Tras dejar a su hijo bien acostado en su cuna, abrió un armario y sacó una gran bolsa de viaje que guardaba allí su hermano. Solo metió lo necesario, algo de ropa para él y su hijo. Sabía que Sammy lo tenía todo bien pensado y en su nuevo hogar tendría todo lo que necesitara, desde un pañal limpio hasta un biberón ya preparado.
Lo metió todo con rapidez, sin importarle arrugarlo o que se estropeara. Se mordía los labios al pensar que toda esa ropa se la había regalado Tom, que era como si le estuviera robando...llevándose con él lo mejor que les podía haber pasado.
Terminó y se sentó en la cama jadeando. Sentía como las lágrimas le bajaban por la cara mientras rezaba por estar haciendo lo indicado. Sin él de por medio,Tom se centraría en su sueño, lo mejor era que le olvidara, de nuevo...
Miró el móvil preso de los nervios. Aún le quedaban dos horas hasta que viniera el coche a buscarle, su hijo dormía profundamente y él no tenía ganas de comer nada. Se tumbó en la cama resoplando por lo bajo. Cerró los ojos y pensó en descansar solo un rato....
—¿Una sesión de fotos? Pero...Bill está aquí...—empezó a negarse Tom.
—Ahora mismo esta en tu casa, Silke me dijo que...que Matthew no dejaba de llorar y se fue para no molestar—mintió Sammy.
—A lo mejor tiene fiebre, esta mañana le note algo caliente—murmuró Tom mientras cogía el móvil.
—Tom, tenemos prisa—le cortó Sammy—Seguro que no es nada, y ahora estará durmiendo y tú solo le despertarías. Además, está Bill y él puede encargarse solo de su propio hijo.
Tragándose las palabras, Tom asintió en silencio y se guardó el móvil de nuevo. Cogió la cazadora de cuero que se quitó al entrar en el estudio y siguió a Sammy hasta el ascensor.
—Las fotos se harán en otro sitio—le explicaba Sammy mientras bajaban—Luego me gustaría discutir unos detalles del disco contigo mientras comemos y esta tarde te ha salido una entrevista.
Tom asintió de nuevo en silencio. Solo quería encontrar un hueco para llamar a su hermano y ver si su hijo estaba bien. Llegaron a recepción y cuando se abrieron las puertas Tom sintió que se le revolvía el estómago. Hablando con la chica de recepción se encontraba una rata que jamás debió dejar su cloaca, más ahora que sabía lo que le había hecho a Bill...
—Será hijo de puta...—masculló antes de salir como una exhalación.
Sammy no supo a quien se refería hasta que fue tarde y vio como el antiguo productor de Tom salía volando por los aires del puñetazo que le pegó en toda la cara.
—¿Qué demonios haces aquí?—gritó Tom mirando a David con odio.
—Llamad a los de seguridad—ordenó Sammy, sin dirigirse a nadie en particular.
—Te he hecho una pregunta—gritó Tom otra vez, golpeándole con el pie.
David no le pudo esquivar del todo y gimió cuando sintió una patada en las costillas rodó por el suelo y se puso en pie con esfuerzo mientras se sujetaba la nariz hinchada con una mano.
—Estás loco, Tom—dijo entre gemidos—Te voy a denunciar...
—Y yo a ti si vuelves a tocar a mi hermano—susurró Tom procurando que nadie más le escuchase.
Vio como se ponía blanco como el papel, no esperaba que Bill hubiera reunido el valor necesario para contarle que había sido violado.
Antes de que pudiera hacer nada, dos guardias de seguridad cogieron a su antiguo productor por lo brazos y le inmovilizaron llevándoselo a una sala de reuniones vacía que había en la planta baja.
—¿Qué hacía aquí? ¿Le has llamado tú?—exigió Tom, hablando por primera vez a Sammy con dureza.
—Claro que no, espérame aquí mientras lo averiguo y le convenzo para que no te denuncie...es lo último que necesitábamos ahora que el disco está casi terminado...
