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Roier junto a Mariana habían cabalgado durante unas horas hasta llegar a una casa en medio del bosque, mejor dicho un tronco hueco en donde un mago se había establecido desde el inicio de esta aventura, tuvieron que tocar la puerta y gritar un par de veces antes de que alguien respondiera desde dentro.

— ¿Qué chingados quieren? — La puerta se abrió de golpe dejando ver al mago con su típica vestimenta y lentes, detrás de él una nube de humo producto de sus pociones.

_ Necesito quitarle lo pendejo a Spreen — Exclamo el de hoddie de Spiderman.

— Ese wey así nació, no se puede hacer nada. — Respondió secamente para intentar volver a cerrar su puerta y seguir con su trabajo.

— Espérate culero, esto es importante. — Roier sujeto la puerta para evitar que la cerrara.

Tanto el mago como Roier forcejearon un par de veces hasta que Mariana harto de la situación hablo en voz alta dirigiéndose al mago.

— Venimos a comprar una poción. — Mostró una pequeña bolsa la cual sacudió y se escucharon metales chocar entre si.

— Buen intento, el precio puede ser muy alto si la poción es difícil de hacer — Explico el mago. — ¿Qué clase de poción quieren?.

— Una de enamoramiento. — Respondieron al unísono.

Juan soltó una risa sonora, se recargo sobre el marco de su puerta mientras se cruzaba de brazos.

— ¿Enamorar a alguien? Ja! Ni con todo el diamante de este mundo podrías conseguir esa poción, porque son ilegales, te expulsarían de este sitio antes de poder usarla. — Añadió aun risueño.

— A ver pedazo de mierda no estamos jugando, necesitamos esa poción. — Mariana tomo por el cuello de su túnica al mago para levantarlo levemente.

Roier entendía que Juan no cedería así de fácil, el solo se movía por conveniencia o por orgullo.

— Ya déjalo Osvaldo, es obvio que no sabe hacer esas pociones... — Menciono con veneno en sus palabras.

Mariana soltó al contrario y se quedo mirando a Roier con cierta confusión por su lado Juan ofendido por el comentario del chico acomodo su ropa y replico molesto.

— Para tu información soy el único en todo este puto mundo que puede hacer ese tipo de pociones... incluso — Se quedo callado un momento. — Tenia algunas ya hechas y escondidas, pero alguien me las robo. — Admitió con desagrado.

— ¿A poco si tilín? Alguien con ese tipo de poder podría sobornar a quien fuera. — Inquirió Mariana. — No le creas Roier, nomas anda diciendo pendejadas.

El chico de la hoddie ignoro las palabras del mas alto y pensó en lo que habia dicho Juan.

— ¿Y quien te las robo? — Tenia la esperanza de que Missa fuera el ladrón y así corroborar su teoría.

— Fue una noche hace tiempo, fue tan rápido que ni siquiera vi de quien se trataba. — Mintió — Quede moribundo y Ari llego justo a tiempo para rescatarme. — Relato con un nudo en la garganta.

— ¿Y no puedes hacer una mas? Tan solo una. — Roier no se daría por vencido tan facil.

— ¡Casi me matan por hacerlas! No quiero morir aun — Exclamo.

Esas palabras hicieron entrar en razón a Roier, no quería ser causante de una muerte. Soltó un suspiro pesado antes de hablar.

— Perdón por haberte molestado, solo que estoy desesperado y me siento tan idiota por no poder hacer nada. — Sus palabras estaban cargadas de frustración, una faceta poco conocida del mexicano.

ᴇɴᴛʀᴇ ᴇʟ ᴅᴏʟᴏʀ ʜᴀʏ ᴀᴍᴏʀ |ᴍɪssᴘʀᴇᴇɴ|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora