¡Omegacember! | 2023

29 | Dulces | IruAzz

Dulces (Cortejo): Puede ser obsequio u ofrenda para el Omega, ya que son quienes tienen tendencia a comidas dulces. Aunque también podría recibirlo un alfa.

Iruma es un Omega que ama los dulces y Alice no duda en proveerlos al Omega en un intento de cortejo, de poder ganarse un poco más su amor.

—Iruma-sama — habló el peli-rosa mientras iba ingresando a aquella habitación en donde se encontraba el Omega haciendo sus deberes escolares.

—Oh eres tú Azz — le respondió con aquel mote cariñoso que le había puesto después de que se volvieran mejores amigos — me alegra verte, ven te quiero mostrar algo — le dijo con aquella singular voz, aquella que siempre lograba transmitirle tranquilidad.

Dio un par de pasos hasta que pudo llegar hasta donde se encontraba el más bajo, él se encontraba viendo aquella revista en la cual se podían apreciar distintos tipos de postres. La sonrisa que se dibujaba en los labios del más bajo cuando veía aquellos dulces y postres era tan linda y cálida que siempre era un deleite para sus ojos el verlo.

—¿Te gustan muchos los dulces? — preguntó, manteniendo la distancia del más bajo, le miró fijamente.

Iruma es nieto del jefe del clan principal, él era hijo de una de las jefas de un clan menor, básicamente los pilares que hacían que el clan principal estuviera por encima de todos, además, los clanes que funcionaban como pilares eran los que mantenían la paz en todos los clanes.

Alice no tenía por qué estar al servicio de Iruma, pero aquel Omega le gustó tanto que no le importó ser su fiel seguidor.

Pasar todo el tiempo a su lado, ayudarle en lo que necesitaba e incluso realizar tareas que en un pasado no hubiera imaginado en hacer, solo por ese Omega.

No se arrepentía de nada, no cuando siempre tenía la dicha de ver a ese Omega que en algunas ocasiones lo vuelve loco.

Con el pasar de los días, Alice había comenzado con el cortejo hacia el Omega, siempre le compraba aquellos dulces, pastelitos e incluso galletas que sabía que le gustaban, incluso llegó a aprender a preparar aquellos muffins que le regalo una vez porque Iruma le había dicho que eran los mejores que había probado, por lo que Alice lo tomo como un reto y aprendió a hacerlo.

—Me gusta las galletas glaseadas que me preparas — le había dicho el Omega al Alfa cuando vio que esta venia entrando a la habitación con una pequeña bandeja en manos, en ella traía algunas galletas y un vaso de leche fresca, la emoción se podía notar en sus azules ojos, ese brillo particular cuando algo le gustaba.

—Para mí es todo un honor prepararlas — le había respondido Alice mientras delicadamente le acariciaba la mejilla.

Iruma se sonrojo inmediatamente ante el contacto del peli-rosa porque no creía que fuera a hacer algo así, además que era uno de sus mejores amigos, sin embargo, conforme pasaba el tiempo pudo darse cuenta de las claras intenciones de Alice, lo que provocó que pensara tantas cosas y la principal duda era ¿Podía corresponder a sus sentimientos?

No iba a negar que Alice era una persona agradable, incluso le gustaba su compañía, además siempre le regalaba esos dulces que vio una vez en aquella revista, también le preparaba sus galletas favoritas, aunque sabía perfectamente que Alice no era un cocinero excepcional, el simple hecho de saber que lo hace por él, le agradaba y gustaba.

—Creo que me gusta — se dijo aquel día que se encontraba solo en su habitación, después de pensar mucho en Alice y en cómo lo trataba, fue que empezó a darse cuenta de los sentimientos que poco a poco iban colándose en su corazón y mente.

Cuando Alice llegará nuevamente se lo diría, le diría cuánto le gusta, le diría que se ha ganado su corazón como nunca nadie más lo había hecho.

Porque simplemente comenzar a cortejarlo con bocadillos, pastelitos y dulces, era lo mejor que le había pasado porque Alice lo conocía perfectamente.

Así como Alice se había esforzado por enamorarlo con los dulces que él más amaba, él se encargaría de lo mismo, lo enamoraría con pequeños dulces que sabía le encantaban al Alfa, porque su manera de cortejarlo fue tan linda que no pudo evitar caer ante él y no se arrepentía por ello.