Le vio pasar a su lado farfullando y esperó como le había ordenado....pero solo 5 minutos. Al final lo mandó todo a la mierda y salió de la discográfica. Entró en el coche y al poco ya estaba subiendo por el ascensor particular hasta su piso. Algo en su interior le decía que estaba pasando algo, y lo primero que haría sería asegurarse de que estaban bien su hijo y su hermano.
Entró en el piso y corrió hasta la habitación de su hermano, viéndole dormido sobre la cama. Se le acercó con sigilo de no despertar a su hijo y le tocó con suavidad en el hombro.
—Mmmm.... ¿Sammy? ¿Ya es la hora?—preguntó Bill sin abrir los ojos.
Dejó de zarandearle para cogerle con firmeza por los hombros. Le alzó de la cama y esperó a que abriera unos ojos llenos de miedo por ese sobresalto, más al ver quien le estaba mirando con la sangre hirviéndole en las venas.
—¿De qué demonios hablas?—preguntó Tom casi gritando.
—Habla bajo, que despiertas a Matthew—le exigió Bill—Y suéltame, me haces daño.
Tom le soltó y se dio media vuelta mientras ponía en orden sus pensamientos, pero no pudo hacerlo cuando sus ojos tropezaron con la maleta que había dejado a los pies de la cama su hermano.
—¿Otra vez?—gritó girándose—¿Te vas de mi lado? ¿Ya te has cansado?
—Tom, no...no es eso...—le trató de hacer razonar Bill—Yo....
—Yo si que me he cansado—le cortó Tom—De todo, de que no me cuentes nada y tenga que averiguarlo a tu espalda. De ver como tratas con indiferencia a tu hijo y cuando sabes que es mío le quieras con toda tu alma, de ver como te alejas de mi lado solo porque no estaba contigo cuando más lo necesitabas...Bill, no sabía nada. Si me lo hubieras dicho el primer día, me habrías hecho el hombre más feliz del mundo.
—¿Cómo te iba a decir que esperaba un hijo tuyo?—estalló también Bill—La noche que lo concebimos fue todo tan confuso que un día creía que era hijo tuyo y otro del otro chico.
—Pero en el fondo sabías que era mío...los dos...—murmuró Tom.
—¿Cómo iba a saberlo?—pregunto Bill con más calma.
—¿Por qué me echaste del quirófano cuando Matthew estaba viniendo al mundo?—preguntó Tom cruzándose de brazos—Y dime la verdad.
Sabía que le había pillado, no había más que verle como arrugaba la frente y se mordía con nervios los labios.
—Te eché del porque sentía que ya iba a nacer, que le verías y sabrías que era tuyo con una simple mirada—contestó en voz baja Bill.
—Y ahora dime porque te quieres ir de mi lado otra vez—pidió Tom con firmeza.
Bill se dejó caer en la cama. Se sentó y poniendo las manos contra la cara gimió desesperado.
—No quiero romper tu sueño—murmuró contra sus manos.
Esperó una respuesta suya, pero solo le sintió ponerse entre sus piernas y arrodillarse en el suelo para quedar a su altura. Contuvo el aliento cuando le sintió poner sus manos sobre las suyas y retirárselas para dejarle verle su cara.
—Bill, mi sueño eres tú—murmuró Tom con firmeza.
Se movió con rapidez, antes de que Bill hubiera separado los labios para replicarle, se los selló con los suyos. Y eso no fue todo, soltó sus manos y pasó las suyas por su cintura, le alzó con suavidad al mismo tiempo que se incorporaba y le dejó tumbado sobre su espalda en la cama, echándose él sobre su cuerpo...sin interrumpir el beso...llevando sus manos hasta su camiseta que levantó para acariciarle su suave estómago...llevándolas más abajo hasta arrancarle un grito de placer cuando le rozó la entrepierna...
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Tal vez
RomantikTal vez que su sueño se rompiera en mil pedazos fuera lo mejor que le podía haber pasado. En su momento solo lo vio como un gran problema que quiso que afrontar él solo, pero con el paso del tiempo vio que tal vez no estaba tan equivocado, que siemp...