Narra Adriá
Esta noche fue caóticamente un desastre. Aun siento como si fuera impulsada por la adrenalina y a la misma vez, tengo un tumulto de pensamientos que se amotinan en mi mente, tan solo de pensar que mi mejor amiga aun se encuentra en aquel lugar. Esa incertidumbre de no saber como se encuentra me carcome lento y fuerte. Hoy es un día muy especial para ella, o era, ya que este evento dejara marcas indelebles en nuestras vidas. Cuanto quisiera poder haber impedido este suceso, sin embargo, nada puedo hacer.
Me molesta que me mandaran de regreso al territorio, como si no pudiera hacer nada en contra de nuestros enemigos. Creo que la sobreprotección de mi padre, Dareck y Duncan ha estropeado su cerebro, puesto que no se detienen a pensar que como princesa y futura Reina de los demonios he sido entrenada, que no tenga experiencia en batalla es otro detalle que debatir. Pero si me siguen sobreprotegiendo en el momento que lo necesite no podré defenderme. Esta es una situación que seguirá pasando si no me doy mi lugar.
Ya basta que los demás peleen las batallas que me corresponde a mi pelear. Es hora de que demuestre que merezco ser la heredera, que ese reino, aunque no es mi deseo gobernar me pertenece. Y que puedo ser una roca fuerte para mi pueblo.
Un aullido me saca de mi determinaciones, y me pone alerta, al parecer tendré que demostrarles a todos que soy digna de ser hija del rey demonio.
—Princesa, unos lobos nos han seguido todo el camino desde que salimos del club—menciona el ejecutor.
—¿Por qué me informas ahora? —le reclamo
—No quería ponerla nerviosa. —me da una excusa pobre.
—Cuando suceden cosas así es mejor estar prevenidos, deberías haberlo comunicado con tiempo. Podríamos haber pedido refuerzos. —le comunico—Aunque tendremos que detenernos y pelear.
—No, princesa. Mi trabajo en este momento es llevarla con bien hasta el territorio.
—No entiendes que en cualquier momento nos alcanzaran, además se defenderme. Solo debemos saber si no estamos en desventaja.
—No, no me detendré.
—Te estoy dando una orden. —Le comuniqué con autoridad.
—Lo siento, pero tengo una orden directa. —menciona con terquedad, mientras me quedó boquiabierta. Es decir, ¿que la palabra de Dareck y Duncan tienen más peso que la mía?
—Se te olvida...—mis reclamos son detenidos cuando varios lobos se estrellan contra nuestro auto aun en movimiento, no puedo evitar gritar por la sorpresa.
—Sosténgase fuerte, princesa. Nos quieren sacar de la carretera.
El nudo en mi garganta ocasionada por los nervios no me permite responderle. Simplemente me dejo guiar y me sostengo como puedo, mientras seguimos tambaleándonos por el impacto que están ocasionando. Parecen una manada de elefantes tratando de volcarnos hacia el precipicio. Solo puedo gritar cuando sacan el auto y volamos, puedo sentir como vamos cayendo, pero antes de que lleguemos al final del precipicio tocó al ejecutor y nos transporto hasta la casa de mi padre.
¡Bendita sea la diosa Luz quien me otorgo este don!
Observó como el ejecutor, quien no tengo idea de su nombre, aunque ya me lo presentaron, abre los ojos y se sorprende de encontrarse en este lugar.
—¿Cómo llegamos hasta aquí? —Me cuestiona.
—No recuerdas que tengo el don de teletransportarme. De hecho, todos en la familia de mi padre.
—Tiene razón, no me acor...
—¿Hija?, ¿Qué haces aquí? —pregunta preocupado mi padre.
Corro a los brazos de mi padre, y es cuando todo el peso de todo lo sucedido cae con fuerza sobre mis hombros. Trato de sofocar mis lagrimas que tratan de soltarse de su cauce. Sin embargo, debo mostrar que puedo hacerles frente a situaciones adversas.
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El legado
Fantasy- ¡Te amo Adriá! Dame una oportunidad de ser más que tu amigo. ¡El dilema de mi vida! Tan solo hace unos días deseaba escuchar esta proposición, cuando era libre para tomar la decisión afirmativa que quería darle, pero ya es tarde. ¿Por qué ahora qu...