Llegaron al centro comercial en el que iba a tener lugar la firma de discos. Entraron por la puerta de atrás y mientras se preparaban para abrir las puertas y dejar entrar al grupo de fans que coreaban el nombre de Tom, los hermanos charlaban con el gerente.
Silke estaba con ellos consultando su agenda, le había salido una inesperada entrevista pero sabiendo de lo agotado que estaba Tom de tanto viaje, mirando más por el bien de su sobrino y hermano, la estaba posponiendo para la próxima semana.
—Espero no molestar a sus clientes—comentó Tom al gerente.
—Hoy la mayoría serán chicas que vienen expresamente a verte, no será molestia alguna—aseguró el gerente con una sonrisa.
Tom asintió mirando a su hermano, eso significaría que las tiendas estarían vacías y él podría comprar con más comodidad, si verse agobiado a cada paso que daba y era reconocido por alguna antigua fan. Aún les paraban en la calle cuando iban solos y pedían que posaran juntos, pero Bill siempre se retiraba. Él ya no quería fama, solo cuidar de su hijo sin que nadie le molestara.
Llegada la hora de "trabajar", Tom se despidió de él con un breve beso en la mejilla y se dirigió al hall del centro comercial, donde ya había dispuesta una mesa larga y una silla. Enfrente estaba la puerta y tras la cristaleras un grupo de fans que gritaron emocionadas en cuanto tomó asiento.
—Nos quedamos media hora y luego te acompaño de compras—dijo Silke mirando al ex cantante.
—¿Vas a dejar a Tom solo?—preguntó Bill alzando una ceja.
—Hay más gente del equipo, además de un guardaespaldas que impedirá que alguna fan se sobrepase—explicó Silke—¿Desde cuando se puede contar con una tienda para ti sola?
Bill le dio la razón y se cruzó de brazos mientras observaba como empezaba la firma de disco. Pasaron muchas chicas delante de la mesa llevando de la mano el disco que Tom había grabado con todo su cariño. Se había empeñado en hacerle aparecer como co-escritor de la mayoría de las canciones, y en los agradecimientos era el primero.
Pasado un tiempo, Silke le tocó el codo y asintió. Alzó una mano y vio como Tom le sonreía asintiendo. Siempre tenía un ojo puesto en donde él estaba y le devolvió el saludo deseándole suerte con sus compras.
Subieron a la primera planta que estaba medio desierta. Tenían para ellos solos todas las tiendas y las recorrieron minuciosamente. Al final salieron cargados con varias bolsas, entre las que había algo para su hijo y por supuesto para Tom. Se había convertido en una especie de asistente personal y estilista.
Dejaron las compras en manos de uno de los técnicos que les acompañaban y bajaron justo a tiempo de ver el comienzo del pequeño concierto. Cuando las fans se enteraron, no se lo podían creer. Todas ocuparon su sitio mientras que Tom se preparaba en el escenario improvisado que habían montado.
Cantó tres canciones y luego una más al ver que se la rogaban. Luego se despidió agradeciendo sus muestras de cariño y en cuanto pudo se reunió con su productora y hermano.
—Fantástico, como siempre—felicitó Silke besándolo en la mejilla.
Tom esbozó una amplia sonrisa al tiempo que cogía la botella de agua que Bill le ofrecía.
—¿Habéis dejado algo para los demás clientes?—bromeó alzando una ceja.
—Casi todo es para ti, así que no te quejes—se defendió Bill—Yo solo me he comprado un par de camisetas y vi unos conjuntos muy monos para Matthew.
Tom sonrió y se cogió del brazo de Bill. Estaba hambriento y se dirigieron a la última planta, donde estaban los restaurantes. Silke declinó su invitación, tenía que regresar al hotel y asegurarse de que no había ningún problema con el vuelo y los billetes.
Los hermanos disfrutaron de una agradable comida los dos solos y luego regresaron al hotel. Sacaron a pasear a su hijo como habían planeado. Bajaron a los jardines del hotel y se sentaron en la hierba con él tras haber extendido una manta. Tenían una hora antes de meterse en la furgoneta que les llevaría al aeropuerto.
—Tenemos que preparar una comida—dijo Bill de repente acomodando a su hijo sobre su regazo—Apenas vemos a Georg y Gustav, y Matthew los echa de menos.
Tom miró a Bill sonriendo. Había cambiado mucho desde aquella lejana vez en la que no quería ver a nadie, y mucho menos que le recordara su temido pasado.
—Y también tenemos que ir a ver a Gordon—siguió diciendo Bill—Me llamó ayer para ver cuando le llevamos a su nieto....vale, no usó la palabra nieto, dice que le hace sentirse muy mayor...
Tom se echó a reír y tras ver que no había nadie, se inclinó y besó con suavidad los labios de su hermano. Siguieron cómodamente sentados hasta que llegó la hora de ponerse en movimiento. Subieron a sus habitaciones y terminaron de cerrar las maletas.
Betsy les ayudó con las cosas de Matthew, y fue la encargada de llevarle en brazos mientras ellos repasaban que no se dejaban nada. Bajaron al parking del hotel y allí Bill acomodó él mismo a su hijo en la sillita en la que viajaría. Betsy se sentó detrás con él y él y Tom ocuparon los asientos centrales.
Llegaron al aeropuerto y esperaron casi una hora hasta poder embarcar. Tenían la sala vip para ellos, y allí entretuvieron al pequeño Matthew que se cansó de esperar. Al final Betsy se lo llevó a ver despegar los aviones para que dejara descansar a su padre.
Cuando por fin pudieron subir al avión, ocuparon sus asientos en primera clase. Sería un vuelo de 4 horas que Matthew pasó dormido en brazos de su padre. No se despertó hasta que llegó la hora de aterrizar y Bill se encargó de sujetarlo para que no sintiera el impacto.
Fueron de los últimos en bajar, y tras recoger sus maletas se despidieron de Silke y Betsy. Un coche les llevó a la casa que comprara Tom para vivir los tres y se fueron directos a la cama tras dejar a Matthew en su cuna.
No se habían enterado de que habían sido fotografiados en el aeropuerto y serían portada al día siguiente. Su hijo casi no se veía, Bill siempre procuraba vestirle con sudaderas que llevaran capucha para taparle así la cara. No quería que su hijo se convirtiera en noticia y estaba expresamente prohibido sacar una foto suya en cualquier medio.
Pero esa vez se habían saltado las reglas y había un primer plano de su cara cuando Tom lo llevaba en sus brazos camino de la salida del aeropuerto. El titular no podía ser más llamativo.
"Orgulloso tío cuida de su único sobrino, heredero de su imperio"
Las palabras único y heredero llamarían la atención de más de uno...

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Tal vez
RomanceTal vez que su sueño se rompiera en mil pedazos fuera lo mejor que le podía haber pasado. En su momento solo lo vio como un gran problema que quiso que afrontar él solo, pero con el paso del tiempo vio que tal vez no estaba tan equivocado, que siemp...