Capítulo 1

421 28 1
                                    


Fic escrito en 2009

Título del fic sacado de la canción del mismo nombre del grupo Kudai

Banner: creación de MizukyChan, usando montaje de Millah hecho a petición mía

Advertencias: Contenido adulto, Incesto, Violación

Género: Angustia, Drama, Familia, Lemon, M-preg, Ternura, Twincest

Pareja principal: Bill/Tom






Separaba los labios, pero de ellos no salía sonido alguno. Escuchaba las palabras que el mejor amigo de sus padres les decía a él y a su hermano, pero aún así seguía negando.

Sus padres no podían haber muerto en un vulgar accidente de tráfico, no podía haberlos dejado solos a él y a su hermano... ¿quién iba a cuidar ahora de ellos? ¿A arroparles por las noches? ¿A consolarles cuando llorasen?

Como en ese momento, su hermano pequeño lloraba abrazado a su cuerpo, y le tocaba a él darle ese consuelo. Lo abrazó con fuerza, le hizo acomodar la cabeza en su pecho y le besó el pelo mientras susurraba que todo iba a ir bien, que sus padres estaban en el cielo y nunca dejarían de observar a sus hijos....tan pequeños...con apenas 7 años se habían quedado huérfanos...






Había pasado una hora desde que el concierto terminó, y durante ese tiempo Tom no dejó de observar a su hermano. Se le notaba ido, nervioso....raro, sería lo acertado.

Sentado en el sofá del backstage, le veía caminar de un lado a otro delante del espejo, cogiendo una camiseta de la bolsa de mano que tenía al lado, poniéndosela por encima y negar con la cabeza chasqueando la lengua.

Cuando ya iba por la tercera, se levantó de un salto y la recogió del suelo donde la había tirado su distraído hermano.

—Bill, ¿qué te pasa?—preguntó poniéndose a su lado.

—No me gusta mi ropa—protestó el menor de los hermanos haciendo un puchero.

—Pues tienes para abrir una tienda. Así nos forrábamos—rio Tom ante las palabras de su hermano.

—Para ti es fácil, te da igual ir a una fiesta con una simple camiseta vieja—bufó Bill.

—No me cuido tanto, lo admito. ¿Para qué? Será traspasar la puerta y una chica se me colgará encantada del brazo, lleve una camiseta de marca o vaya sin nada.

Cansado de escucharle, Bill le dio la espalda y cogiendo otra camiseta se encerró en el baño para ponérsela. Una vez dentro le cambió el gesto. Sus ojos se apagaron y la sonrisa abandonó sus labios.

Que fácil sería poder hacer lo mismo que Tom, entrar en una sala y que el chico más guapo se volviera y se fijara en él. Pero claro, tenía que guardar bien dentro esos sentimientos, ese dolor que hasta le impedía respirar con normalidad.

Solo Tom lo sabía, que era gay y que era feliz con su estilo de vida. Porque eso era lo que le daba a entender todas las noches que podían reunirse y hablar en voz baja mientras los demás dormían.

Se metía con cuidado en su cama y entre risas le pedía que le contara quien había sido el afortunado de estar esa noche en su cama. No paraba de insistir al ver que él se negaba, entonces bajaba las manos y subiéndole la camiseta le hacía cosquillas hasta que ya sin aliento le suplicaba tiempo muerto.

Tal vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora