Capítulo 14

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Narra Adriá

El empacar con una persona que no tolero es pan comido. Mientras que tener que vivir con él, será un suplicio. Sin embargo, trato de atraer lo bueno a través de pensamientos positivos.

Además, de que a cada minuto me recuerdo porque motivo voy a convivir con mi extraño esposo. Pero ¿cómo obtendré la información que necesito si mantengo esta actitud frente a él?, es lo que en estos momentos me pregunto, a la vez que lo observó mientras estamos de camino a la casa de seguridad que mi padre asignó para nosotros. Porque claro, a pesar de que mi padre me esta enviando a la casa del lobo no permitirá que este totalmente sola a merced de Dareck, por muy esposo que sea.

Tengo que empezar a mostrarme menos hostil, sin embargo, no puedo bajar la guardia. Y tampoco debo mostrarme amable tan rápido, tiene que ser procesual para que no este alerta a mis intenciones.

Entre estas y otras cavilaciones finalmente llegamos a la que sería nuestra casa por lo que sea que dure este extraño matrimonio. El silencio que se apodero de ambos es dejado atrás una vez que estamos en la comodidad de la sala de estar.

—¿Puedo deducir que ya has estado aquí? O ¿me equivoco? —indaga Dareck, como si ya conociera la respuesta por la expresión en mi rostro.

—Claro que no he estado aquí, listillo. —resoplo frustrada.

—Pues es para mi un honor presentarle nuestro castillo, princesa. —sonríe con esa petulancia en su voz. —Por su izquierda esta la cocina, y en su derecha una pequeña oficina. En aquella puerta al lado de la cocina esta un baño de invitado, y todo esto es la sala. Ahora, si me acompaña al siguiente nivel le mostraré la habitación.

Enarco una ceja al escucharlo hablar en singular.

—¿Escuché bien? Solo hay una habitación.

—En teoría, digamos que solamente hay una habitación amueblada. Las otras dos están vacías.

—¿Dónde vas a dormir? —le pregunto curiosa, porque ni loca permitiré que duerma en la misma cama que yo, antes muerta.

—¿Cómo que donde voy a dormir? Obviamente, que en la habitación que me otorgaron.

—No vas a dormir ahí, si hay una sola habitación disponible seré yo quien la utilice.

—¿Y dónde sugiere la princesa que duerma?

—Bueno, puedes dormir en aquí en la sala en el sofá, o en el suelo. En realidad, no me interesa. —Muevo mi mano mostrando que me importa un pepino donde duerma. Comienzo a subir las escaleras cuando siento que se adelanta y abre la puerta de la habitación. Trato de entrar, pero me lo impide.

—Sé que en este territorio eres la princesa, y que es muy probable que todos anden como perritos falderos por complacerla. Pero permíteme decirte, querida esposa, que tienes una de dos opciones. —Se cruza de brazos y su cuerpo esta amplio que no deja margen donde pueda escabullirme. Por lo que tengo que prestarle atención. —Primera opción, duermes en la misma habitación que tu querido esposo para seguir aparentando esta farsa, o tu segunda opción es que sigas el ejemplo que me diste y duermas en el sofá o en el suelo. Tú decides, princesa.

Odio como me llama con su voz tan petulante.

—¿Dónde está tu caballerosidad?

—Princesa, lamento decirte que no tengo un gramo de caballerosidad activa. —se aleja de la puerta dejando el espacio justo para que pueda entrar—Pero esa es tu decisión. Voy a ir a bañarme y luego me acostaré, puedes hacer lo que quieras.

—Crees que soy idiota y no sé de tus malas intenciones?

—¿Cuáles malas intenciones, princesa? ¿Crees que me aprovecharé de ti?

—Sí, es justo lo que creo.

—Escúchame bien, princesita. No te voy a negar que me atraes, por algo eres mi alma gemela, pero más allá de eso no voy a sucumbir porque no me interesa. —Antes de que le respondiera el desgraciado cerró la puerta del baño.

Como deseo tirarle algo a la cabeza.

Como se atreve a insinuar que no le intereso, él es quien no me interesa. Soy yo la que no deseo siquiera tenerlo enfrente. ¡Estúpido! ¡Idiota! ¿Quién se cree?

Pero me las va a pagar.

Ahora bien, con cabeza fría vamos a pensar en nuestros siguientes movimientos.

Narra Dareck

Podía sentir las malas vibras del ambiente una vez que salí del baño, con mi habitual pantalón de chándal gris sin camiseta. Quiero ver que tanto resiste mi princesa de fuego, aunque en estos momentos su fuego lo quiera utilizar para reducirme a cenizas.

No siquiera me dirigió la palabra, pero pude ver su interés al posar su vista más tiempo de lo que podríamos catalogar que seria normal. Cuando se dio cuenta de mi sonrisa, se enfurruñó y se dirigió al baño cerrando de golpe la puerta.

No entiendo porque me divierte tanto sacarla de sus casillas, de esa pose de princesa perfecta. Aunque puede ser que en el fondo busco excusa para estar cerca de ella. Si ella me lo pidiera por supuesto que le hubiese cedo la cama, pero todo mi ser me grita que necesito su cercanía, su olor, necesito su...

Corto mis pensamientos porque no quiero tener una erección por estar pensando en ella, lo cual sería muy vergonzoso si me viera en ese estado. Con justa razón me diría degenerado.

Me estiro en mi lado de la cama, dejándole el lado derecho que esta cerca a la pared. Ya que como tengo el sueño liviano si alguien intentara entrar por la ventana o la puerta podre defendernos y estar más alerta.

Cerré los ojos aparentando que esta dormido, justo en el momento que Adriá giró la manija de la puerta del baño. Sin embargo, mi curiosidad no dejo que dejara pasar la oportunidad de observarla una vez más. Aproveche que estaba buscando algo en su maleta, para apreciarla, aunque sea unos segundos. Ni siquiera se volteo mientras se aplicaba su crema corporal, y yo como un acosador me quedé admirándola.

Deje de mirarla porque si seguía en esta vía, sería muy difícil cumplir con mi misión. Algo que nos enseñan desde pequeños es que debemos saber separar el amor de los negocios. Por muy crudo que suene no puedo permitir que el amor germine entre nosotros.

...

Comencé mi día como normalmente siempre lo he hecho, cuando tengo la oportunidad. Sali para correr antes del amanecer, yendo un poco más lejos que ayer superando mi tiempo. Me senté para esperar que el sol se elevase en su máximo esplendor, mientras mi admiración se expande. Nunca me cansare de regocijarme por ver salir este astro, es como si me dijera que siempre vencerá las tinieblas y su luz opacara la maldad.

Solo en estos momentos me permito ser alguien normal y corriente. Antes de que este totalmente en el cielo, me levanto de un salto y me pongo alerta al sentir una mala vibra envolver el lugar.

—Muchacho, que bueno eres percibiendo tu entorno. —Me aplaude con gracia, y sale de los arbustos donde estaba escondido—Don, no se ha equivocado contigo.

—¿Me conoces? —Lo escudriño, sabiendo la respuesta. Cuando notó que le falta una oreja, y que una cicatriz le recorre desde el ojo derecho hasta la mejilla izquierda, la nariz quedando en un extraño ángulo.

—Quien no te reconocería, Maquina. —susurra como si me quisiera contar un secreto—Estas haciendo un buen trabajo, muy pronto cuando el rey este comiendo de tus manos atacaremos. Prepárate para entonces, porque tu nos guiaras hacia el trono.

Antes de que le contestara, se fue estrepitosamente. Tengo que averiguar cuantas personas en este territorio están con Don. Porque me huele que sin me enviaron en este momento, es porque el golpe de estado esta mas cerca de lo que creemos.

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