo alojada cada minuto. Lisa preocupada por su bienestar, por eso mismo se la pasó llamando al menos cada dos horas para preguntar a Soomin sobre su situación la cual al parecer, era buena.

Ahora quedaba asombrada con la imagen ante ella. Lo primero que vio al entrar fue la terraza abierta, Soomin ya la había informado de que se encontraba en ese lugar observando a los pájaros, lo que no imaginó fue que se quedaría ahí hasta la noche, con las piernas encogidas en la silla, abrazada a ellas hecha un ovillo que se iba soltando poco a poco por el peso del cansancio.

Lisa se acercó a observarla.

La luna iluminaba el rostro pálido de la morena, un tenue brillo en sus labios se dejaba ver, solo en la parte superior. De fondo, el sonido de algunos pájaros como los búhos o las lechuzas, también el sonido de otros correteando por los árboles como las ardillas que amaban jugar por esas ramas, y la respiración tranquila de esa chica ahora no parecía sollozar.

Con toda la delicadeza que pudo, tomó un mechón que caía sobre su rostro y muy despacio lo puso tras su oreja.

- Quiero saber más de ti... - Murmuró inhalando con fuerza, quedando atrapada en el olor floral de Jennie.

Se puso en pie nuevamente, miró a la puerta, después a Jennie y de nuevo a la puerta. Puede que no debiera hacerlo, puede que Jennie despertara, puede que la hiciera llorar como loca y se pasara la noche sollozando por su simple tacto, por creer que haría algo, pero aún así no podía dejarla ahí a la intemperie, sin saber que esa situación, la morena, la había vivido tantas veces que había perdido cuenta, claro que ninguna de esas había disfrutado de unas vistas tan bonita.

Lisa no lo pensó más y se acercó a ella con sumo cuidado, pasando su brazo derecho por debajo de sus piernas, poniendo el brazo de Jennie alrededor de su cuello y llevando el otro brazo a su espalda para poder cargarla.

A la tailandesa no la sorprendió lo poco que pesaba, desde que la vio se la notaba que estaba desnutrida y aunque no la había visto desnuda sabía a ciencia cierta que se marcaría cada hueso de su cuerpo.

Jennie por un momento se movió, haciendo que Lisa parara en seco con temor, claro que no imaginó que la tomaría del cuello con la otra mano, teniéndola de esta manera mucho más cerca y embriagándose ahora de ese olor florar que antes solo había rozado. Quedó estática por un momento disfrutando de la situación, había algo en ese aroma que la hacía adicta a el.

Avanzó un poco más hasta llegar a la cama donde, poco a poco, dejó a Jennie con suavidad para que no despertara, jaló la manta y con la misma la tapó, dejando la otra almohada a su lado para que de nuevo se aferrara a ella.

Lisa sonrió de lado para después separarse, ir al armario, tomar su pijama y acostarse en el maldito e incómodo sofá.

***

La alarma sonó a las 6 en punto, era hora de salir a correr, no sin antes asegurarse de que Jennie estaba bien y así era. Aferrada a esa almohada, pero de nuevo había una leve apnea en su respiración revelando que había estado llorando.

"¿Habrá sido mi culpa?" - Rondó la mente de Lisa.

Era una posibilidad claro está, el contacto humano pone su piel de gallina, la hace temblar, su mera presencia lo hace, sería lógico que se percatara de su agarre o que quizás entrara en pánico si despertó y se vio en la cama, por lo que un sentimiento de culpabilidad empezó a aparecer pese a lo mucho que se decía a si misma que no era su culpa ya que lo único que hizo fue llevarla a dormir.

PROMESAS DE PAPEL | JENLISA [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora