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En cuanto Marki acabó con la vida del más alto, salió a toda prisa de la sala donde se encontraba. Apenas por el rabillo del ojo pudo divisar como ingresaban a la base mas extraños, si su vista no le fallaba alcanzó a divisar a Shadoune. Si esto era cierto, estaban en grandes problemas pues sabía lo incanzable que podía ser el fránces en una batalla.

Corrío entre los extensos pasillos hasta lo mas recondito de la base en donde se encontraban sus compañeros, le sorprendío ver la escena de 8cho sujetando fuertemente a Missa entre sus brazos como si se tratará de un depredador a punto de devorar a su presa.

Aunque quería preguntar que estaba ocurriendo de inmediato alertó a sus colegas de la situación asi consiguiendo que se mirarán entré si.

— Esto debe ser una puta broma, ¿¡No se suponía que Shadoune debía de estar moribundo por el veneno!? — Reclamó 8cho a Jokki.

— A mi no me culpeis, ¡Yo use el veneno que me dio Marki! — Se defendió de inmediato.

— Y yo solo se que este francés no viene solo — Añadio Marki. — Dense prisa antes de que... -

El español fue interrumpido por un fuerte estallido seguido de una luz deslumbrante que envolvió la sala con todos los presentes. Los españoles tratarón de cubrir sus ojos y antes de retomar por completo el control de su propia vista se escucho la voz furiosa de acento francés que exigía saber donde estaban sus amigos.

Missa, con un impulso repentino, corrió hacia Shadoune, pero antes de llegar fue interceptado por 8cho. Con un movimiento firme y sin miramientos, lo lanzó sin piedad dentro de la cárcel de obsidiana, junto a Spreen y Quackity. Antes de cerrar la puerta, 8cho le dedicó a Missa una mirada helada, convencido de que aquella prisión era impenetrable y que ninguno de ellos podría burlar su seguridad.

Dentro del calabozo, la atmósfera era densa. Missa, aún tambaleante y limpiando las lágrimas de su rostro, alzó la mirada y encontró los ojos de Spreen. Entre ellos no hacían falta palabras; había una mezcla de sentimientos acumulados que podrían estallar en cualquier momento.

Spreen, encadenado, contenía el impulso de enfrentarse a Missa, mientras el otro avanzaba lentamente hacia él. Cada paso de Mexicano parecía contener con una intención incierta.

El argentino lo miró con molestia, aunque debajo de esa careta de enojo escondía cierta vulnerabilidad. Después de todo lo que Missa había dicho, no quería mostrar ninguna debilidad. Sin embargo, el pelinegro se detuvo frente a él, inclinándose ligeramente y levantando una mano.

Spreen, al verlo, instintivamente pensó que estaba a punto de recibir un golpe y cerró los ojos, esperando el impacto... pero este nunca llegó. En su lugar, sintió cómo sus muñecas quedaban libres. Atónito, miró a su compañero, quien sostenía las llaves de sus cadenas con una calma inesperada.

Sin perder tiempo, Missa rápidamente se dirigió hacia Quackity, que yacía inconsciente en un rincón. Mientras liberaba al híbrido, la tensión era palpable. Spreen observaba cada movimiento con incredulidad, preguntándose cuáles serían realmente las intenciones de Missa.

Apenas terminaron de quitar las cadenas, un estruendo resonó al otro lado de la puerta. El eco de golpes y gritos dejaba claro que la batalla seguía en el exterior, y que el tiempo era limitado.

Missa y Spreen intercambiaron una última mirada determinante; sabían que tendrían que trabajar juntos, aunque fuera solo por esta vez, para salir con vida de aquella prisión y enfrentar lo que les aguardaba afuera.

!🌿¡

La pelea en el lugar mas recondito de la base era un torbellino de golpes, destellos y el eco de explosiones.

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⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

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ᴇɴᴛʀᴇ ᴇʟ ᴅᴏʟᴏʀ ʜᴀʏ ᴀᴍᴏʀ |ᴍɪssᴘʀᴇᴇɴ|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora