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Desde que todo se volvió obscuro para el híbrido de oso, lo último que recordaba era ver una sujeto con armadura de Netherite frente a el, hablando pero sin poder comprenderlo.

Ahora estaba recostado sobre una cama de lana blanca dentro de una habitación de paredes con tablas de abedul y decoración simple: Una ventana de 2x2 bloques, una mesa donde había un libro, una maceta con un tulipán, una silla y al fondo una puerta sin ningún tipo de seguridad.

Se encontraba con vendas en los brazos al igual que el abdomen. Su suéter blanquecino se hallaba doblado a sus pies, había sido despojado de todas sus armas incluida la espada del francés.

Estaba por levantarse de la cama cuando un dolor punzante apareció en su espalda, con la respiración agitada y los dientes apretados por el dolor, observo como un esqueleto de Whiter con una capa ingresaba a la habitación donde se localizaba.

De inmediato trato de ponerse a la defensiva pero solo logro que el dolor se hiciera más fuerte.

— Deberías de calmarte o las suturas se romperán. — Indico el contrario, su acento era idéntico al del híbrido.

Ambos eran españoles.

— ¿De que coño hablas? ¿S-suturas?. — Menciono Rubius mientras trataba de alcanzar lo que sea que tuviera en la espalda.

— Caíste del cielo, como si fueras una especie de ángel... Un ángel muy feo, pero te desmayaste cuando te encontramos y tú amigo... —

— Esa cosa no era mi amigo. — Interrumpió Rubius.

— Vale, esa "cosa" fue como un colchón para ti. Murió por el impacto y tú tenías incrustadas sus garras en la espalda, tuvimos que coserte. Parecías una alcancía. — Soltó una risita burlona ante su última frase.

Rubius solo rodó los ojos, la bromita le daba igual solo debía encontrar al supuesto hermano del francés para regresar y salvar a su pato.

El esqueleto se sentó en la sillita que tenía la habitación y a los segundos ingreso otra persona: Un hombre de buena altura, cubierto en armadura de Netherite con un casco que cubría parcialmente su rostro solo dejando a la vista sus ojos blanquecinos que brillaban sutilmente a la luz del sol que se escabullía por la ventana.

Parecía molesto con el español, asi que hablo de forma sería.

— Y vos ¿Quién chota sos? ¿Por qué tenes la espada del francés?. — Saco dicha arma de su inventario para mostrarla.

— Soy Rubius y estoy buscando a "alguien", esa espada es de mi amigo así que dámela de una vez. — Replicó de la misma forma.

— Dale Rubius, vos no sos de por acá, llegas del cielo y ahora venís a darme órdenes. ¿Pues quién te crees? — Alzó una ceja incrédulo.

— Pues yo soy la Leyenda del Gaming. — Respondió con arrogancia remarcando la ultima frase.

El más alto soltó una risa burlesca para después desenvainar su espada y colocarla cerca del cuello de Rubius haciendo presión como para que un hilo de sangre saliera de su piel.

El español le miro con mirada retadora, tratando de pensar en como derrotar al hombre frente a el.

Las cosas habían escalado muy rápido, ambos querían ser intimidantes sin siquiera saber el propósito del otro en ese universo.

— Mejor decime porque porongas tenes está espada o te mato ahora — Amenazó.

No hubo respuesta por parte de Rubius, solo mantuvo su mirada con desafío al hombre frente a el, a esto el caballero de Netherite estaba dispuesto a hacer más presión, pero a sus espaldas se escuchó una voz.

ᴇɴᴛʀᴇ ᴇʟ ᴅᴏʟᴏʀ ʜᴀʏ ᴀᴍᴏʀ |ᴍɪssᴘʀᴇᴇɴ|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora