Parte 15 [3/3]

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Lisa abrió los ojos lentamente, sintiendo un peso en el pecho, miró hacia abajo y ahí estaba su coreana, reposando encima suya, tomando la camisa como habituaba hacerlo.

Sonrió.

Quedó un momento mirando a la mujer, embriagándose del olor, y atendiendo a la respiración. No quería levantarse, se quedaría atrapada en esas sabanas durante el tiempo suficiente para no olvidar ese tacto, ni ese aroma.

De forma lenta, fue acariciando la mejilla de Jennie, viendo como esta arrugaba la nariz de forma adorable. La sonrisa no desaparecía.

- Hey... Hay que despertar... - Murmuró Lisa, notando como su coreana se acurrucaba aún más.

Ternura.

Continuó acariciando la cara de la morena, aún recostada prácticamente encima, sí, estaba despierta, rezando para que ese tacto no cesara, y aunque sabía que en algún momento tendría que abrir los ojos, no sería en los próximos minutos. Grabaría este momento con capturas mentales. 

Los largos y finos dedos de Lisa la tocaban como si fuera seda, con extremo cuidado, como si fuera el mayor tesoro jamás encontrado. No hacía falta que dijera nada, solo las acciones bastaban para hacerla sentir de esa manera. Querida. Segura. Sensaciones que nunca sintió, y ahora que las tenía por primera vez en su vida, daría su propia vida para que no desaparecieran. Al fin y al cabo ya vivió el sentirse odiada, asqueada, repulsiva, sucia... Deseaba su propia muerte, no había deseo más grande que ese y... ¡Santo Dios! ¿Cómo la vida pudo cambiar hasta este punto? Hasta estar recostada en la mejor persona que jamás conoció, su ángel guardián. 

Habría dado su vida porque aquella pesadilla acabara, ahora, la daría porque Lisa no se fuera de su vida.

Hizo el agarre en la camiseta más duro, cosa que evidentemente sintió Lisa y sus comisuras subieron, continuó las caricias por su brazo que ahora podía ir en manga corta, sentía el tacto directo en la piel, siguió a su cara, ese precioso rostro que adoraba cada día, para terminar con ese pelo moreno, tan sedoso y perfecto, para a continuación volver a empezar hasta que Jennie decidió abrir los ojos y comenzar a estirarse.

- Buenos días... Hermosa. - Dijo Lisa en un murmullo, audible solo para las paredes de aquella habitación.

- Buenos días... - Devolvió Jennie con timidez.

- ¿Dormiste bien?

- S-Sí...

- Cuando desperté, solo se escuchaba tu respiración, tan tranquila... - Alzó la barbilla de su coreana para que la mirara a los ojos. - Podría amanecer así cada día... - Ni ella misma sabía el porqué de esa confesión, pero agradeció hacerlo, porque ahora tenía a una Jennie totalmente avergonzada, a la par que sonriente. 

Amaba esa sonrisa que cubría su cara enteramente.

- Lisa...

- ¿Qué?

- Es que... - No pudo evitar tapar su cara con las dos manos. 

A medida que iba tomando confianza con Lisa, y se sentía más libre de actuar, su personalidad salía a relucir, y esta era una de las acciones que tanto le gustaba a la tailandesa. Su timidez. Como tapaba su cara con las manos para ocultar el rubor en sus mejillas, era hermoso, no podía dejar de mirarla y solo quería apartar esos obstáculos para verla.

- Oye... Mírame.

- No.

- ¿Porqué?

- No puedo.

- Si puedes.

- No...

- Vamos Jen... Déjame ver lo hermosa que eres.

PROMESAS DE PAPEL | JENLISA [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora