No pudo dormir en toda la noche, a pesar de que su hermano estaba de nuevo a su lado. Cuando vio en su móvil que ya eran las 8 se levantó de la cama, cansado de dar vueltas y más vueltas. Tenía que hacer una llamada, y no podía esperar más.
Marcó de nuevo el número de Silke, odiándose por molestarla a esa hora tan temprana.
—¡Tom! Dime que está contigo—dijo Silke nada más descolgar.
—Ahora mismo duerme en la habitación de invitados—explicó Tom sonriendo.
Silke era muy dulce preocupándose de esa manera por su hermano, a pesar de no conocerle en persona.
—Dime que quieres que haga—se ofreció Silke de nuevo.
—Bill se va a quedar en casa una temporada, necesita ropa nueva y yo diría que también una cita con algún médico—dijo Tom poniéndose muy serio.
—Deja todo en mis manos, en un par de horas haré que te manden algo de ropa en varias tallas, y para la hora de comer a tu hermano le verá el mejor médico de la ciudad—le prometió Silke.
Tom se lo agradeció una vez más y colgó satisfecho. Se levantó de la cama y preparó un desayuno para dos que se tomaría en la cama de Bill. Abrió la puerta con un pie al tener las manos ocupadas por la bandeja que llevaba y al dejó sobre la mesilla. Descorrió con suavidad las cortinas, sonriendo al escuchar a su hermano gemir en sueños.
—Buenos días—saludó muy ilusionado.
Esperó a que se despertase del todo y se incorporara en la cama frotándose los ojos con ambas manos.
—¿Has dormido bien?—preguntó Tom sentándose a su lado de nuevo.
—Como nunca—contestó Bill entre bostezos—¿Qué hora es?
—Las 8 y media—contestó Tom poniendo sobre sus rodillas la bandeja—Siento haberte despertado tan pronto, pero tenemos mucho trabajo por delante.
—Si te estoy entreteniendo...—comenzó a decir Bill.
—Tenemos...tú y yo—le aclaró Tom—A las 9 te traerán algo de ropa para que te la pruebes y elijas la que más te guste, y luego tienes una revisión médica.
—No necesito ropa y me encuentro perfectamente—dejó muy claro Bill.
—¿Cuándo fue la última vez que te hicieron una ecografía?—preguntó Tom sin darse por vencido.
—Hará un par de meses—murmuró Bill dándole la razón.
—Pues no hay nada más que decir, y en cuanto a la ropa, creo que la bolsa se pude tirar tal y como está. Está toda rota, Bill...
—Es lo único que tengo, prefiero que esperes y me compres algo cuando nazca el bebé—dijo Bill en sus treces.
—¿Qué es?—preguntó Tom de repente.
— ¿Qué es qué?—repitió Bill sin entender.
—El bebé—aclaró Tom señalando su vientre.
—No lo sé—contestó Bill con sinceridad.
—Ah, prefieres esperar a que nazca y llevarte luego la sorpresa—rio Tom en voz baja.
—No, Tom. No lo sé porque no me interesa—dijo Bill con dureza.
Tom se le quedó mirando sin poderlo entender. Era su hijo, lo estaba llevando dentro todo ese tiempo y para su hermano solo era una carga pesada de la que se quería deshacer cuanto antes.
Separó los labios dispuesto a decir algo, pero Bill lo vio y se movió con rapidez.
—Tengo que ir al baño—murmuró cogiendo la bandeja de su rodillas y pasándosela.

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Tal vez
RomanceTal vez que su sueño se rompiera en mil pedazos fuera lo mejor que le podía haber pasado. En su momento solo lo vio como un gran problema que quiso que afrontar él solo, pero con el paso del tiempo vio que tal vez no estaba tan equivocado, que siemp...