Parte 11

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El sol comenzaba a esconderse tras los árboles en el patio de Jisoo, allí seguían las ocho personas ahora escuchando la música lenta que sonaba en los altavoces. Observaban la pequeña hoguera que habían encendido para hacer algunos malvaviscos con chocolate, y ¡Dios mío! Lisa, en su caso, no supo que era más delicioso, si los dulces, o ver a Jennie disfrutarlos.

- Ou... - Salió como un susurro de la boca de Jennie cuando un malvavisco cayó en la taza, salpicando su cara y dejando algunas marcas de chocolate en su mejilla, pómulo, barbilla, y labio inferior. 

- Te manchaste... - Murmuró Lisa a su lado, tomando aún más cercanía. - ¿Puedo...? - Preguntó acercándose aún más, recibiendo solo un lento asentimiento por parte de Jennie.

La coreana la observaba embelesada por esos grandes ojos avellana, sus labios gruesos, las largas y finas manos, incluso por el flequillo que cubría su frente. No podía apartar la mirada de ella, y en ese momento, solo existían las dos.

Moonbyul hablaba tranquila con Hwasa en dos hamacas que juntaron, Yoongi disfrutaba de su taza de malvaviscos como si no lo hubiera comido en años, y la realidad era exactamente esa, Taehyung por otro lado se había quedado profundamente dormido por el calor de la hoguera. Jisoo y Rosé compartían una sola hamaca, cubiertas por una manta, medio cuerpo de la rubia encima de la morena que la acariciaba el pelo con suavidad. Ambas se sonreían con amor, sobraban las palabras en ese momento porque las miradas decían todo lo que necesitaban saber. 

Lisa puso sus manos en la cara de Jennie con sumo cuidado, con los pulgares se deshizo de las manchas que cubrían la mejilla, y el pómulo. Cuando llegó a la barbilla era imposible dejar de observar esa zona, como si no quisiera apartar las manos de ella, quitó el chocolate lentamente, creando un escalofrío en Jennie que recorrió la espina dorsal de la misma.

Observó la última mancha, la que cubría el labio inferior de la coreana. Por su cabeza rondaba la idea de besarla, arrastrar esa mancha con su lengua y así saborear dos cosas que estaba segura que serían deliciosas. Sus labios, y el chocolate. Pero no podía atreverse a tanto. Todavía no.

Observó los belfos carnosos, posó el pulgar sobre ellos, entreabriendo la boca de la coreana y sumiéndose en el más profundo de los deseos. Ahora tenía aún más ganas de besarla. El tacto era suave, y sentía lo esponjoso de ellos, no quería quitar el dedo, al contrario, las ideas calientes de Lisa estaban ahí. Quería introducirlo en su boca, notar la calidez de la misma y que jugara con la lengua.

El dolor en su entrepierna comenzó, sin darse cuenta de la inmersiva mirada que la daba la mujer frente a ella. Jennie se deleitaba con la imagen de Lisa acariciando sus labios. Siempre la trataron con rudeza, sobre todo en esa zona, por lo que esta sensación de calidez, atracción y dulzura, era nueva, quería experimentarlo al máximo, quería más.

Por primera vez en su vida, quería besar a alguien, pero no estaba preparada para ello.

Lisa continuó el juego en esos labios, acercándose poco a poco hasta qué alzó la mirada y vio esos ojos felinos frente a ella. No había brillo en ellos, quizá uno muy tenue, pero estaba opacado por la oscuridad. Por el deseo. El rubor en las mejillas de Jennie la delataba, lo quería, quería ese beso que la tailandesa tanto ansiaba darle pero, continuaba insegura por la reacción que pudiera ofrecer, más aún cuando estaban en casa de Jisoo y no solas.

Sin apartar los ojos de los felinos, terminó de pasar el pulgar por su labio inferior, provocando que este se botara, y finalmente, causado por el calor que bombeaba en su entrepierna, llevó el pulgar a su boca, lamiendo el chocolate del que se había desecho.

"Un beso indirecto." - Pensó Lisa sintiendo ese bombeo aún más fuerte.

Jennie tragó pesado ante ese acto. Algo se removió en ella, una sensación extraña, diferente, emocionante, aunque, con Lisa todo era emocionante, extraño y nuevo. Pero lo deseaba. Notaba su cara caliente, sabía que estaría roja, pero no importaba, la mano de Lisa aún acunaba su cara y la acariciaba con el pulgar, sin embargo, la erección empezaba a crecer y sería un gran problema.

PROMESAS DE PAPEL | JENLISA [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora