—Ahí fue cuando empecé a sospechar que los hijos que llevaba en mi vientre eran tuyos. Uno de ellos no lo pudo soportar y lo perdí, quedando muy débil y desvalido, sin saber qué hacer con mi vida o como poder sacar adelante un bebé yo solo sin trabajo ni nada...
—Y ahí fue cuando aceptaste posar, enseñando al mundo entero algo que pertenecía a nuestra privacidad—le cortó Tom algo brusco sin poderlo evitar.
Bill se le quedó mirando. Toda la ilusión que sintió al ver que asumía encantado que tenían un hijo en común se esfumó en el momento en que le contó que iban a ser gemelos. No fue culpa suya, hizo todo lo que estuvo en su mano por salvarle la vida... ¿o no?
Si no se hubiera alejado de su hermano, si le hubiera contado a su tutor lo que le pasaba y dejarlo todo en sus manos, en esos momentos serían dos los bebés que estarían durmiendo plácidamente en su cuna.
Viendo que Tom no le decía nada, le dio la espalda y se sentó en la cama poniendo una mano sobre su hijo, que dormía ajeno a los gritos que habían estallado hacía minutos escasos. Le observó dormir hasta sentir que su hermano salía de su habitación y entraba en la suya soltando un ligero portazo. Sintió que su hijo se estremecía y se inclinó sobre la cuna. Lo cogió con suavidad en sus brazos y meciéndolo en ellos se acostó de espaldas en la cama dejando a su hijo descansar sobre su pecho.
Cerró los ojos y suspiró sonriendo. Le llegaba su suave aroma, a esa colonia que Tom le regaló y que cada vez que se la echaba a su hijo le recordaba mucho a él. Suspiró de nuevo y se sumergió en sus recuerdos, abrazando con fuerza a ese hijo que el destino no pudo arrebatarle...
5 meses atrás
Llevaba todo el día sintiendo calambres en el estómago, pero como no había comido nada desde la noche anterior tampoco le dio mayor importancia.
Se había levantado muy revuelto esa mañana y para la hora de comer parecía que remitían las nauseas. Solo entornes se levantó de la cama y se vistió con lo poco que aún le servía: unos pantalones que se puso sin abrochar el botón porque ya no le cerraba y una camiseta ya vieja. Se recogió el pelo en una coleta y se calzó suspirando.
Solo estaba de 4 meses pero ya se le notaba el embarazo. Se sentía muy pesado y tenía los tobillos hinchados. No tenía ganas de salir de la habitación del hotel en el que se recluyó desde que abandonara el grupo. El dinero se le estaba acabando y pronto no tendría ni para comer.
Pero no pensaba recurrir a nadie. Él solito se había metido en ese atolladero y saldría por sus medios.
Salió del hotel esquivando la dura mirada del director. Con las ropas que llevaba parecía más un vagabundo que una antigua estrella del rock. No le quedó más remedio que vender en una tienda de segunda mano esas cazadoras de cuero que con tanta ilusión compró para lucirlas en los conciertos que daban.
Con el dinero que sacó por ellas pudo alquilar una habitación en un hotel modesto en el que llevaba casi dos meses, saliendo solo para comer cuando podía dar dos pasos sin sentir que se le revolvía el estomago.
Caminó calle abajo hasta el super que por suerte abría todo el día. Entró y como ya era una costumbre en él, se metió en el pasillo de la bollería y los dulces, pero solo para mirar. Desde que se quedó embarazado solo le apetecía comer chocolate a pesar de que lo odiaba.
Se recreó la vista y luego caminó en dirección contraria. Necesitaba proteínas y se dirigió al pasillo que tenía más cerca sintiendo una dolorosa punzada en el estómago, se llevó una mano a el gimiendo por lo bajo. Si no comía algo se desmayaría de un momento a otro...
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Tal vez
RomantikTal vez que su sueño se rompiera en mil pedazos fuera lo mejor que le podía haber pasado. En su momento solo lo vio como un gran problema que quiso que afrontar él solo, pero con el paso del tiempo vio que tal vez no estaba tan equivocado, que siemp...