25 | Rutina | KageHina

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Rutina (Deseo + Responsabilidad sexual): Propio del apareamiento.

Para Kageyama, cuidar de su Omega era una prioridad, porque ni importaba nada más que su precioso Omega con olor a naranjas.


Después de pasar el celo juntos, Kageyama procura a su Omega, era una rutina que tenían desde que se volvieron pareja, por lo que hacerlo se volvió una costumbre y no le importaba si con ello hacía feliz a Hinata

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Después de pasar el celo juntos, Kageyama procura a su Omega, era una rutina que tenían desde que se volvieron pareja, por lo que hacerlo se volvió una costumbre y no le importaba si con ello hacía feliz a Hinata.

—Tobio — susurro Hinata en cuanto vio que su Alfa se levantó de la cama — quiero un vaso de agua, ya no hay — dijo mientras señalaba la mesita de noche que se encontraba a un lado de la cama en donde se podía notar la jarra que siempre tenían llena de agua, vacía.

—¿Solo eso necesitas? — le pregunto mientras le dedicaba una sonrisa, cosa que siempre lograba sorprender a su Omega porque Tobio pocas veces sonreía.

—También quiero un beso — Hinata cerró los ojos y abultó los labios esperando su ansiado beso.

Sin embargo, pasaron los segundos y este nunca llegó, al abrir los ojos, noto que el más alto ya no se encontraba en la habitación. Refunfuño como si de un pequeño gato se tratase al no tener su anhelado beso.

—Kageyama malo — susurro para sí mismo.

Los minutos pasaron hasta que vio cómo su Alfa entraba por aquella puerta con un vaso de agua.

—Aquí tienes tu agua Hinata — le dijo Kageyama, para después acostarse a un lado del Omega porque al estar a su lado se permitía ser él mismo, además, amaba el aroma de su Omega.

Porque esa era la rutina que tenían, después de hacer el amor, Kageyama siempre se recostaba a un lado del Omega y se dedicaba a embriagarse de su aroma, ese dulce olor a naranjas que lo volvía loco y amaba.

Y para Hinata no era tan diferente porque amaba aquella rutina del Alfa en donde recostaba su cabeza en su vientre y lo acariciaba delicadamente, lo que siempre le provocaba cosquillas, pero no podía dejar de amar.

Siempre terminaban hablando de lo mismo, de poder formar una familia, Kageyama quería tener minis Hinatas corriendo por la casa, mientras que Hinata quería tener minis Tobios.

Sin embargo, ambos serían felices si pudieran tener un bebé.

—Te amo Hinata — susurro Kageyama mientras se abrazaba al Omega, escondiendo su rostro porque se había sonrojado hasta el punto de parecer un tomate.

Y Hinata no estaba mejor porque escuchar a su Alfa decir aquellas palabras siempre le provocaba cosas que no sabía que podía sentir.

—Yo también te amo Kageyama — con sus manos cubrió su cara porque podía sentirla arder y no soportaba la vergüenza que esas palabras le generaron.

Y es que aquello, aunque no lo parezca, era una rutina.

El hacer el amor cada cierto tiempo, levantarse porque Hinata se moría de sed y siempre se terminaba el agua porque según a palabras del Omega debía de hidratarse mientras tenían relaciones porque sudaba demasiado y ahí se iba el agua que consumía, por lo que al finalizar debía de buscar más, para finalmente recostarse a un lado de su Omega y hablar del futuro que quería juntos.

Porque siempre terminaban hablando de querer una familia y que aún eran muy jóvenes para tener cachorros, por lo que era mejor esperar y ser económicamente estables, porque Hinata era un derrochador en toda la extensión de la palabra, siempre compraba cosas innecesarias, como esa esa maceta de balón de voleibol que ni siquiera habían utilizado.

Pero que no le importaba porque se veía bonita como adorno.

Y Kageyama no podía ser más feliz de lo que ya era, porque su rutina siempre era la misma y él la amaba porque era en esos momentos en donde podía disfrutar por completo de su Omega.



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¡Omegacember! | 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora