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Ambos jóvenes salieron de la sala de cofres siguiendo los gritos que emanaban al otro lado de la puerta principal.

Spreen parecía molesto, ¿Por qué estarlo?.

Este mismo abrió la puerta de golpe dejando ver al otro lado un chico de lindo cabello café y hoddie roja con el estampado de una araña en el centro.

— Pinche Spreen, ando tocando la puerta como pendejo desde hace rato. — Reclamo de primera instancia.

— ¿Qué hacés acá? — Respondió secamente.

— Uy, con ese humor ni quien te aguante. —

Sin ser invitado Roier entro a la base, traía consigo una pequeña caja de color rojo con una nota sobre esta.

Cuando el chico de la hoddie entro inevitablemente miro a Missa quien se mantenía viendo la escena desde atrás.

— Buuenas! ¿Cómo te llamas? — Pregunto Roier de forma alegre al ver al chico.

Este ultimo recordaba haberlo visto con el Team pero nunca le tomo importancia.

Missa reconoció al instante el acento mexicano, era extraño que siendo de la misma nacionalidad nunca se hubieran visto antes.

— Me llamo Missasinfonia aunque todos me dicen Missa. ¿Y tú? — Se presentó extendiendo su mano acompañada de una sonrisa cortes.

Roier de igual forma reconoció su acento, correspondió a tomar su mano sonriendo alegremente por encontrar a mas latinos en el servidor extremo.

— Me llamo Roier, puedes venir a mi base cuando quieras. — Soltó la mano de Missa y se acercó a Spreen para tomarlo de la mano. — Y soy el novio de este wey.

Esas palabras terminaron de fracturar el corazón de Missa. Miro a Spreen pensando que sería una broma pero al parecer el chico de la hoddie lo decía tan convencido que no tenía caso reclamar algo.

¿Qué podría reclamar? Nunca fueron nada. Solo amigos y nada más.

Cómo si no fuera suficiente toda la desgracia por la que atravesó, se tenia que enamorar... Vaya suerte la suya.

Missa se había vuelto un experto en ocultar sus sentimientos, sonrio débilmente antes de excusarse para ir corriendo a su habitación.

De la nada unas ganas inmensas de vomitar habían inundado su estómago. Cómo pudo llegó a su habitación y sin pensarlo dos veces vómito en una cubeta de hierro.

Sentia como si sus pulmones fueran arrancados con violencia, notando como pasaba por su garganta lo que podrían ser un par de pétalos.

Las lágrimas rodaron por sus mejillas inevitablemente, cerró sus ojos buscando calmar su respiración pero aún sentía en la boca restos que asemejaban a una flor.

Una expresión de horror se formó en su rostro cuando abrió los ojos y miro en la cubeta un revoltijo entre sangre y pétalos de una flor morada.

— ¿Q-que es esto...? Que es esto?! QUE PUTAS MADRES ES ESTO?!! — Ahogo sus gritos tapando su boca con fuerza, evitando hacer un alboroto.

Estaba de rodillas observando todo lo que salió de sus entrañas, no encontraba explicación lógica.

Era imposible que crecieran flores en su estómago, ¿Verdad?.

Sintió incomodad en su pecho, rápidamente se quitó su ropa superior quedando su suave y delgado torso a la vista.

Se miro en un espejo que tenía en su habitación y lo que vio lo dejo paralizado.

ᴇɴᴛʀᴇ ᴇʟ ᴅᴏʟᴏʀ ʜᴀʏ ᴀᴍᴏʀ |ᴍɪssᴘʀᴇᴇɴ|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora