Capítulo 7

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Se levantó de esa siesta que se echó muy relajado, pero fue ver a su hermano y ponerse tenso al momento. Bueno, fue escucharle cantar en directo...cuando formaban parte del grupo que abandonó, le hacía los coros en todas las canciones, pero se negaba a cantar una él solo.

Y en ese momento estaba en su habitación, recostado en la cama y con su vieja guitarra en sus manos, rasgando las cuerdas mientras tarareaba esa canción que tan famoso le había hecho en solo un par de meses.

Se quedó en la puerta cruzando los brazos sobre su abultado estómago, escuchando atentamente.


Estoy cansado de buscar

Para mi nadie es especial

Cierro los ojos y te veo

A miles de kilómetros de donde estoy

Te llamo pero no me escuchas

Te pierdo por no haberte tenido nunca


Era muy buena, sin duda tenía el mismo talento suyo para componer canciones, o el que solía tener...hacía mucho tiempo que no escribía una y si en esos momentos se lo pedían, dejaría la hoja en blanco. No estaba en condiciones de pensar nada, solo en como iba a sobrevivir a partir del próximo mes, cuando su bebé naciera y dependiera más que nunca de él.

Le tentaba la oferta de Tom, quedarse con él una temporada tras el parto mientras se recuperaba y pensaba en su futuro. No quería depender de él, quería conseguir un trabajo, pero... ¿cuál?

Solo se le daba bien cantar, pero eso no lo iba a volver a hacer. Se acabó esa etapa de su vida, solo le había dado problemas y en esos momentos acariciaba con su mano las consecuencias.

—¿Bill?

No se había dado cuenta de que había dejado de cantar y le miraba desde la cama, sin soltar aún la guitarra. Pestañeó y entró en la habitación, quedándose a los pies de la cama.

—Es preciosa la canción—le halagó.

—La compuse hace tiempo, y cuando Sammy me habló de su proyecto se la enseñé y le gustó—le explicó Tom haciéndole un hueco en la cama.

—¿Cómo contactaste con él?—preguntó con curiosidad Bill, sentándose con esfuerzo.

—Fue al mes de que te fueras—empezó a contar Tom—Ya me había despedido de Georg y Gustav y tomado mi camino. Alquile un modesto piso y mientras buscaba algún trabajo en el que no me reconocieran a la primera y me bombardearan con preguntas que no podía contestar, una noche me topé con Sammy por casualidad.

Bill le escuchaba sin poder evitar sentirse algo culpable. No solo se había destrozado su vida al dejar el grupo, en ese momento no pensó en sus compañeros, o en su hermano. A ellos también les habían engañado...

—Una noche fui a un club a distraerme un poco, y él estaba allí. Me vio y se dirigió a mí, me dijo que sentía mucho que se hubiera disuelto mi grupo, y que veía en mí un gran talento. Estuvimos hablando y al día siguiente le fui a ver a su discográfica. Acordaron hacerme unas pruebas y si Sammy daba el visto bueno grabaríamos una canción a ver que tal era acogida en el mercado.

—Y ya ves, en el número 1—terminó Bill la historia por él.

—Nunca pensé que podría pasar, más bien que la gente me escucha porque les recuerdo a Tokio Hotel...como si pensaran que tras esto el grupo se volvería a reunir...

Tal vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora