Todo iba de maravilla para Nico Hülkenberg, todo justo como siempre debió ser.
Frente a él, Sergio Pérez jugaba animadamente con su pequeña hija, era una imagen que lograba calentar su pecho, era simplemente hermosa, una imagen tan familiar que le traía viejos sentimientos que conocía perfectamente.
Estaba perdidamente enamorado del mexicano, aquello se remontaba a su tiempo como compañeros de equipo, lo recordaba como si fuera ayer. Jamás se sintió particularmente atraído hacia nadie, ni siquiera al mismo Checo, al menos no en un inicio.
La historia había sido distinta una vez que había tomado cercanía con él, el pelinegro era simplemente perfecto, perfecto para él, tanto que fue una decepción cuando sus intentos de coquetear con él no fueron correspondidos, Checo era cariñoso, amable y divertido, todo lo que él buscaba en una pareja, por ello se esforzó en convertirse exactamente en lo que el mexicano necesitaba y buscaba, situación que nunca dió frutos.
Eventualmente el alemán siguió adelante y se casó, se enamoró de una mujer magnífica que se convirtió en la madre de su pequeña hija, lamentablemente las cosas no fueron como ambos hubieran deseado, causando su divorcio, no había drama de por medio, se llevaban bien y hacían un gran trabajo criando a la niña, habían quedado como buenos amigos y el rubio incluso había conocido a la nueva pareja de su exesposa.
- Nico, ¿Dónde la dejo? - la voz del pecoso dueño de sus pensamientos llama su atención.
- Vamos a su habitación -
La pequeña niña se había quedado dormida en los brazos de Sergio, regalando una imagen magnífica.
- Serías un gran padre - menciona el más alto cuando el pelinegro ha dejado a la niña en su cama.
"Serías un gran padre", había escuchado esas palabras de Max, el neerlandés se lo había dicho en más de una ocasión y le había hecho saber más de una vez sus deseos de que algún día formaran una familia, y él le había creído, realmente pensó que podrían tener sus propios hijos, el rubio había avivado nuevamente sus deseos de tener una familia con alguien que lo amara, con alguien que fuese feliz.
Aquello no era más que un sueño una vez más, un sueño que lentamente volvía a alejarse, un sueño imposible para él.
- ¿Estás bien Checo? - el rubio pregunta cuando ha notado el cambio en el semblante de su amigo.
- Si... yo solo... yo no... - murmura sin encontrar las palabras indicadas.
- Oh cielo -
Hülkenberg se acerca a él envolviéndolo rápidamente en un fuerte abrazo, casi como si tratara de protegerlo de sus propios pensamientos, se imaginaba el porqué la reacción del pecoso, ya estaba al tanto de la fallida relación con Max.
Honestamente no pensaba que Verstappen iba a llegar tan lejos, no entendía que había sido diferente entre él y Checo, porque si, Nico sabía que Max gustaba de Sergio desde hace algún tiempo, cuando aún era compañero del pelinegro había notado la cara de pocos amigos del rubio hacia su persona e incluso una vez que estuvieron en equipos separados el joven parecía casi odiarlo, cada vez que se encontraban en la misma sala Max parecía casi desesperado por la atención del mexicano.
- Está bien, ahora todo va a estar bien, no te preocupes por él - tarto de consolarle - Todo será perfecto de ahora en adelante, ese idiota no merece tu atención -
El se encargaría de que Checo olvidara todo lo que Verstappen significaba.
- Lo siento, debo parecer un idiota -
- No lo haces, es normal que aún te encuentres sensible, es una herida abierta -
- Si pero... todos se han esforzado para que mejore y aún no puedo dejar de pensar en él -
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Mastermind || Chestappen
FanfictionMax había quedado flechado por Sergio desde la primera vez que lo vió, los planetas, el destino y todas las estrellas se alinearon y terminaron en la misma sala, y cuando Sergio lo saludo con una de sus brillantes sonrisas y le dió la mano bastó par...