Capítulo 20

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Quería negarse, levantas una mano y pedirle que dejara de besarle de esa tierna manera, pero solo pudo cerrar los ojos con fuerza y sollozar contra sus labios. Esa vez estaba pasando de verdad, sus cuerpos se frotaban al mismo compás hambrientos el uno del otro.

La otra vez todo ocurrió muy deprisa, uno ni se enteró y al otro le entró el pánico tras descubrir lo que le había hecho su propio hermano.

No, esa vez todo era más despacio. Si Tom levantaba una mano y le acariciaba, era con mucho cuidado. Si Bill separaba las piernas bajo su cuerpo, era porque lo estaba deseando.

Sentía como las manos de su contrario le desabrochaba los pantalones y él solo pudo descalzarse usando los pies, alzar las caderas y dejar que le desnudara con impaciencia. Luego le siguió su camiseta, lo único que hizo que sus labios se separaran por escasos segundos.

Una vez que le desnudó, Tom se alzó y se le quedó observando. Tenía la piel muy blanca y suave, y no pudo evitar fijarse en su estómago, donde había llevado esos meses a su hijo que dormía profundamente en la cuna de al lado sin enterarse de lo que estaban haciendo sus padres.

Se quitó la camiseta de inmediato y se descalzó de la misma manera que lo había hecho su hermano para poder bajarse los pantalones arrastrando con ellos sus bóxers.

—Espera...Tom, espera—pidió Bill al ver su erección.

Tom le miró como trataba de incorporarse, pero sabiendo a que se refería le puso una mano en el vientre y le hizo acostar de nuevo mientras sonreía.

—No te preocupes por eso, siempre llevo uno a mano por si....por si ocurría esto—le explicó.

Bill solo pudo asentir en silencio al verle coger sus pantalones y sacar la cartera del bolsillo trasero de ellos. La abrió y al momento tenía un envoltorio de plástico entre los dedos que reconoció al momento.

Se quedó aguantando el aliento mientras veía como se lo colocaba, señal de que esa pequeña interrupción suya no le había cortado para nada.

—¿Por dónde íbamos?—preguntó Tom acostándose de nuevo sobre su cuerpo.

Sonrió como respuesta y se acomodó mejor bajo su cuerpo, suspirando cuando se volvió a apoderar de sus labios y entró en su boca. Le permitió el paso, mientras levantaba los brazos y los pasaba por su espalda, separando más las piernas y alzando las caderas frotándose con insistencia.

Tom percibió su deseo y no le hizo esperar más. Llevó sus manos abajo acariciando su cuerpo, haciendo que miles de escalofríos le hicieran estremecerse en sus brazos. Llegó hasta sus caderas y elevándolas un poco más entró en cu cuerpo con suavidad.

Sintió como se abría para él, como si fuera el primero que obtenía algo que todas las noches había soñado. Siguió besándole mientras avanzaba por su cuerpo, hasta que estuvo del todo dentro. Solo entonces se quedó muy quieto, separando los labios para que ambos recuperasen el aliento.

Se miraron a los ojos con firmeza y comenzaron a moverse a la vez, alzando las caderas, pasando las manos por el cuerpo de su contrario, respirando al aliento que salía de sus labios....

Quería ir más despacio que la última vez, no tenía aún muy claro lo que llegó a suceder, solo que no lo recordaba bien. Quería que fuera muy especial esa vez, y ya no solo por él. Quería que su hermano viera que los dos podían criar juntos de su hijo, y amarse sin que nadie se lo impidiera.

Dejó escapar un gemido en voz alta y puso una mano en una de las piernas de Bill, haciéndola enroscarla alrededor de su cintura mientras aceleraba el ritmo de la embestidas.

Sonrió al ver el gesto que le recorría la cara, de placer intenso. Siguió embistiéndole con algo más de prisa, se sentía a punto de derramarse, y quería que Bill terminara al mismo tiempo que él.

Bajó la otra mano y le rozó el miembro con la yema de los dedos, riendo al escucharle soltar un grito descontrolado.

—Despertaremos....al niño...—jadeó Bill con esfuerzo.

Tom se encogió de hombros como respuesta sonriendo y siguió pasándole los dedos, sintiendo como se revolvía bajo su cuerpo. Con cada uno de sus movimientos, sentía como sus nalgas se tensaban y le aprisionaban el miembro, haciendo que se derramara con una suave embestida mientras que le hacía terminar contra su estómago.

—Ohh.....Tom...—jadeó Bill con los ojos cerrados.

—Bill....—murmuró Tom enterrando la cara en su cuello.

Se quedó quieto un momento mientras recuperaba el aliento, echándoselo en la curva de su cuello, que besó una vez satisfecho.

Salió de su cuerpo y tras deshacerse de la protección que se acordó usar esa vez, cogió la manta de ositos que había a los pies de la cama y tapo con ella sus temblorosos cuerpos.

Sonrió al sentir como se le acercaba y como ya hiciera él, enterró a cara en su cuello y dejó en el un húmedo beso.

—Bill, por favor no te vayas —le pidió Tom abrazándole con fuerza.

—No quiero...pero veo que te estorbo, y tu trabajo está primero—susurró Bill contra su cuello.

Tom suspiró cerrando los ojos. Seguro que andaba cerca cuando Sammy y él mantuvieron esa conversación. Y como si Bill le hubiera leído el pensamiento, le abrazó con fuerza sin dejar de besarle el cuello.

—No te enfades con Sammy, él solo quiere tu bien—le pidió con firmeza.

—¿Qué te dijo?—preguntó Tom en voz baja.

—Que nunca me faltaría de nada, que él mismo se encargaría de encontrarme una buena casa y alguien que me ayudara con Matthew—explicó Bill en voz baja.

—No quiero que te vayas—repitió Tom con firmeza—Quiero que estés en casa cada vez que regrese de un concierto, quiero criar entre los dos a Matthew, quiero que estés a mi lado...

Con cada cosa que le iba pidiendo, Tom le besaba en la frente, hasta que Bill alzó la cara y fueron sus labios los destinatarios de esos dulces besos. Se apoderó con pasión de ellos, besándole en profundidad hasta que el cansancio les venció a los dos y cayeron en un profundo sueño con las manos entrelazadas y una sonrisa que les iluminaba las sonrosadas caras.

Tal vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora