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Al día siguiente en cuanto Missa salió de su habitación, ya estaba Spreen esperándolo para ir a la Dungeon.

Inmediatamente se equiparon con mucha comida y manzanas doradas.

Esperaban regresar con un gran motín así que también llevaban un inventario extra.

— ¿Dónde estan los demás?. — Inquirió Missa.

— Ya se fueron, dijeron que tenían que hacer algunas cosas. — Respondió con simpleza.

Esto hizo que el pelinegro tragara saliva pues aún no se sentía seguro de poder pelear solo.

Aún así una vez listos, salieron directo a las coordenadas donde estaba la Dungeon. Durante el camino se guardo un silencio incomodo hasta que el primero en hablar fue Missa.

— Y ... ¿Que tal te fue con tu otro padre? —

— Pues, bastante bien... Hace meses que no lo veía. El chavón se construyó un castillo nuevo re fachero. — Contesto tranquilo.

— ¿Tu padre es un rey?. — Pregunto sorprendido.

— Nah.. - Dudo su respuesta. — Bueno, tal vez si.

Nuevamente se guardo un silencio por una parte del camino. Al parecer Spreen daba algunos datos de su vida pero sin muchos detalles.

Era un hombre de pocas palabras.

¿🌹?

Llegaron a la orilla del mar, construyeron un barco y subieron.

Delante iba Spreen impulsando el barco, detrás estaba Missa verificando que fueran a las coordenadas correctas.

Fue ahí donde al ver que faltaba bastante recorrido, nuevamente el chico de la máscara de calavera inicio la plática.

— Siempre tuve la duda de cómo se conocieron tus padres. —

— Es una larga historia. —

— Tenemos tiempo. — Insistio Missa con una sonrisa.

Esto hizo que el argentino sintiera un poco de confianza y comenzará a hablar.

— Bueno todo comenzó... —

Así fue como Spreen hablo por más de 1 hora sobre cómo sus padres se conocieron, sus grandes aventuras y al final como el producto de todo su amor había sido el mismo.

Con esta charla en medio del océano ambos pudieron conocerce más, sobre todo Missa a Spreen.

Disfrutaron de la compañía mutua, riendo o haciendo bromas.

La risita de Missa era como una sinfonía para los oídos de Spreen.

El hibrido de oso sentía una extraña relajes al estar con el pelinegro, era la primera vez que platicaba tanto tiempo con alguien sin quedarse callado.

¡🌿!

Una vez llegando a la Dungeon, está se veía desde lejos. Siendo un imponente edificio de más de 100 bloques de altura, dentro se podían oír las ordas de zombies listos para matar a quien fuera que entrara.

El primero en bajar fue Spreen, ya estaba alistándose para ir directo por el motín.

Pero al girarse encontró a Missa aún en el barco, estaba sosteniendo su espada nervioso mirando el edificio con temor.

Al ver esto, el Argentino le extendio la mano para ayudarlo a salir. Por primera vez Missa miraba las manos de su contrario, estás tenían vendajes y algunos rasguños aunque de sus dedos sobresalian unas garras de color negro.

ᴇɴᴛʀᴇ ᴇʟ ᴅᴏʟᴏʀ ʜᴀʏ ᴀᴍᴏʀ |ᴍɪssᴘʀᴇᴇɴ|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora