EXTRA 5AYDA
Salí corriendo de la clínica porque había recibido una llamada del instituto por un problema había pasado con uno de mis hijos. Que no me dieran más información que eso era lo que más me molestaba, no entendía qué podía ser tan grave como para que me tuvieran que sacar del trabajo para ir inmediatamente y hablar con el director.
Kale ya se había metido en líos antes y esperaba profundamente que no fuera él otra vez, porque ya nos habían dado varios ultimátum sobre su expulsión definitiva y Frank había tenido que donar mucho dinero para que esos ultimátum siguieran siendo solo eso. No sé cuánto me gustaba que mis hijos estuvieran en un lugar así de fácil de manipular, que veían un poco de dinero y ya olvidaban todo lo que había pasado, aunque fuera poco tiempo antes de recibir otra gran suma de dinero.
Cogí el teléfono mientras conducía por las calles de Londres, donde nos mudamos hacía ya doce años, cuando mis bebés sólo tenían cuatro añitos. Muchas madres añoraban que sus hijos volvieran a ser pequeños, pero creo que yo no soportaría tener otra vez a esos bichitos revoloteando por todos lados y pintando las paredes.
Marqué el número de Frank, para saber si a él también lo habían llamado, porque si nos llamaban a los dos era porque de verdad sería muy importante y serio.
—¿Te han llamado a ti también? —preguntó en cuanto cogió la llamada.
Suspiré, entonces sí que sería algo muy serio.
—Sí, ¿crees que ahora sí que lo expulsarán?
Me paré en un semáforo que se había puesto en rojo, pasándome la mano por el pelo, en busca de calmar el nerviosismo que se había instalado a lo largo de mi cuerpo.
—No hay nada que un poco de dinero no solucione para estos capullos. —gruñó enfadado, sabiendo que iba a tener que hacer una donación más. —No sé qué podemos hacer con Kale, esto se está saliendo de control. La última fue la semana pasada y ya no sé si lo que intentan es sacar el dinero o darle lecciones.
Me quedé un momento en silencio. Mi marido tenía razón, Kale la semana pasada se había metido en una pelea que casi hace que los padres del otro chico nos denunciaran por lo brutales que fueron los golpes. En cierto modo, mi hijo me recordaba a Frank, que con su edad también estaba metido en líos innecesarios y peleas que no tenían nada que ver con él.
—¿Y si volvemos a Florencia, Frank?—dije de forma repentina, ni si quiera lo habíamos hablado antes, pero ahora mismo me parecía la mejor opción.
Que mis hijos cambiaran de aires, que volvieran al lugar donde nacieron y más en un sitio tan pintoresco como lo era Italia. En cierto modo me recordaba a España y eso me hacía querer estar ahí. Pero tampoco podía olvidarme de Richmond ni de mi madre y amigos que seguían estando allí.
Solíamos volver en fechas específicas. Navidad, año nuevo, a veces en verano aprovechando que los niños no tenían clase. Echaba de menos a todos, pero era muy feliz con la vida que tenía ahora también. Había conseguido abrir una clínica propia y un refugio para animales que cada vez se iba expandiendo más y los ricos con los que Frank trabajaba les gustaba donar un buen monto de dinero para sentirse mejor con ellos mismos y salir en el periódico.
—¿Quieres hacerlo de verdad?
—No sé cómo se tomarán esto los niños, Frank. No quiero que luego nos lo echen en cara. —me sinceré, volviendo a quedarme estancada en un semáforo. — Victoria no puede vivir sin Charlotte y no sé cómo se tomará Alex que nos mudemos.

ESTÁS LEYENDO
V I R A H A
Fiksi RemajaUna relación estable, una enfermedad y un viaje. Así describiría yo lo que fue mi vida. Dejé todo, mi chico, mi casa, absolutamente todo por mí mejor amiga sin dudarlo. Así que, cuando volví con el rabo entre las patas, el que ahora era mi exnovio...