Damia Moore soñaba con ser mamá soltera y darle todo su amor, atención y comprensión a un pequeño ser por lo que estaba dispuesta a todo por lograrlo, era una chica que cumplía todo lo que se proponía.
Maximiliano necesitaba ayudar a su madre y luc...
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Narra Max
Terminaba de revisar las fotografías que Damia había autorizado para el lanzamiento de publicidad de la próxima línea que seria lanzada para el mes del amor.
-Max-llamo Félix sacándome de mis pensamientos
-te escucho-respondí concentrado y se acercó curioso
-me pregunto como es que ustedes se enamoraron y ahora son una pareja-soltó pensativo -su primer beso o su primera cita, imagino que fue de ensueño para que hayas conquistado el corazón de mi Damia- decía emocionado mientras suspiraba y deje de escribir, nosotros nunca habíamos tenido una cita o formalizado.
Temía que ella se incomodara o no quisiera algo serio.
-no me digas que no han tenido una cita- me veía sorprendido y negué tímidamente -¿Cómo esto es posible?- Susurro dejándose caer en el asiento
-pienso que seria lindo que tengas el detalle de tener una cita con ella-sugirió y lo mire convenciéndome -yo te ayudo-animo y afirme seguro
-hagámoslo-solté y celebro dando saltitos
-¿alguna idea en mente?-pregunto curioso y en verdad había tenido muy pocas citas en el pasado, por lo que no tenia muy buena experiencia en este campo de las relaciones.
-bueno, tengo algunas ideas-solté nervioso del resultado, Damia era alguien tranquila le gustaba el café y los atardeceres, el frío y los días lluviosos.
-la abuelita y mamá Moore ya están enteradas- dijo al verme elegir y reservar donde seria la cita.
-no, bueno sospecho que la abuelita Moore ya sabe-respondí con una sonrisa, siempre me veía curiosa y tiraba indirectas a mi persona.
Tenía tanta fe que reserve para la cita sin tener respuesta, los nervios se hicieron presentes doliéndome el estomagó.
-te deseo suerte-animo al escuchar mi plan el cual aprobó.
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Esperaba que aceptara tener una cita conmigo.
Rezaba a todos los santos en este momento al que le pregunte, mi corazón latía frenéticamente y empezaba a tener mi garganta seca
-¿quieres tener una cita conmigo?-pregunte nervioso
-yo...- estaba sorprendida, contaba los segundos esperando su respuesta -si quiero-completo y agradecí a el cielo.
-gracias-solté acariciando su cabello y me veía tímidamente, suspire y uní nuestras frentes, sonreí estúpidamente -gracias por aceptar tener una cita conmigo- aclare y soltó unas risitas.
