Los primeros días de vida del pequeño Matthew fueron los mejores para Tom, aunque le costara admitirlo. Tuvo que encargarse de él desde la primera noche cuando su hermano se lo pidió con lágrimas en los ojos. Le conocía a la perfección y sabía que eran falsas, como esas veces que las usaba para obtener lo que deseaba.
Pero no dijo nada. Era verdad que le veía muy débil y necesitaba descansar. Se llevó la cuna a su propia habitación y cada vez que Matthew se despertaba con hambre, le cogía en brazos enseguida para que no llorara y despertara a Bill.
Iba con él a la cocina y le preparaba un biberón que le daba encantado mientras le acunaba entre sus brazos. Luego le acostaba de nuevo y se quedaba despierto hasta que le sentía caer en un profundo sueño.
Pero no podía seguir así. Había tenido que cancelar varios compromisos y aunque Sammy le aseguró que no pasaba nada, él lo sentía mucho en el alma. Al final de la semana se armó de valor y decidió hablar muy seriamente con Bill. Aprovechó que Matthew dormía plácidamente tras su segundo biberón de la mañana y entró en su habitación. Estaba acostado en la cama y dormía, o lo parecía.
Se sentó en el borde de la cama y esperó a que abriera los ojos y le mirase.
—Tom....buenos días...—saludó Bill con un bostezo.
—¿Cómo estás? ¿Has dormido bien?—preguntó Tom tratando de mantener la calma.
—Como nunca—contestó Bill con una sonrisa.
—Bien, entonces te puedes quedar con Matthew mientras salgo a hacer unos recados—dijo Tom levantándose de la cama.
—¿Qué?—dijo Bill borrando la sonrisa de inmediato—¿No te lo puedes llevar? ¿Tom? ¡Tom!
Maldijo al ver que le ignoraba. Se levantó con rapidez de la cama y fue directo a su habitación, en donde Tom ya se estaba cambiando de ropa.
—Tom, no puedes hacerme esto—suplicó Bill a punto de llorar.
Tom le miró y negó con la cabeza mientras se cambiaba de camiseta.
—Solo serán unas horas, vigílale y si se despierta llorando le acunas en los brazos. Si tiene hambre le calientas el biberón que ya te he dejado preparado—explicó Tom.
—No sabré como cogerle, se me caerá—dijo Bill derramando ya una lágrima—¿Y si no sé darle el biberón? ¿Y si...?
—Bill, yo tampoco sabía nada y tuve que aprender porque tú te negabas—estalló Tom sin poder evitarlo—No le has cogido en brazos desde que nació, comprendo que lo odiaras cuando lo llevaras dentro pero ahora que estás libre de él no te vas a morir por verle crecer.
—Es que...tengo mucho miedo—sollozó Bill en serio—Me da miedo cogerle y que sienta que nunca le quise....que quise deshacerme de él cada vez que creía que no era....
Tom esperó a que siguiera, pero Bill agachó la cabeza y entrando del todo en su habitación se sentó en la cama y se cubrió la cara con las manos para que no le viera llorar tras ellas. Tom chasqueó la lengua y se apresuró a sentarse a su lado. Le pasó un brazo por encima y le trató de consolar en vano. Se moría de ganas por preguntarle que era lo que no creía que Matthew era.
—Lo harás muy bien, ya verás—le animó—Y Matthew te querrá siempre. Eres su padre, y has hecho mucho por él desde que supiste que crecía en tu vientre.
—Hice cosas de las que me arrepiento, pensé....
—¿Qué?—le animó Tom a seguir.
Se descubrió la cara y miró a Tom con los ojos llenos de lágrimas. Había prometido contarle todo desde el principio, y ese parecía un buen día para empezar a hacerlo...omitiendo algunos detalles que aún no se atrevía a que Tom conociera...

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Tal vez
RomanceTal vez que su sueño se rompiera en mil pedazos fuera lo mejor que le podía haber pasado. En su momento solo lo vio como un gran problema que quiso que afrontar él solo, pero con el paso del tiempo vio que tal vez no estaba tan equivocado, que siemp...